miércoles, 27 de junio de 2018

PARTE I: Trilogía de espeleología en Cantabria - Cueva Cañuela (también llamada Cayuela) en Arredondo: la grandeza

Llegar a las inmediaciones de la Cueva Cañuela, fue ya de por sí un pequeño reto. Una carretera cortada que nos obligaba a dar un monumental rodeo por casi toda Cantabria (veníamos de intentar hacer una vía ferrata y dos barrancos cerca de Potes, pero el corte de la carretera en el desfiladero de la Hermida truncó esos planes y alargó nuestro viaje hacia Ramales de la Victoria, que era nuestro segundo destino) y luego, ya con el coche aparcado y el equipo a cuestas, perderse en la aproximación a la cueva por un camino de cabras, andando por un complicado lapiaz entre un denso bosque cántabro a 24 grados y con una humedad brutal (casi me deshidrato subiendo la ladera) hacía prever otro fiasco como el de la Hermida... pero cuando el GPS dice que estás cerca de la cueva, un chorro potente de aire frío te sorprende; miras ladera arriba y ves la inmensa boca de entrada excavada en la dura roca caliza del norte y entonces parece que todo lo anterior ha merecido la pena con creces, porque te das cuenta de que ahora te enfrentas a algo grande. A juzgar por la niebla y el aire frío que emana de la monumental boca de la cueva, es algo muy grande.

Ya en 1925, J. Carballo, fundador del Museo Provincial de Prehistoria, escribía esto sobre la boca de la Cueva Cañuela: "En los días calurosos vomita nubes, y muchos metros antes de llegar, el explorador siente helársele el cuerpo, ...". Esto sigue ocurriendo actualmente al pie de la letra.

En azul el itinerario de la aproximación partiendo desde un poco antes del kilómetro 1 de la carretera entre Arredondo y Bustablado. El punto rojo refleja la situación de la boca de la cueva.

Boca de la Cueva de Cañuela expulsando niebla y un viento realmente frío hacia el exterior. Desde aquí aún no se aprecian bien sus importantes dimensiones.

Unos grajos, o cuervos, que han anidado en el alto techo parecen saludarnos con sus graznidos, que para nosotros suenan más curiosos que amenazadores. Nos parece un buen augurio. Nos gustan los cuervos.

Por supuesto, voy con mi hermano: Mario (a partir de ahora será el Hermano Errante). Él es mi ‘compañero de cordada’. Un verdadero seguro de vida para meterse en sitios chungos y hacer que cosas peligrosas parezcan más fáciles. Él pone más cordura que yo en estas lides. Él es quien se informa, aprende, practica, me enseña y se perfecciona. Él me guía. Contigo siempre hermano.

Vale, ¡al lío! Estamos ante el frío aliento del macizo de la Peña Lavalle que tenemos delante, coronado por la aldea de pastores de Buzulacueva, donde se haya la sima de Tonio, que conecta con esta cueva de Cañuela haciendo una de las travesías más recorridas de España por su nivel técnico medio-alto y sus 6 horas de recorrido total.
Esta cueva es también llamada, y referida en varias publicaciones, como Cueva de Cayuela ya que, al parecer, en tiempos pasados se extraía de ésta un material usado antaño para construcción y denominado con ese nombre por los habitantes de la zona: la 'cayuela'.

Ya habíamos oído algo sobre las cuevas sopladoras. Esto es, más o menos, así: el aire caliente y húmedo que sopla el mar Cantábrico hacia tierra adentro desde unos 25 kilómetros al norte, asciende por enormes laderas escarpadas, entra por la estrecha sima, recorre las galerías debido a la diferencia de presión entre la boca de la sima y la de la cueva, que está cerca del fondo del valle, y se enfría en todo ese recorrido subterráneo llegando a alcanzar gran velocidad en los puntos estrechos y buscar la salida por la cueva, condensándose al contacto con el aire caliente exterior y soplando niebla constantemente. Hay que tener en cuenta que estamos en el mes de junio. Supongo que en invierno saldrá una corriente de aire constante igualmente, pero no formará niebla… bueno, en cualquier caso nos sorprende y hace que nos pongamos el equipo rápido antes de quedarnos fríos tras sudar de lo lindo en la aproximación.

Hermanos Errantes en la boca de la Cueva Cañuela, ya con todo el equipo de progresión puesto y preparados para entrar a este grandioso mundo subterráneo.

Queremos entrar cuanto antes en esta inmensidad subterránea pero, tras informarnos en Ramales de la Victoria y sabiendo que vamos a adentrarnos solo dos personas en un entorno no invita a cometer errores, que ahí casi siempre se pagan caros, seguimos las recomendaciones y llamamos al 112 para informar de la hora de entrada a la cavidad y la hora prevista de salida, para que, en caso de que surjan problemas y ese horario se sobrepase, alguien vaya a echar un vistazo. Este sistema de actuación nos pareció eficaz y, sin duda, ofrece seguridad a quien se adentra en terreno peligroso, ya sea una cueva, un barranco o cualquier lugar que no ofrezca posibilidad de comunicación con el exterior una vez en él. Debería implantarse y seguirse en todos lados.

Vídeo de entrada a la Cueva Cañuela con los cuervos, o grajos, que habitan el alto techo recibiéndonos entre graznidos.

La boca de la cueva se abre en dirección norte hacia el río Bustablado, unos 100 metros de altitud sobre el fondo de valle por donde éste discurre.

Por su colosal boca de entrada y sus dimensiones interiores, esta cueva es conocida desde antaño, citándose ya en el año 1846 en que se exploran los 200 primeros metros hasta el escarpe, y P. Madoz en su 'Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de Ultramar' comenta de ella que: "... se extrajeron, el año anterior, columnas y piedras de cal carbonatada cristalizada...". También, en el apartado arqueológico se menciona el hallazgo de materiales paleolíticos, otros de la Edad del Bronce y algunos restos Medievales. Quizá por ello, todo el amplio corredor de entrada está bastante limpio y no presenta formaciones. Debió ser muy recorrido en tiempos pasados, y se debió extraer gran cantidad de material de esta primera zona de la cueva.

Boca de la cueva vista desde unos 100 metros en el interior de la Galería de Entrada.

Galería de Entrada antes de llegar al pasamanos.
Aquí la luz de nuestros focos hace el mismo efecto que el de una cerilla encendida en medio de la noche; no iluminan apenas nada ante la inmensidad de techos y paredes.

Tras avanzar los primeros 200 metros por la amplia galería, nos encontramos con un desfonde que se ha de cruzar por la izquierda, anclando los cabos de seguridad del arnés a un largo pasamanos, de unos 30 metros, montado por la pared para evitar dicho punto peligroso. Este primer obstáculo se hace pesado por su longitud, pero para nada es difícil, dado el buen estado de las cuerdas fijas que hay montadas allí.

Después del pasamanos, se avanzan unos 150 metros por la continuación de la gran Galería de Entrada y aquí ya se pueden elegir dos caminos: uno que continúa por la gran galería bajo el bloque empotrado (hay un enorme bloque rocoso empotrado sobre la galería y suspendido como por arte de magia a unos 20 metros del suelo) y que llega al Cañón Oeste; y el otro camino, que parte de una galería colgada sobre la principal. Éste último es el que nosotros seguimos. 
Para subir los 15 metros que hay que salvar antes de acceder a esa galería colgada, hay una cuerda fija instalada, con un fraccionamiento, que superamos mediante los aparatos de progresión vertical (en este caso puño o Jumar y bloqueador ventral o Croll).

Aquí aparezco yo trepando el último tramo del resalte de 15 metros que hay que salvar para acceder al paso llamado 'El Bulevar'.

Vídeo donde aparece el Hermano Errante superando el resalte de 15 metros en ascenso.

Tras esta trepada, estamos a las puertas de El Bulevar, que sigue siendo una galería tan enorme que nuestros focos apenas rozan techos y paredes con sus luces tenues.

Topografía de esta primera parte de la Cueva Cañuela. En rojo el itinerario que nosotros seguimos.
Hacia la izquierda, Cañón Oeste, hay empresas multi-aventura de la zona que llevan grupos de personas de visita, ya que la progresión por esa parte de la cueva no es complicada y sus dimensiones siguen siendo espectaculares, pero nosotros no queríamos facilidades y seguimos nuestra exploración por donde la cueva se vuelve más laberíntica, aunque sigue siendo enorme.
Topografía sacada de la completísima página del Club Espeleológico Viana, de Guadalajara.

Ahora avanzamos hacia la Sala de la Encrucijada, la cual dejamos atrás rápidamente para ascender, por una cuerda fija con nudos, un resalte de 2 metros entre bloques y llegar a 'El Patinazo' donde al comenzar a andar por la resbaladiza arcilla que cubre el suelo nos damos cuenta de lo acertado del nombre de este pasaje. Una vez pasado este tramo, ya vamos viendo como la cantidad de concreciones de las paredes aumenta, jalonando el camino de estalactitas largas y finas y algunas coladas que se derraman por las paredes.

El Hermano Errante observando las estalactitas.

Ya estamos cerca de la Sala más curiosa de esta enorme caverna: la Sala de las Sierras, donde se dan unas formaciones únicas, que en el libro 'Los Colores de la Oscuridad: Cantabria, un paraíso subterráneo' el autor describe así: “Extraña y única es la génesis de “sierras gigantescas” en Cañuela, donde las estalactitas con bastantes metros de altura  penden del techo con formas planas y amenazadoras. Sin duda, fue el viento el responsable, al provocar el crecimiento de la concreción a su favor”. La Sala de las Sierras es sobrecogedora a la vez que extraña. Dejo un vídeo que, si bien no muestra claramente la belleza de este lugar, pondrá al lector más o menos en situación:

Sala de las Sierras de la Cueva Cañuela. Pido disculpas por la mala iluminación, al parecer 350 lúmenes no son suficientes para iluminar adecuadamente las grandes cuevas de Cantabria...


Desde aquí seguimos avanzando en dirección suroeste hacia la Galería del 10 de Agosto. Lo de la dirección suroeste, aquí es la clave. Me explico. En estas grandes cuevas, con redes de galerías a varias alturas y salas de dimensiones tan exageradas, se hace casi indispensable el uso de brújula junto con la topografía de la cavidad, ya que es fácil extraviarse y no saber luego qué camino coger. Por suerte, mi hermano iba mirando la topografía de vez en cuando para saber por dónde íbamos y solo tuvimos que echar mano de la brújula, que yo llevaba, un par de veces para cerciorarnos de que el rumbo seguido era el correcto. Es muy importante orientarse bien en las cuevas grandes o laberínticas ya que, por ejemplo, en esta misma cueva se han dado varios casos de intervenciones por parte del servicio de emergencias para rescatar a grupos de espeleólogos que vagaba perdidos por estas intrincadas redes subterráneas sin encontrar la salida... al parecer nuestro sentido de la orientación no es malo bajo tierra. Nosotros no nos perdimos ni anduvimos en ningún momento por galerías sin saber dónde estábamos. Somos Errantes, ¿no?

Alma Errante entre estalactitas y estalagmitas, cerca de la Galería del 10 de Agosto.

Grandes e impresionantes estalactitas en la Cueva Cañuela, en la sala al final de la Galería del 10 de Agosto.

Topografía y recorrido seguido en esta segunda parte de la Cueva Cañuela.

Tras pasar la Galería del 10 de Agosto se oye un rumor que se va acrecentando conforme avanzas por la cueva. Se trata del curso activo de ésta, un río subterráneo que atraviesa la cueva por un desfonde entre el que nosotros pasamos con mucho cuidado y prestando máxima atención, ya que caer aquí (son 23 metros de pozo bajo el que discurre el agua, a juzgar por el sonido, con bastante caudal) supondría un grave accidente. Desde ahí accedemos a la Sala del Vivac, la cual cruzamos sin detenernos.

A partir de este punto dejamos de tomar fotos y nos centramos en avanzar con cautela ya que, llegando a la Antesala, el recorrido progresa por un caos de bloques ascendente con gran pendiente en algunos puntos e incluso con un paso de 4 metros con cuerda fija que hay que trepar con mucho cuidado. Este caos de bloques sigue ascendiendo constantemente y, guiados por hitos de piedra y tiras reflectantes colocadas por algunos grupos para no perderse al hacer la travesía, subimos alrededor de 80 metros de desnivel trepando entre grandes fragmentos de roca desprendidos del techo. Este avance cansa muchísimo y obliga a estar atento en todo momento ya que un resbalón puede ser catastrófico a estas alturas.

Ya queda muy poco. Nos acercamos a nuestro objetivo: la gran Sala Olivier Guillaume. Queríamos llegar a ella. Ya casi estamos.

En lo alto del caos de bloques nos paramos en seco. Estamos ante nuestra meta. Los focos luchan contra la inmensa oscuridad que nos arropa. Se ven retazos de paredes y techos, pero muy desdibujados por la gran distancia que nuestros haces de luz tienen que recorrer hasta dar con ellos. No es para menos, pues estamos en la 2ª sala subterránea más grande de España que con 302 metros de largo por 115 metros de ancho, y una superficie aproximada de 26.800 metros cuadrados, nos sobrecoge y a la vez nos tranquiliza. Aquí es donde conecta la sima de Tonio con la cueva Cañuela para dar lugar a la travesía Tonio-Cañuela que tantos espeleólogos realizan cada año. Aun con todas nuestras linternas encendidas, apenas logramos arañar la oscuridad que reina por siempre en este inmenso lugar, pero somos conscientes de que lo hemos conseguido. 

Nos sentamos en un sitio, más o menos plano, de entre el caos de bloques que cubre el suelo para beber agua y comer unos higos secos que traíamos de aperitivo. El aire helado que recorre la cueva aquí también se deja notar y tras un breve descanso nos ponemos en marcha para volver sobre nuestros pasos antes de quedarnos ateridos por el frío y la humedad.

Recuerdo las palabras que leí en un libro sobre alpinismo: "La cima es sólo la mitad del camino." y ésta era nuestra cima, pero estábamos a mitad de camino de volver a la superficie. Hay que desandar lo andando y, en las oscuras entrañas de la tierra, esto no es fácil. Por ello, damos la espalda a esta maravilla subterránea e iniciamos la bajada por el inmenso caos de bloques con más cautela aún que a la subida. Piernas y brazos en tensión constante, ¡un buen ejercicio vamos!

Topografía sobre la que he marcado el recorrido de la tercera parte de esta cueva hasta la gran Sala Olivier Guillaume, que era el punto hasta el que queríamos llegar en nuestra exploración.

No hubo ningún contratiempo en este recorrido de vuelta. Avanzamos por las grandes galerías de nuevo hasta el resalte de 15 metros que habíamos subido, y que ahora bajaríamos ayudados de los elementos de descenso (yo con descensor Dressler y mi hermano con descensor Stop) y volvemos a la Gran Galería de entrada. Cruzamos el largo pasamanos de 30 metros y volvemos a ver la luz del sol tras 5 horas y pico bajo el subsuelo cántabro. Salimos cansados pero exultantes. Misión cumplida.

El Hermano Errante descendiendo el resalte de 15 metros de la galería del Bulevar hacia la Galería de Entrada. Tuvimos que pelearnos con la cuerda fija para poder descender. Debido a la humedad estaba hinchada y los descensores no corrían bien, haciendo que la bajada fuese lenta y trabajosa, pero sin apenas peligro de caída.

Vídeo de la Galería de Entrada con mi hermano a lo lejos caminando hacia la luz diurna.


Topografía completa de la Cueva Cañuela, sacada de la página del Grupo Espeleológico Viana. La pongo por aquí para que el lector/a se haga una idea de las dimensiones totales de la cueva y de los 16.211 metros de desarrollo total con que cuenta el sistema.

Pues, de momento, eso es todo. Ésta es la primera crónica de una trilogía para mostrar las grandes cuevas que visitamos en Cantabria, por los alrededores de Ramales de la Victoria, durante la tercera semana de este mes de Junio.

En la próxima entrega la excéntrica caverna de: Cuevamur.

¡Hasta entonces!

2 comentarios:

  1. A great blog entry but there is a tiny error in your route. The correct descent is not via the Sierra room but the passage slighly to the North West of the Gallery of the Sierras.

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    1. I wrote it from memory some time after having been there, there may have been an error, yes. Thanks for your contribution!

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