domingo, 26 de enero de 2020

Cueva de la Mora: la pequeña joya de Valdecabras


¡Hola de nuevo, errantes!

Vamos con otra de cuevas. Esta vez, con una cuevecita que encierra muchas sorpresas en forma de espeleotemas. Vamos a la Cueva de la Mora, en el 'cuevero' término municipal de Valdecabras.

Esta cavidad tiene algo de polémica en cuanto al nombre. Según Padre Errante, y más miembros de la Asociación Espeleológica Conquense Lobetum, ésta es la cueva de la Mora, a pesar de que en el Avance al Catálogo de Cavidades de la provincia de Cuenca se la llama de otra forma. También otros amigos del mundillo espeleológico insisten en llamarla la Cueva del Monje. El caso es que hay dos cuevas bastante cercanas, en el talud que hay junto a la carretera que sube a la Ciudad Encantada, entre los puntos kilométricos 12 y 13: una la de los Peregrines (la cual creo que viene nombrada en el Avance al Catálogo de Cavidades de Cuenca como Cueva de Hontaredonda) y un poco más adelante la que hoy ocupa esta entrada. Además, en el mapa topográfico de la zona sale reflejada como Cueva de la Mora, pero marcada en un lugar que no corresponde a la realidad...

Debido a estos enredos, he preferido no poner una topografía que he visto por ahí (que además no me parece exacta) ni la descripción del Avance al Catálogo de Cavidades de Cuenca, y para simplificar, trataré a esta cavidad con el nombre con que la he conocido: Cueva de la Mora.

Se llame como se llame, creo que es imprescindible acercarse a ella al comenzar la andadura espeleológica por estas tierras. Es una cueva fácil (a pesar de 3 pasos estrechos, pero sin muchas dificultades) y con una gran belleza escondida en sus salas más alejadas de la boca de entrada.

He entrado a ella 4 veces, casi siempre acompañando a gente que no la conocía para mostrársela. La primera vez fuimos Hermano Errante y yo solos. Nos costó un poco encontrarla, ya que desde la senda de acceso no se ve la boca y hay que realizar una trepada para llegar a ella... pero una vez localizada, nos adentramos a ver qué escondía.

De primeras te encuentras con un pasillo ancho y alto de entrada. Avanzas unos 6 metros, trepas un metro y medio, y te encuentras con el primer paso bajo: un montículo de caliza con un pequeño gour en su interior por el que pasas arrastrando el pecho por el suelo y la espalda por el techo. Aquí está el lugar en cuestión:

Ahí estoy yo en el primer paso estrecho de esta cavidad.

Hermano Errante me graba pasando por este lugar en nuestra primera visita a esta cueva.

Después de bajar arrastrando por el montículo, sales a una sala amplia, pero que por su altura no permite ponerse en pie. La segunda vez que fuimos a esta cueva, con Edu (de Fotoespeleo QNK) y unos cuantos colegas más, me hizo esta foto en esta parte que sigue al primer paso bajo, desde la salita amplia:

Foto hecha  por el compañero Edu desde la salita que hay detrás del primer paso estrecho.

Después de esta salita, continuamos por una gatera estrecha, con un recodo a la derecha que nos deja en otra pequeña salita.

Continuamos avanzando. Hay otra salita tras el segundo paso estrecho. Foto hecha por Hermano Errante.

Ya hay espeleotemas por aquí. Aparecen por el suelo estalagmitas y en el techo alguna pequeña estalactita.

Observando el techo de este tramo.


Tras avanzar un poco más, vemos otro paso estrecho y sinuoso. Éste es un poco más complicado, ya que tienes que hacerlo entre grandes estalactitas que salen del suelo y se te clavan por todas partes al pasar arrastrando sobre ellas. De este lugar tengo un par de fotos, de diferentes visitas. La primera se la hizo el  compañero de Fotoespeleo QNK, Aitor, a Hermano Errante:

Hermano Errante saliendo del tercer paso estrecho. Foto del compañero Aitor.


La otra, se la hice yo al compañero Antonio:

Antonio retorciéndose para superar este paso.

Y, también un vídeo de las complicaciones que surgen al pasar por este punto...

Antonio gestionando la estrechez con algún que otro problemilla... 
(se le enganchó el bolsillo del mono en una estalagmita)


Eso sí... el esfuerzo tiene su recompensa. Este paso incómodo nos deja en la sala más concrecionada de esta cavidad. Una bella sala donde se puede uno poner de pie y admirar estalagmitas, estalactitas y una bonita columna en medio. Dejo unas cuantas fotos de esta sala:

Uno de los rincones de esta sala (aunque, no es realmente una sala... sino un tramo de galería más amplio que los anteriores)

La sala fotografiada con una cámara tipo GoPro por el compañero Manuel.

Columnas por todas partes.

Y también estalactitas blancas colgando del techo.

Aquí están los compañeros Edu y Adri (Lion) organizando la escena para una sesión de fotos.

Repartiendo los flashes por la sala para las fotos.

Gatera de salida a la sala de las columnas.

Yo entre las columnas y estalactitas de la parte final de esta sala.



Pero esto no acaba aquí... al final de esta sala hay algo que hace única a esta cavidad en nuestra provincia. Se ve al final de este vídeo, que muestra también la sala de las fotos anteriores:

Dos vídeos de visitas diferentes que muestran un poco más de esta bella sala.


Bueno, desde la perspectiva del vídeo no se adivina muy bien qué es... pero, tras destrepar (o saltar a lo rambo, como en la foto que sigue) un resalte de un par de metros...

Saltando este resalte "a lo Rambo".

Nos encontramos en una sala bastante alta de la que cuelga la Bandera más grande encontrada en la provincia de Cuenca. Algun@s diréis: ¿Qué es una bandera? Pues, una formación caliza endokárstica que simula el aspecto de una bandera. Es una formación ondulada, suspendida del techo, alargándose hacia las paredes y que tiene poco espesor. Esta formación es debida a un hilillo de agua que corre oblicuamente depositando la calcita.

La bandera propiamente dicha sería la parte derecha de la formación.

Por aquí ha tenido que caer mucha agua hasta formar esto...

Los pliegues de la bandera vistos desde abajo.

Vista desde el final de la sala anterior, antes de bajar el resalte.

Una última toma de esta curiosísima formación.

Estas formaciones, si son golpeadas (con delicadeza, sin dañarlas) hacen sonidos como los de un xilófono. Las dimensiones de esta, son impresionantes para lo reducido del resto de la cavidad donde se encuentra:

Antonio, Juanito, Manu y yo en nuestra última visita a esta cavidad.

La bandera vista desde distintos ángulos.

Pero esto no acaba aquí. No. Tras pasar junto a la bandera, hay un resalte de unos 2 metros que tenemos que trepar para continuar por una galería estrecha y sinuosa hasta el final de la cueva.
Esta galería sigue estando llena de espeleotemas, pero mucho más pequeños que los de las salas anteriores.

Pequeñas formaciones en esta parte de la galería.

Estalagmita cubierta de calcita. A esta caliza tan blanca y singular se la llama moon-milk (Leche de luna).

Formaciones en esta parte de la galería que llega a la sala final.

Hasta que llegamos a un nuevo resalte en bajada de unos 3 metros pero con escalones tallados sobre el barro por el que debemos descender. Bajamos así a la sala final de esta Cueva de la Mora. Es también bastante alta, y tiene un par de agujeros que llevan: a una pequeña salita uno; y el otro a una trepada en chimenea hasta la parte alta de esta sala final, que tiene un balcón superior que se asoma a la sala de abajo.

Parte de esta sala final, con los compañeros metidos en una pequeña salita.

Y, tras esto... pues vuelta hacia el exterior desandando lo andado. Aquí el último paso estrecho antes de salir:

Superando el último paso estrecho para volver al exterior.

Y ya estamos fuera otra vez. No sé la distancia que habrá hasta el final... pero estimo unos 120 metros de recorrido, mucho más divertido que difícil.

Bonito sitio, sin duda. He estado 4 veces ya, y no me importa volver si alguien quiere que le acompañe a conocerla. Siempre es un placer visitar esta Cueva de la Mora.

Para terminar, os dejo por aquí un vídeo que he montado con lo que tenía por aquí grabado en esta cavidad. Está en el Tubo. ¡Ahí va el enlace!


Y, nada más por ésta vez... espero que haya sido de su agrado. ¡Hasta la siguiente!

2 comentarios:

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