domingo, 23 de febrero de 2020

Simas Malditos 9 y Malditos 7: redescubriendo simas olvidadas

¡Hola de nuevo lectores errantes!

Os traigo... sí. Más de lo mismo. Ea... otra de simas.

Otra vez en la Muela de la Madera. Otra vez un día que amanecía con niebla. Vamos a redescubrir un par de simas que, hace un par de meses, fuimos a buscar para tener localizadas. Lo conseguimos y marcamos en el GPS la posición.

Tras nuestro trabajo previo, el día de autos nos reunimos con gente del club de espeleología con el que Hermano Errante y yo nos hemos federado este año: Club Diaclasa Villalba.

Tras repartir el material en un par de todoterreno, nos subimos de Villalba de la Sierra a la vecina población de Las Majadas y, pasándola de largo, avanzamos hacia la Muela de la Madera sobre caminos embarrados. Aparcamos. Descargamos el material. Vamos 7 personas a revisar dos simas que descubrió la Asociación Espeleológica Lobetum allá por los años 80. En concreto, dos de las simas marcadas con el nombre de "Malditos" y numeradas hasta la XII. 

Echar un ojo si queréis a esta entrada antigua sobre 'Malditos I', la primera de la saga: http://almaerrantedeestosmontes.blogspot.com/2019/10/sima-malditos-i-muela-de-la-madera.html

Va, a lo que vamos. Ahora toca ponerse el mono, luces, cámara... y, ¡acción!

Tras andar unos 200 metros desde el coche nos presentamos en la boca de la sima Malditos 7. Por lo que nos dice la topografía, tiene un pozo de casi 40 metros (más adelante os muestro la imagen de dicha topografía).

Somos muchos, y bajar todos en tropel es inviable. En ella se quedan Lupo, Sara y Rodri. Van a bajar y revisar la instalación.

Hermano Errante, Javi, Pacho y yo, vamos a hacer lo propio en el otro objetivo del día.

Seguimos camino durante unos 150 metros más y nos acercamos a la sima Malditos 9.

Es una dolina  con las copas secas de un par de pinos volcadas en ella. Se ve un agujero pegado a la roca entre esas ramas secas. Valoramos lo que hay.

Boca de entrada a la sima Malditos 9.

A simple vista, no vemos anclajes de cabecera, ni roca buena donde poder montar uno. Bajaremos de un anclaje natural, es decir, con la cuerda anclada a un pino. Monta Javi esta vez.

Bajamos anclados a un pino. Monta Javi, con un par de anti-roces.

La topografía nos marca una profundidad de 22,5 metros en la zona más baja de esta cavidad, contados desde la cabeza de la dolina. También parece ser que hay una sala. Aquí va la topografía de esta sima Malditos 9.

Topografía hecha por Lobetum y que aparece en el libro "Cavidades de Cuenca - I Muela de la Madera".

Una vez bajamos los 3 o 4 metros de dolina, nos adentramos en el agujero, que es amplio y poco profundo. Este agujero nos deposita en una pequeña rampa desde donde vemos una sala que va descendiendo en uno de sus extremos. Tiene unas dimensiones generosas.

Vista del pozo de entrada desde abajo y la sala.

Ya han bajado todos a la parte final de la sala. Bajo con cuidado sobre barro escurridizo y me encuentro esto:

Zona final de la sala, llena de arcilla y con vómito de algún animal.
No siempre se encuentran cosas bonitas bajo tierra...

Vómito de algún animal (¿una garduña, quizá?). Vaya... parece que esto no tiene mucho más...

Dejo aquí otro vídeo de la sala de esta sima Malditos 9:

Otra vista de la sala de la sima Malditos 9.

Alguna formación que había por allí...

Formaciones en la sala.

Y, vuelta para arriba... sube Hermano Errante primero. Mientras, seguimos curioseando rincones.

 Hermano Errante comienza el ascenso.

Hermano Errante comienza la subida desde la rampa que ocupa el centro de la sala.

Saliendo entre las maderas empotradas arrastradas por el agua.

Subo yo detrás, y grabo a Javi subiendo, ya desde arriba.

Javi saliendo.

Vale, pues ya hemos visto que la sima Malditos 9 no tenía mucho que admirar, y una vez estamos todos arriba, la dejamos instalada para cambiarnos con nuestros compañeros y bajar a la sima Malditos 7, donde ellos han estado curioseando.

Al llegar, vemos a Rodri en el anclaje de cabecera. Nos comenta un poco lo que nos vamos a encontrar. Tiene buena pinta.

Tras él sube Lupo, y detrás Sara. Lupo le deja un taladro a Hermano Errante para que, junto a Sara, instalen un anclaje más en cabecera; pues ellos han bajado de uno solo que dejaron instalado los compañeros de la Asociación Espeleológica Conquense Lobetum al explorarla. También va hacia el coche en busca de una barra de acero. La bajaremos al fondo, ya que dice que la zona terminal tiene pinta de poderse desobstruir y vamos a intentarlo.

Nos enfrentamos a esto:
Topografía de la sima Malditos 7. Hecha por Asociación Espeleológica Conquense Lobetum.

Tras montar un spit, Sara sube para ir con Fran y Lupo a la Malditos 9, y: Pacho, Javi y yo bajamos tras Hermano Errante a ver esta sima.

Pacho bajando con la barra de acero a la cabecera de la sima Malditos 7.

Bajamos (que es lo fácil) en un rápel volado (sin tocar las paredes) desde la cabecera y, tras pasar por una ventana en mitad del pozo que Hermano Errante investigó y vio cegada,  nos encontramos el primer problema, ya en la base del pozo.

Imagen desde la base del pozo de acceso a la sima Malditos 7.

Estamos en un sitio circular, de unos 2 metros de diámetro, y el asunto continúa bajando unos 5 o 6 metros por una rampa de suelo con piedras incrustadas en barro. Hay instalados spits para bajar, pero esas piedras sobre las que andamos se sueltan y son peligrosas...

Baja Hermano Errante el primero limpiando la rampa.

Bajando a la zona terminal de esta sima para ver si había posibilidad de desobstrucción.

Mientras van bajando, vuelvo a ver algo extraño. A mitad de pozo me había parecido ver una colada con color morado. Abajo lo vuelvo a ver. Me extraño: "¿qué cojones es esto?"
Extraño tono, ¿verdad? ¿Qué será?¿Algún mineral que arrastra el agua?

Extraño color de la roca...¿a alguien se le ocurre por qué puede producirse esto?

Mientras, baja Pacho a la parte final junto con Hermano Errante. Javi baja también, pero yo me quedo en la base del pozo principal. Abajo es estrecho y no cabemos todos.

Javi baja a la parte final.

Javi bajando con mucho cuidadito la rampa final.

Yo, sigo grabando paredes con esa extraña coloración magenta. Unos días  después he hablado con un amigo que trabaja en la Universidad de Madrid (no sé en cual exactamente) y le he pasado las imágenes de esta coloración morada para que lo ponga en conocimiento del profesor de Geología e intentar averiguar a qué se debe esta extraña pigmentación en la roca. Espero poder comunicarlo por aquí en cuanto me digan algo.

Nada... yo sigo flipando con el color de estas paredes...

Una vez están los 3 abajo, les digo que me dispongo a subir el pozo para ir agilizando la salida.

Aquí empiezan los sustos.

Al colgarme de la cuerda, la parte que hay sobre el pozo de piedras sueltas está arrastrando por el suelo y, sin darme cuenta, se desprende una piedra que cae rodando hacia donde están desobstruyendo mis tres compañeros. La piedra golpea a Hermano Errante en la rodilla. Se lleva un susto de tres pares de cojones. Le duele mucho, pero puede andar. Sube hasta donde estoy yo, que después de lo ocurrido me he quedado congelado sin moverme. El grito de mi hermano al recibir el golpe me ha dejado asustado. ¿Se ha partido una pierna? ¿Vamos a tener que sacarlo de aquí? Mierda... justo hoy, que no se ha puesto las rodilleras...

Al rato sube los 5 metros de la rampa pedregosa y se reúne conmigo. Le duele mucho, pero puede subir. Comienza a ascender el pozo, mientras yo espero para que a mis compañeros que empiezan a subir de la parte final de esta sima, no les caigan más piedras. Sin querer, Hermano Errante deja caer otra piedra a Pacho, que anda por debajo (otra vez por el arrastre de la cuerda). Le golpea en el codo, pero por suerte, no le hace daño. Esta zona es muy peligrosa para tanta gente. Lo suyo es trabajar aquí con dos personas y mucho cuidado.

Pacho se reúne conmigo en la base del pozo. Hay una repisa bajo la que debemos ocultarnos mientras Hermano Errante sube. Y, menos mal que está ahí esa repisa... porque ya desde la boca de la sima, cae otra piedra a donde estamos. Cae limpia, sin tocar las paredes. La vemos estallar contra el suelo y partir en dos una piedra que había ahí. Te cae una de esas en la cabeza, aún con el casco, y no lo cuentas...

Una vez Hermano Errante está arriba y no hay peligro de caída de más piedras, subo yo. Mis compañeros que aún están abajo se ocultan en previsión de otra caída de piedras, pero subo sin incidentes y, una vez fuera les doy el 'libre' para que vayan subiendo.

Vaya sustos con las piedras... es, sin duda, lo más peligroso de la espeleo. Hay que tener mucho cuidado al ir con la saca colgando para que no arrastre ninguna piedra que pueda poner en peligro a quien hay debajo... pero muchas veces esto es imposible. Lo único que puedes hacer es, estar atento y, si alguna piedra se desprende hacia el fondo, hay que gritar lo más fuerte posible "¡PIEDRA!" para que quien haya debajo se oculte donde buenamente pueda.

Una vez subo, nos reunimos con los 3 compañeros que habían ido a explorar la sima Malditos 9. Intercambiamos opiniones con ellos y acompaño a Hermano Errante al coche para ponerle hielo en la rodilla mientras el resto sale y desmonta la instalación.

Misión cumplida. Ya hemos re-explorado las simas Malditos 9 y Malditos 7, las cuales no son apenas conocidas ni frecuentadas. La Malditos 7 tenía pinta de poderse desobstruir y continuar, pero, tras los sustos con las piedras en esa zona final, habrá que hacerlo con mucho cuidado...

Y, nada... hemos cumplido con la misión del día...

Aunque también queríamos aprovechar para ubicar la  sima Malditos 8 que se encuentra por la zona, nos damos por satisfechos con el trabajo realizado y, tras un piscolabis, volvemos a la ciudad. La sima Malditos 8 tendrá que esperar.

De izquierda a derecha: Rodri, yo, Hermano Errante, Sara, Lupo, Javi y, haciendo la foto, Pacho.
He montado un vídeo con las imágenes grabadas en estas dos desconocidas simas de la Muela de la Madera para subirlo a YouTube y darlas a conocer un poco. Éste es el enlace donde podéis verlo: https://youtu.be/eCKJEuWrEyc 

Y, poco más por hoy...

¡Hasta la próxima lectores errantes!

domingo, 9 de febrero de 2020

Sima Juan Herranz I: visita a la Sala (Valsalobre)


Vamos con una de las míticas. Una vertical, esta vez. Vamos a visitar una parte de la Sima Juan Herranz I, en la Serrezuela de Valsalobre.

Desde hace tiempo se hacen prácticas en ella para iniciarse a la parte vertical de la espeleología (más concretamente, desde los años 80) en la zona que nosotros recorrimos. Es grande, por tanto, el número de personas que pasan por ella cada año. Tanto, que ya tiene dos negros sucesos en su haber. El primero de ellos se produjo en 2008. Dejo aquí el enlace a la noticia: https://www.europapress.es/sociedad/sucesos-00649/noticia-fallece-hombre-espeleologia-cuenca-caer-altura-100-metros-20080427113730.html



Dos fallecimientos en la misma sima. Sí, pero no se alarmen. Como he dicho, es debido al gran número de personas que baja a ella cada año. Es simple estadística (y mala suerte...). De hecho, si fue elegida en los años 80 como 'sima de prácticas' es porque la primera parte, la que recorrimos nosotros, no presenta demasiada dificultad. Y además, bajar tiene una justa recompensa, ya que las formaciones de la Sala son dignas de admirar...

Por ello, el pasado martes 28 de enero: un día lluvioso, frío y con niebla... nos dirigimos a ella Hermano Errante, el compañero Antonio (a.k.a. Hantonido, a.k.a Debris Flow) y un servidor; a la Serrezuela de Valsalobre, en Cuenca (aunque en algunas noticias se empeñaban en poner que pertenece a Villanueva de Alcorón, Guadalajara. Lo cual no es cierto).

Nuestra misión: atascar el coche de Hermano Errante en el barro (¿alguien nos dona un todoterreno?), andar unos 3 kilómetros entre la niebla, y zonas con nieve, hasta la boca de esta cavidad (bellamente decorada de helechos colgando sobre un pozo oscuro de 100 metros de profundidad), meternos  a inspeccionar la Sala, a 45 metros bajo la fría superficie y volver para contarlo.

Pues bien... se puede decir que cumplimos con nuestra misión.

Vamos con los pormenores. Al llegar a la zona alta del camino, donde sale otro hacia el refugio de la Torreta, decidimos dejar el coche, ya que el tramo siguiente tenía mucha nieve. Al dar la vuelta... atasco. A empujar y embarrarse. Cosas de la aventura...

Tras sacarlo del fango (tampoco fue para tanto... un par de empujones y listo) toca vestirse el traje de los domingos (mono, casco, botas de goma y toda la indumentaria de espeleo) y después andar entre la niebla un buen rato hasta la boca de la sima. No pongo lugar ni como llegar porque se encuentra fácil buscando en internet.

Vídeo de la boca de esta sima.

Una vez allí, montar una cuerda auxiliar de aseguramiento para bajar al árbol donde se ancla el primer seguro del que te descuelgas.

Hermano Errante montando la línea de descenso mientras Antonio observa.

Maniobrando

Hermano Errante monta el tinglado.

Vamos a hacer lo siguiente:

Línea de descenso hacia la Sala Alvaro Azañón y, de ahí, a la Sala. Topo del Grupo Viana.

Ancla la cuerda desde el  árbol a la cabecera, y empieza a bajar mientras yo le sigo por los 7 fraccionamientos que tiene esta primera parte de la sima. A su vez, Antonio me sigue por arriba. Bajamos mojándonos del goteo constante que hay de arriba (entre la nieve derretida y el 'calabobos' que caía).

 A mitad del primer tramo del gran pozo de 98 metros (del que nosotros bajamos 45).

Antonio bajando el último tramo.

Ya estamos en la rampa. Lo explico: desde el último fraccionamiento se llega a una rampa, muy inclinada, que conduce bruscamente a la segunda parte de este gran pozo de casi 100 metros. Nosotros hemos descendido 45, y Hermano Errante ha anclado la cuerda de bajada a un pasamanos para salir con seguridad de esa rampa. Bajo, y grabo a Antonio mientras baja:

Vídeo desde la rampa que va a los otros 53 metros de pozo.

Paralela al pozo de bajada donde detenemos nuestra progresión vertical hay una sala: la Sala Alvaro Azañón. Me asomo a ella y veo depósitos de guano (excrementos de murciélago). En un techo veo una gran colonia, y advierto a mis acompañantes de que no hagan ruido ni les alumbren directamente con las linternas para no despertarlos de su hibernación (aunque, a día de escribir estas líneas, 31 de enero, he visto 3 murciélagos volando al anochecer... lo cual no me parece normal ni lógico, pues no hay mosquitos de los que alimentarse, ¿no?).

Al fondo de esta Sala Álvaro Azañón, nos encontramos con la otra parte del pozo, de 53 metros (98 en total), que conduce a la zona más baja de esta sima (tras descender después otro pozo más de 14 metros).

Sala Alvaro Azañón y los otros 53 metros de pozo vistos desde un extremo de ésta.

Vamos a lo que hemos venido, a deambular por la Sala.

Me asomo a ella mientras Hermano Errante ya está bajando y Antonio le sigue.

Primera vista de la Sala.

Primera vista de la Sala.

Nos internamos, bajando entre estalagmitas horadadas por goteos que caen constantes del techo:

La Sala desde su parte baja.

Hay una espectacular formación colgando sobre una colada que ocupa el centro de la gran estancia.

Gran formación en el centro de la Sala.

Escala de la formación.

Antonio haciendo un poco el troglobio.

Hay otra gran columna a la derecha de la central:

Otra vista de esta parte de la Sala.

Y un lago de aguas cristalinas (salvo por algo de calcita en suspensión) con el techo ribeteado de estalactitas y el suelo minado de estalagmitas. Un rincón indescriptible. Aunque, visto en vídeo, se puede percibir algo de la magia de este lugar. A ver qué les parece...

Lago grande. Impresionante lugar.

Desde luego, no es como estar allí. Pero vale para hacerse a la idea.

Hermano Errante posando junto al Lago Grande.

Otra de las partes de esta Sala.

Yo, anidando en un bello rincón.

Con otra luz...

En éxtasis (o casi...)

Pequeñas formaciones sobre columnas.

En fin, que dejamos atrás este rincón de la Sala y nos dirigimos hacia otra pequeña sala contigua, en la parte más alejada del pozo de entrada.

Me adentro en ella con Antonio. Llegamos al final, y vemos una gatera. Miro la topografía, y veo que en ella pone que se hace impenetrable. Antonio entra, pero tras avanzar y meterse en otra salita, dice que no tira y vuelve a salir.

Parte final de la Sala y gatera.

Tras esto, volvemos a la Sala, pero intentamos tomar un itinerario distinto. Al pasar junto a la base de la columna central, por la parte de atrás mi hermano da con la placa.

Otra preciosa parte de esta Sala.

Es la placa colocada por los compañeros de la Asociación Espeleológica Conquense Lobetum en memoria a su ex-compañero Javier Molinero. Me comentó mi padre, que estuvo allí cuando la bajaron para instalarla, que durante el transporte por el pozo la placa sufrió un golpe y llegó a la Sala ya partida...

Por cierto, Javier Molinero tiene una galería con su nombre en la Sima SC-35.

Placa en memoria de Javier Molinero, tras la columna central de la Sala.

Nos dirigimos ahora a asomarnos al Pozo de las Perlas, que es un pozo paralelo al principal de acceso, que baja hasta un lago que lo ocupa en la totalidad de  su sección. No pretendemos bajarlo. No tenemos material suficiente. Esta expedición se limita a recorrer la Sala ya que hace falta más cuerda y mosquetones de los que tenemos en nuestro equipo personal para descender a las zonas inferiores. Por eso, dejamos pendiente alguna visita futura a esta cavidad para entrar hasta más abajo...

Parte de atrás de la columna central y la placa colocada allí 
por los compañeros de Lobetum (entre ellos Padre Errante)


Formaciones en la parte de la Sala que conecta con la Galería de Arcilla.

En fin, que rodeamos la Sala por el fondo, hasta llegar a una zona llena de arcilla. Mucha, mucha arcilla.

Por eso se llama la Galería de Arcilla. Hay tanta, que a algun@ que pasaba por allí le dio por moldear cosas con ella para entretenerse (como si admirar las formaciones de caliza no fuese suficiente)

Formaciones antrópicas.
En fin...

Estalagmita a punto de unirse con su correspondiente estalactita.

Banderas en un lateral de la Sala.

En este punto, llevo el móvil a tope de su capacidad, y no puedo hacer más vídeos. ¡Ouch!

Pasamos por un paso expuesto que salva un pequeño pozo y nos encontramos con un pasamanos que salva un pozo de 20 metros que no lleva a ninguna parte. Aquí nos quedamos. Sin material para bajar a ver el agua turquesa cristalina del Pozo de las Perlas, que está al otro lado de este pasamanos fijo, nos contentamos con llegar hasta aquí. Media vuelta.

Hacemos, más o menos el recorrido que sale marcado en la Topografía en planta de esta parte de la Sima Juan Herranz I.

Topografía en planta de la Sala y nuestro recorrido por ella marcado en rojo. Topografía editada por Viana.


Volvemos por la Sala, subimos hasta la base del pozo de entrada y vamos saliendo: yo primero, Hermano Errante después y Antonio desmontando mosquetones y nudos, y recogiendo la cuerda.

Antonio desmontando el tinglado.

Una vez todos arriba, toca lidiar con la niebla, el barro y la nieve hasta el coche; quitarse el traje de faena (despelotarse en Enero, y a la fresca, a 1390 metros de altitud para ponerse ropa seca) y volver a conducir sobre barro y algo de nieve hacia algún lugar más seguro y cálido.

Misión cumplida.

Selfie para hacer tiempo mientras sube el resto.


Como colofón, y a pesar de que hay más grabaciones de esta cavidad por la red, os dejo el enlace al vídeo que he subido a YouTube: 


Y, me despido casi ya... no sin antes deciros que la siguiente es la entrada nº 50...

¡Hasta la próxima!