Vamos con otra de cuevas, y es que últimamente
estamos a tope bajando al subsuelo…
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Boca de entrada a la Cueva de Royo Malo |
Esta vez, vamos con una a la que le teníamos ganas,
pero que habíamos ido dejando pendiente, más que nada debido a lo que nos
habían contado sobre la dureza del avance por esta cavidad. Sí que es cansada,
sobre todo para portear la saca… pero no tanto como nos habían hecho creer.
Vamos con los antecedentes…
Esta cueva de Royo Malo se haya enclavada en el
llamado Barranco Malo (de ahí el nombre poco acogedor que tiene) que queda a la
izquierda poco después de pasar la zona recreativa de la Fuente del Cayo, a
orillas del río Escabas entre las localidades de Fuertescusa y Poyatos (cerca
ya del cruce de este último municipio). Según el gran libro “Cuevas de España”
del gran Carlos Puch, hay noticias, no confirmadas, de que las primeras
exploraciones en esta cavidad fueron llevadas a cabo por grupos espeleológicos
de Madrid allá por el año 1.969, y que en 1.972 el Grupo Espeleológico Esalar
de Priego cogió el relevo, haciendo una primera topografía. Un par de años
después el prestigioso grupo espeleológico madrileño SEII (Sección Espeleológica de Ingenieros Industriales) re-emprende el trabajo de topografía
de la cueva, dando con un desarrollo en el año 1.979 de 2.767 metros de
recorrido subterráneo. La última topografía, retocada por el Grupo Viana, le
otorga un desarrollo total de 3.050 metros (si no me equivoco, es la quinta con
más desarrollo de la provincia).
Esta cueva actúa como surgencia temporal de aguas,
que van a parar al río Escabas. Vamos que, cuando llueve mucho, la cueva se
llena hasta ‘reventar’ y comienza a drenar su agua al Barranco Malo.
El día que fuimos, lloviznaba, y eso hizo que acortásemos
el recorrido planeado y nos contentásemos con recorrer todo el Sector A, hasta
el sifón Es Alar, y dejar el resto para otra ocasión. Este sector es el eje
vertebral en torno al que se desarrolló el resto de la cavidad.
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De buen rollo a Royo Malo. |
Con una sola saca (con comida, bastante agua, una
brújula, una manta térmica, un mechero, una vela y reflectantes) nos fuimos
para adentro, alternándonos para llevarla uno cada rato. En esta cueva es una
verdadera tortura llevar la saca. Es el demonio de los espeleólogos. Es
necesaria, pero llevarla por sitios estrechos y de techos bajos, como es el
principio de esta cueva, se convierte en un auténtico martirio. Si te la pones
en los hombros se engancha en el techo, si la llevas en la mano se te cansan
los hombros. A la salida, ya vas lanzándola y dándole patadas. Maldiciéndola
constantemente.
Al principio, cuando llevas avanzados unos 30
metros, a la izquierda sale una galería que lleva a el Sector C, y es que aquí
hay que tener cuidado, pues es una cavidad bastante laberíntica. Consta de 4
sectores: el A con 800 metros de recorrido (el que hicimos en esta ocasión), el
B con 630 metros, el C con 655 metros y el D con unos 700 metros de recorrido
(datos del Grupo Espeleológico Viana de Guadalajara). Nosotros íbamos con la
idea de hacer el Sector A, y si nos veíamos bien, el B también.
Hermano Errante porteando la saca. Entrando en el sifón temporal, con el techo bajo e incómodo de vadear
En el final de este vídeo ya se ve agua. Como decíamos,
esta cueva actúa como surgencia de aguas, así que, cuando llueve mucho, esa
zona se convierte en un sifón temporal. Es decir, un paso susceptible de convertirse
en un sifón si el nivel de agua sube, ya que está por debajo del nivel de la
galería principal. Si llueve mucho, se llena el conducto de agua, haciendo
posible su paso únicamente mediante equipo de buceo especial para cuevas.
Temíamos que estuviese alto, pero no había problema en pasarlo. Salvo por lo
típico… que, hagas lo que hagas, se te llenan las botas de agua. Siempre. Da
igual el cuidado que pongas. Es ley universal.
Hermano Errante saliendo del tubo de presión de nuevo a la galería principal.
Después de esto, van saliendo galerías a mano
derecha que conectan con el Sector D. Donde lo creemos conveniente, colocamos
un reflectante para no confundirnos a la salida. A la vuelta, por supuesto, los
retiramos.
Gatera estrecha entre bloques. Muy incómoda de pasar, por cierto.
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Cartel plastificado en la Sala del Barco. De todos modos, hay cosas que no habría ni que tener que recordar a la gente... |
Bajando por el otro extremo de la Sala del Barco hacia Lo Peor.
Y Lo Peor, en verdad no es tan malo. Es una zona de
techo bajo con bloques desprendidos del techo. Aún nos queda el Laminador del
Parto… cuyo nombre avanza los esfuerzos que hay que hacer para pasarlo…
Después de Lo Peor, una zona cómoda llamada el
Descanso que nos lleva a continuación mediante una gatera estrecha y sinuosa en
leve ascenso entre bloques al a Sala de las Dolinas. Según el reloj, hemos
tardado 45 minutos en llegar aquí. ¡No va nada mal!
Sala de las Dolinas.
Ahora venía lo bueno. Nos esperaba el Laminador del
Parto. Aquí, el paso es tan bajo que hay que franquearlo sin el casco. Tienes
que quitártelo y pasarlo por delante de ti en la mano, mientras reptas por una
grieta en la que sientes la presión de la roca en tu pecho y espalda al mismo
tiempo. Es interesante… jajaja.
Bueno, en verdad, por lo que nos habían contado lo
habíamos imaginado más angustioso, pero nuestros 1,83 y 1,79 metros de estatura
(Hermano Errante es el alto) no tuvieron problemas en este punto. Al contrario,
nos dio ánimos el pasarlo tan sueltos (aunque tengo que reconocer que yo me hice
daño en una costilla al apoyarla sobre una piedra del suelo que no tuve la
precaución de quitar antes…). El suelo aquí es bastante liso y arenoso, y eso
ayuda mucho.
Pequeño respiro tras el paso del Laminador del Parto, a la ida hacia el sifón.
A la vuelta, sí que grabé este otro vídeo de Hermano Errante gestionándose esta dificultad
Hermano Errante en el Laminador del Parto a la salida.
Tras el Laminador del Parto pasamos por el Salto del
Caballo y llegamos al Rincón de las Excéntricas.
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Hermano Errante posando ante unas de las pocas estalactitas que hay en este sector de la cueva. |
Avanzamos un poco y… yo me quedo boquiabierto. La belleza de este rincón hace que merezca la pena el esfuerzo de llegar hasta aquí. Juzguen ustedes
Rincón de las Excéntricas, con formaciones muy pequeñas pero muy espectaculares y puras.
Y, seguimos para el sifón.
Después del Rincón de las Excéntricas a mano
izquierda sale una galería colgada, a la que hay que trepar haciendo oposición
con las piernas sobre el techo, y con la espalda arrastrando sobre arcilla.
Aquí estamos haciendo trampas… a ver, estamos saliendo del Sector A de esta
cueva y entrando temporalmente en el Sector B para esquivar una zona
conflictiva: La Ratonera, zona con agua de sección estrecha que queríamos
evitar. Por tanto subimos a esta galería colgada donde el suelo, tras salir de
la arcilla de la rampa de entrada, era de arena fina.
Yo ya me había dado cuenta antes, pero ahora se
confirmaba: éramos los primeros en volver a esta cueva desde después de las
lluvias del año pasado. Todas las zonas de arena que habíamos recorrido hasta
ahora no mostraban ni una sola huella de paso de gente y hasta este día en que
decidimos ir, no había caído ni una gota en todo el invierno (y en verano poco)
que hubiese hecho entrar en carga la cueva (llenarla de agua) y mover la arena,
borrando las huellas anteriores. Si no fuese por las marcas de quemadura de
carburo en algunas zonas de techo bajo y por las pintadas que indicaban los
sectores, daba la impresión de estar descubriendo algo nuevo.
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Ahí ya iba en camino de encajarme. Debería haber salido más a la derecha de la foto. |
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Venga, ¡que esto está chupao! |
Nada. No hay paso subterráneo que se le resista a los Hermanos Errantes.
Vimos ésta ‘pintada’ en una de las paredes, que es de los que hicieron la topografía final de la cueva allá por 1.979, el SEII madrileño. ¿Será original? ¿Lleva en esa arcilla desde el 79?
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'Pintada' del SEII para marcar el inicio del Sector B de esta cavidad. |
Ya estábamos cerca, pero la cosa ahora volvía a
complicarse. En este punto la cueva cambia radicalmente su perfil. Se convierte
en un meandro desfondado muy estrecho, donde tienes que progresar haciendo
auténticas filigranas. Si bien es divertido, también es cierto que cansa
bastante…
Encajado, progresando en lo alto de un estrecho meandro desfondado. (¡Toma ya! ¡Me ha rimado!)
Tras este paso acrobático, ya se oía el agua correr.
Eso, por supuesto, cuando estás bajo tierra, a 800 metros de las salida (una
hora y pico reptando), en una cueva activa un día de lluvia, pues como que
acojona. Habíamos llegado a donde queríamos, pero ahora nos preocupaba que el
agua corriese por esa galería. El agua del sifón rebosaba y se precipitaba
hacia la zona que habíamos evitado, la Ratonera. Por otra parte, en la
topografía esta zona se llama Los Rápidos, por lo que finalmente nos
tranquilizó un poco pensar que eso sí era normal. Pero aun así, no sabíamos lo
que llovía afuera y eso nos preocupaba.
Por la topografía también, sabíamos que el agua se
pierde en la Sala de la Purga, que también nos habíamos saltado al evitar La
Ratonera. No sabíamos si era normal ese caudal, que aunque no parecía muy alto
ni tenía el agua turbia.
Vídeo del sifón Es Alar y la zona de los Rápidos.
Este sifón fue buceado por miembros el grupo GAEM, y
dicen en su crónica que a los 14 metros salieron a la superficie encontrándose
un estrecho laminador ascendente con dos ramales que a los 2 metros se ciegan.
En el suelo encontraron una grieta que parecía ensancharse a los 5 metros, pero
desistieron de seguir por la baja visibilidad del agua en aquella ocasión.
Así que, misión cumplida, en parte. Queríamos ver,
ya que estábamos aquí, el Sector B de esta cueva que llega a la zona más
alejada de la boca de entrada, en la llamada Sala de los Mocos, pero la
prudencia nos decía que volviésemos. La cueva va a seguir ahí mucho, mucho
tiempo, y la meteorología nos decía que era mejor, ya sabiendo cómo se
progresaba y los pasos que tenía, dejarla para volver más tranquilamente en
verano y dar una vuelta por sus demás salas curiosas, como la Sala de la
Colada, la Sala de la Cascada, el Baño, la Sala del Derrumbe, la Galería del
Aragonito (como la de la Cueva de la Solana), Copacabana, la Risa Tonta…
etc.
Esta es la primera parte, pero tengan seguro que
volveremos para seguir recorriendo las laberínticas galerías de esta gran Cueva
de Royo Malo.
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Nuestro recorrido del Sector A hasta el sifón marcado en rojo sobre la topografía del Grupo Viana (pulsar para ampliar) |
Conclusión: si entras a Royo Malo, de buen rollo, al
final se deja hacer.
Dejo por aquí, ya para despedirme, el enlace al
vídeo de este Sector A de la Cueva de Royo Malo que he subido al Tubo, con las
imágenes de esta crónica, y alguna más que no he puesto por aquí. En este vídeo
sí que están colocados los cortes en orden cronológico, y hay una errata (en
esta crónica la he mantenido, por no cambiar el vídeo… ea). En el vídeo donde
pone que es la gatera de acceso a la Sala del Barco, en realidad se trata de la
gatera de acceso a la Sala de las Dolinas, más adelante. Mea culpa. Perdonen la
confusión.
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