viernes, 13 de julio de 2018

PARTE III: Trilogía de Espeleología en Cantabria - Coventosa en Arredondo: la Mezquita Sagrada

"Por mucho que se ponderen sus bellezas naturales nunca se podrá dar idea exacta de lo que es en realidad... Salones inmensos, bóvedas altísimas, galerías laberínticas, bosques de columnas, y las formas pétreas más variadas... y acordándome de que en Francia son objeto de turismo
y han producido grandes ingresos unas grutas pobres y mezquinas, que no pasan de ser simples grietas, comparándolas con las nuestras, me consuelo, me reanimo y hasta llego a formar la ilusión de que también en Cantabria algún día se hará algo." 
Palabras del padre Carballo, fundador del Museo de Prehistoria de Santander, tras su visita a Coventosa en el año 1925.

Hablar del sistema Cueto-Coventosa es hablar prácticamente de un desproporcionado templo sagrado. El lugar de peregrinación que todo devoto de los mundos subterráneos naturales en nuestro país debería visitar, al menos, una vez en la vida. Vamos que, si tomamos la comunidad de Cantabria como indiscutible Meca de la espeleología española, sin duda, Coventosa vendría a ser su principal Mezquita Sagrada.

La conocida travesía que comienza adentrándose en la Sima de Cueto y termina con la salida por la Cueva de Coventosa es la joya preciosa de la espeleología en España. Aquí se podría matizar que, aunque ésta sea la travesía más famosa y codiciada, es superada en número de visitantes por la travesía Sil de las Perlas-Valporquero (León) que tiene menor recorrido y dificultad. En cambio, Cueto-Coventosa, es mucho más técnica, peligrosa y larga; lo que la convierte en un reto menos asequible al común de los mortales.
La travesía Cueto-Coventosa se realiza normalmente en unas 15-16 horas, con un recorrido total de 6,5 kilómetros y que requiere un nivel técnico y físico muy alto. Se supera un desnivel total de 695 metros. Con tan solo mencionar que, en la Sima de Cueto hay que superar el Pozo Juhué, que es una caída vertical al oscuro vacío de más de 300 metros, hace que nos hagamos una idea de la magnitud y peligrosidad de este escenario. Culminar con éxito esta travesía es el deseo de todo espeleólogo que se precie, pero es sólo apta para los más fuertes y experimentados.

Boca de entrada a Coventosa. El aire que sopla constantemente por aquí fue el responsable del nombre de esta mítica cueva.

Nosotros, como se ha podido ver en las anteriores entradas de esta trilogía (parte I aquí, y parte II por aquí), íbamos sólo dos personas y carecíamos del nivel y experiencia adecuados para enfrentarnos a la travesía completa, así que, por el momento, nos tuvimos que contentar con explorar una pequeñísima parte de este enorme sistema subterráneo en un 'espeleopaseo' como los que organizan algunas empresas de aventura en este mismo lugar. Y dimos sólo un 'paseo' de unas 3 horas y pico por su interior ya que recorrerla en su totalidad lleva nada menos que entre 3 y 4 días...

Y es que, la Cueva de Coventosa es la 6ª cavidad más larga de Cantabria con 35 kilómetros de desarrollo total, y también es la 6ª en el ránking de las que más desnivel tienen de esta comunidad autónoma (con 815 metros de diferencia entre su punto más elevado y el más bajo). Esto se deja notar también en las grandes dimensiones de su boca de entrada y en que, al igual que la gran y cercana Cueva Cañuela, esta cueva sopla constantemente vientos gélidos al exterior. Todas estas características: grandiosidad de algunos cañones y salas, dificultad técnica alta, gran desgaste físico, longitud del sistema, complejidad de la topografía y orientación, tener que atravesar verdaderos lagos subterráneos con agua a muy baja temperatura, etc... hacen que también éste sea el escenario de varios rescates de espeleólogos perdidos o lesionados, prácticamente, todos los años.

Topografía de la planta completa del Sistema Cueto-Coventosa-Cuvera de 35 kilómetros. Nosotros apenas arañamos con nuestro 'espeleopaseo' una mínima parte de esta inmensidad subterránea (compárese esta imagen con la que se incluye más adelante reflejando el recorrido final que nosotros hicimos. Ampliar pulsando sobre la imagen).
Descargada de la página del Club Espleleológico Viana.

La travesía que se desarrolla en este escenario es muy dura... pero nuestras pretensiones aquí eran mucho más modestas. Nos informamos y descargamos las topografías con la idea de ir solamente hasta la Sala de los Fantasmas, que es de las más bonitas de todo este sistema subterráneo y que se encuentra bajo la boca de la cueva, en un nivel inferior al de ésta (parece fácil dicho así, pero tiene su miga llegar hasta ahí...). Esta sala no es usualmente visitada por la gente que hace la travesía Cueto-Coventosa, ya que supone desviarse de su camino hacia la salida justo cuando ya casi están en ella, de modo que a pesar de ser una de las salas más concrecionadas y espectaculares, no suele tener mucha afluencia de visitantes.

Así pues, una vez aparcado el coche en Val de Asón (cogiendo el desvío que aparece a la derecha tras el kilómetro 3 de la carretera CA-265 que lleva de Arredondo a La Gándara) y cubierta la distancia de la aproximación por un sendero bien marcado nos encontramos de nuevo ateridos de frío ante una corriente de aire que surge de las entrañas de la tierra. Nos ponemos el equipo, dejamos aviso en la central del l12 notificando la hora de entrada y la hora prevista de salida y, ¡al lío!

Pequeño vídeo que muestra parcialmente la boca de entrada a Coventosa y la vegetación que la rodea.

Marcada con un punto rojo la boca de la Cueva de Coventosa, a la izquierda de la carretera. La aproximación se realiza desde Val de Asón y nos lleva unos 15 minutos siguiendo una senda bien marcada.
Hemos mencionado que, al igual que la Cueva Cañuela, aquí en Coventosa hay una fuerte corriente constante de viento. Ambas cuevas se encuentran muy cerca la una de la otra, de hecho, al parecer, hace muchísimo tiempo ambas estuvieron unidas, siendo parte del mismo sistema subterráneo. Observando las topografías de estas dos cuevas superpuestas con un mapa del terreno, los exploradores se dieron cuenta de que la 'Galería de los Saltimbanquis' de la Cueva Coventosa se encuentra a sólo 150 metros de la 'Galería del Tántalo' de la Cueva Cañuela; ambas siguen la misma dirección y están a casi la misma profundidad... pero no se han podido conectar físicamente dado que estos 150 metros de galería que unía ambas cuevas están colapsados por un enorme derrumbe.

Bueno, a lo que vamos... ya con el equipo puesto, nos adentramos en la oscuridad y lo primero que nos topamos es un recodo estrecho (estrecho en relación al resto de la cueva que nosotros vimos, pero que realmente tenía más de 2 metros de ancho) donde el aire se encajona y sopla con bastante fuerza. Tras esto las dimensiones de la galería aumentan mientras bajamos y bajamos por un terraplén bastante pisado que se asoma a un pozo cuyo fondo no se ve. No hay cuerdas, ni anclajes fijos para montar una instalación. Mal empezamos. ¿Y ahora qué? Un vistazo a la topografía. Hemos bajado demasiado.  Damos media vuelta para ascender unos 50 metros por la rampa que acabábamos de bajar y tomamos una gran galería que sale a nuestra izquierda. En esta galería se ven un par de 'ventanas' que se asoman al pozo al que no le veíamos el fondo por otro lado.

Las paredes, los techos, el fondo del pozo... todo está muy lejos, todo se ilumina difusamente con los insuficientes 350 lúmenes que llevamos cada uno en nuestra linterna frontal, porque aquí todo es realmente enorme.

Seguimos esta galería hasta llegar a una gran losa plana desprendida del techo, donde encontramos instalado un pasamanos que se acerca al borde de un resalte, la cuerda que baja el resalte y una nota en papel plastificado que dice, más o menos: "Por favor, no retirar la cuerda fija. Entre los días X e Y del mes de Julio de 2018 van a realizar la travesía varios grupos". Para los que realizan la travesía desde la Sima de Cueto, éste es casi, casi, el final. Sólo tienen que superar en ascenso este resalte de 15 metros (que ahora nosotros vamos a hacer en bajada) mediante la ayuda de la cuerda fijada aquí con anterioridad y, tras ascender por la gran galería por la que nosotros hemos llegado hasta aquí, ya habrán terminado sus 6,5 kilómetros de duro, bello y agotador recorrido subterráneo. Sería una broma pesada quitar la cuerda... pero a juzgar por la nota de aviso, no debe ser la primera vez que ha ocurrido. Desde luego, vaya una gracia tienen algunos... ya que subir este tramo en escalada libre sería realmente jugarse el tipo.

Nosotros nos preparamos para bajar, confiando en que nadie la quite antes de que volvamos...
Hermano Errante ajusta las poleas de su descensor 'Stop' a la cuerda de la instalación fija y baja los 15 metros, no sin antes tener que pelearse con la hinchada soga para hacerla correr por el aparato. Llega abajo y grita "¡Libre!" al soltarse. Es mi turno. Ajusto la cuerda a las poleas de mi 'Dressler' simple y empiezo a descender, cuando de pronto oigo voces en la parte de arriba. Estoy a mitad de descenso y, recordando que la fecha que ponía en el aviso para que no se retirase la cuerda había vencido hace un par de días, me acojono pensando que vienen a quitarla conmigo a medio camino. Voceamos a nuestros perseguidores al ver sus luces acercarse a la parte alta del resalte, para que sepan que estamos aquí. Termino de bajar, me desengancho y grito "Libre" al siguiente. Parece que no vienen a quitar la cuerda, ¡menos mal! Aunque nosotros llevamos cuerda, la deberíamos haber dejado instalada antes de bajar, y como estaba ésta, pues no la hemos instalado...
Total, que tras unos instantes se plantan ante nosotros dos hombres y una mujer. Vemos que uno de ellos lleva una camiseta de la ESOCAN (Fundación de Espeleosocorro Cántabro). Tras saludarnos, les preguntamos por la dirección que debemos tomar para llegar a la Sala de los Fantasmas, nos la indican y les preguntamos hacia dónde van ellos: "Tenemos que ir hasta los lagos para dejar trajes de neopreno a unos compañeros que van a hacer la travesía mañana" nos contestan. Eso nos tranquiliza, dado que esa respuesta implica que la cuerda que acabamos de usar para bajar, seguirá aquí cuando tengamos que subir. Tras las indicaciones y algo de breve "conversación espeleológica", seguimos cada grupo por su lado. Nosotros avanzamos hacia la izquierda (hacia el este) y ellos hacia la derecha de el enorme cañón subterráneo.

Seguimos descendiendo y pasamos por un laminador con el techo algo bajo, pero donde no es necesario arrastrarse y, al poco, ya se van viendo formaciones. Nos estamos adentrando en la Sala de las Columnas, donde la cueva vuelve a adquirir las dimensiones gigantescas que tenía en las grandes galerías del principio. En esta sala hay columnas de hasta 40 metros de altura.

Hermano Errante observando una de las columnas.
Vídeo llegando a la Sala de las Columnas, con la escasa luz de nuestros fontales.

¡Impresionante columna!

Llegando al final de la Sala de las Columnas, nos encontramos con una gran colada formado un muro que hay que trepar (este obstáculo no representa gran problema, aunque en un principio no sabíamos bien si este era el punto por donde debíamos avanzar) para pasar así a la llamada Sala de los Fantasmas que contiene grandes estalagmitas con la base mucho más ancha que la punta y que parecen personas tapadas con un velo, manta o sábana.

Vídeo por la Sala de los Fantasmas grabado por Hermano Errante

Fotografía de una parte de la Sala de los Fantasmas.

Columnas y estalactitas entre las sombras de la parte baja de la Sala de los Fantasmas.

Seguimos de frente, pues vemos que esto continúa, y así llegamos a la Sala de los Lapiceros, cuyo nombre se refiere a las estalagmitas que salen del suelo, ya que hay muchas de ellas y hay que andar con cuidado de no tropezar con ninguna.

Estalagmitas ya en la Sala de los Lapiceros. Vídeo grabado por Hermano Errante.

Otro vídeo grabado por mí mientras deambulaba por la Sala de los Lapiceros.

La sala se va haciendo más baja y estrecha aunque las formaciones continúan sucediéndose una tras otra, así que me adentro hasta el final para dar con la espectacular Sala del Espejo, cuyo suelo está encharcado y el chapoteo al avanzar provoca un inquietante eco. Aquí todo son columnas, estalactitas y estalagmitas de todos los tamaños, formas y colores. Un rincón bellísimo, sin duda, y el punto más lejano de nuestra exploración.

Descansando (bueno no, en realidad, estaba posando para la foto) en la Sala del Espejo.

Hermano Errante en la Sala del Espejo.

Otro vídeo grabado por Hermano Errante, en este caso saliendo de la Sala del Espejo y volviendo a la Sala de los Lapiceros.

Estamos a 1,5 kilómetros de la salida y a 150 metros de profundidad, en un nivel inferior bajo ella. Tras dar una vuelta y quedarnos maravillados con todos los rincones que vemos, iniciamos el camino de regreso por este laberíntico y espectacular museo de piedra.

Aunque, nos hemos quedado con ganas de más, y al volver a la galería donde bajaba la cuerda fija y estuvimos hablando con los otros espeleólogos, decidimos continuar un poco más hacia el oeste, superar un resalte de 5 metros por una cuerda fija instalada para tal fin y asomarnos desde la Sala del Declive a la Galería del Metro, cuyo nombre no es casualidad... ya que es tan grande como la galería de una estación de metro. O incluso más.

Tras asomarnos e investigar un poco, volvimos sobre nuestros pasos para superar el resalte de 5 metros, esta vez en bajada. Después buscamos de nuevo la cuerda fija por la cual ascendimos los 15 metros que nos separaban del nivel superior de la cavidad y desde ahí  continuamos subiendo hacia la salida mientras aún archivábamos las imágenes de las formaciones, de las espectaculares galerías y de las salas que acabábamos de visitar, en nuestras memorias.

Vídeo grabado para dejar constancia de la fuerte corriente de aire que sopla por el estrecho, justo antes de la salida.

Total, que salimos completamente maravillados de Coventosa, y con las ansias de volver en un futuro para hacer la travesía completa. Tiempo al tiempo.
Topografía de la planta de la primera parte de Coventosa. En rojo la ruta que realizamos (sin incluir el paso por la Galería del Metro). Compárese esta pequeña parte con la topografía completa que aparece más arriba para hacerse una idea de la magnitud de este grandioso sistema subterráneo cántabro.

Topografía del alzado de esta primera parte de Coventosa. En rojo el camino seguido hasta la Sala de los Fantasmas. No he marcado aquí la pequeña incursión que hicimos en la llamada Galería del Metro.

Fotografía de la estribación de la Sierra del Hornijo, a más de 1.100 metros sobre nosotros, tras nuestra salida de Coventosa.
Y bien, con esta entrada damos por finalizada la Trilogía de Espeleología en Cantabria. Espero que haya sido de su agrado.

En las próximas entradas volveremos ya a casa, a la siempre bella y variopinta provincia de Cuenca.

¡Hasta la próxima!

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