miércoles, 31 de julio de 2019

De foto-espeleo en la Sima del Bancal de la Nevera (Tragacete)


Seguimos ganando metros. Descendiendo cada vez un poco más abajo. Si en la última sima a la que bajamos (Sima del Tío Feliciano) se llegaba a una cota de 78 metros bajo la superficie, esta vez hemos sumado 20 metros más de descenso, hasta la cota -98 metros que es el punto más bajo de la sima del Bancal de la Nevera (también llamada Sima de Peña Hundida).


En esta ocasión formamos un grupo de 5 personas para llevar a cabo una sesión de espeleo-fotografía. Para esta misión estábamos: Edu (el cámara), Jorge, Javi, Hermano Errante y yo.

Nos desplazamos hasta el refugio de la Alconera en dos coches (un turismo y un todo-terreno), y allí dejamos aparcado el turismo para meter todo el material y apretarnos en el todo-terreno que nos acercaría hasta la boca de la sima. Desde el refugio de la Alconera parte el camino que debemos seguir durante unos 2 kilómetros, y que forma parte del GR-66, con lo cual está marcado con franjas roja y blanca. Este camino pasa por la boca de la sima y desciende hasta el pueblo de Tragacete, que está bastante cerca. Estamos al Norte de la Muela de la Madera, en las inmediaciones del Cerro de la Bandera, de 1.794 metros.

Una vez aparcado el todo-terreno, sacamos todo el material y preparamos el ataque a la sima.

Aprovecho para explicar una circunstancia que quizá no sea muy conocida y, sin embargo, puede dar un buen susto a alguien. En Cuenca, desde hace un par de años se vienen dando casos de disminución de oxígeno en algunas simas, sobre todo en época estival. Miembros del Grupo de espeleología conquense ARA, durante una jornada de tecnificación para sus nuevos integrantes, se dieron un susto en la Sima de las Palomas al bajar con un cursillista que, en la base del pozo comenzó a tener problemas de respiración, dado que era asmático. Salieron de la sima sin problemas y pidieron a la Federación Castellano Manchega de Espeleología y Cañones un medidor de oxígeno para registrar los valores de esa cavidad y de algunas otras. Se determinó que había una concentración de oxígeno menor de la que debería haber, a pesar de ser una sima de amplia boca y bien ventilada. A raíz de ahí se llevó el medidor a otras simas y cuevas de la provincia resultando que, algunas de ellas en época estival, pierden concentración de oxígeno y su aire se vuelve enrarecido y casi 'mortal'. Sin ir más lejos, Jorge (que nos acompañaba en esta salida) nos contó que este año, sólo 5 metros más abajo de la boca de la Sima de Tierra Muerta la concentración de oxígeno es muy baja; tanto como para dejarte KO en solo unos pocos minutos. Hay que tener cuidado con esto y, si al comenzar a descender a una sima nos falta el aire o notamos que no podemos respirar con normalidad, hay que salir rápidamente y dejar la actividad para otra época. Si queréis echar un vistazo al estudio en diferentes cavidades, os dejo aquí un enlace: https://www.fcme.org/mediciones-02-cavidades-provincia-cuenca-21-24-agosto-2017/

Menos mal que Jorge, que es un tipo precavido, se trajo un detector de oxígeno que compró por su cuenta, y que el primero que iba montando la instalación (que fue Hermano Errante) se lo enganchó entre sus aparatos para que, en caso de que el oxígeno bajase de una cifra prudente y el medidor comenzase a pitar, pudiera dar la alarma y abandonásemos todos la cavidad. Por suerte, esta sima tiene unos valores de oxígeno normales (entre un 19,1 y un 19,6%) en todo su recorrido y no hubo ningún problema. El medidor también controla temperatura y humedad. En este caso la temperatura oscilaba entre 9 y 10 grados centígrados, con una humedad superior al 90%. Fresquito que notamos durante las esperas para hacer las fotos...

Topografía de la Sima del Bancal de la Nevera (o Peña Hundida) realizada por la Asociación Espeleológica Conquense Lobetum en 1.985. Ésta imagen es la re-edición hecha por el Grupo Espeleológico Viana y está sacada de su página web.

Vamos al lío. Ya, con el traje de faena puesto y todo el material cargado en las sacas, nos hacemos la foto de grupo:

De izquierda a derecha: Javi, Jorge, Edu, Hermano Errante y yo.

Y nos dirigimos al sendero que nos lleva a la boca de la sima. Hay que andar unos 200 metros por el GR-66 desde donde hemos dejado el todoterreno, ya que aquí se convierte en un sendero poco marcado.

Vídeo de la boca de esta sima mientras preparábamos el material para entrar.

Una vez en la boca, Hermano Errante se pone a montar la instalación.

Hermano Errante comenzando a montar mientras Edu va tirando ya alguna foto.

Boca de entrada vista desde otro lado.

Hermano Errante montando mientras Edu hace alguna foto. Lleva el medidor de oxígeno, por si acaso.

Una vez me da el libre, le sigo y comienzo mi descenso, luchando contra los miles de mosquitos que pululan por la boca de la sima. Después de pasar el primer fraccionamiento, doy el libre a Javi, que comienza a descender detrás de mí.

Vamos pasando fraccionamientos y bajando metros, hasta la repisa, a 50 metros de la boca, donde hay que montar un pasamanos de seguridad y anclar otra cuerda para bajar la última tirada de 19 metros hasta la base del pozo de entrada. Hago estas dos fotos a Hermano Errante mientras monta el último fraccionamiento:

Montando el anclaje para la última tirada de cuerda hasta el fondo del pozo de entrada.

Salida de la repisa a -50 metros.

Y aprovecho el descanso en la repisa para grabar este vídeo:



Vídeo grabado desde el pasamanos de la repisa, a -50 metros.


Desde aquí se baja en un rápel espectacular hasta la base del pozo de entrada, que es una rampa muy empinada donde los primeros exploradores de esta cavidad (la gente de la Asociación Espeleológica Conquense Lobetum, a la que pertenezco) tuvieron que meter una motosierra, ya que estaba taponada por un montón de troncos de árboles que habían caído antaño a la sima. Aquí, durante unas Jornadas espeleológicas organizadas por Lobetum, hace años se encontró un tesoro. A ver, os lo explico. En esas jornadas, un miembro de Lobetum encontró en este punto un botón de oro. Extrañados, se pusieron a buscar más objetos brillantes encontrando semienterrado un trozo de tela con hilos de oro y plata. En el cercano pueblo de Tragacete, en años de la Guerra Civil, un vecino del pueblo 'robó' el manto de la Virgen que hay en la iglesia de dicha localidad, con la intención de salvarlo de posibles represalias por parte del bando rojo, y lo tiró a la sima más profunda de la zona. Ese fue el único dato que dicho vecino aportó antes de morir, y aquello quedó en el olvido durante muchos años. Pues bien, el botón y el trozo de tela que encontró la Asociación Espeleológica Lobetum en esa ocasión, era parte del manto desaparecido en la Guerra Civil. En un acto oficial hicieron entrega de su hallazgo al pueblo de Tragacete, a quien pertenece el tesoro.

Aquí grabé el siguiente vídeo de Javi mientras bajaba la última tirada de cuerda:

Vídeo desde la base del pozo de 69 metros de entrada, desde donde se ve la claridad de la boca.

Ya aquí, fue donde nos quedamos fríos los tres primeros que habíamos bajado (Hermano Errante, Javi y yo). A parte de estar incómodos, manteniendo el equilibrio sobre una empinada rampa de barro con piedras y troncos empotrados, al estar inactivo en un ambiente con tana humedad, te hielas muy rápido. Mientras, Edu y Jorge hacían algunas fotos arriba, lo cual lleva su tiempo... eso sí, merece la pena.

Os dejo una de esas fotos espectaculares que Edu se curró en la sesión.

Fotaza de Edu a Jorge mientras pasaba los primeros fraccionamientos.

Al rato ya estamos todos en la base del pozo, pero al bajar Edu, quiere hacer una foto desde este punto, por lo que Hermano Errante se ve obligado a trepar unos 10 metros de cuerda para colocarse como modelo, y los demás porteamos los flashes y permanecemos fuera de plano.

La foto que sale de este punto es espectacular también...

Foto realizada por Edu desde la base del pozo de entrada. De modelo, colgado en la cuerda, Hermano Errante.

Una vez hecha la foto, comenzamos a descender por la rampa. La base del pozo de acceso se encuentra a 69 metros bajo la boca, pero esta rampa desciende hasta los - 90 metros aproximadamente. Hay que tener cuidado con esta rampa, ya que resbala mucho. Conforme vamos bajando, vamos viendo las primeras formaciones calcáreas de esta cavidad.

Formas gibosas en la pared derecha al final de la rampa.

También se ve algún tronco empotrado, a unos 15 metros sobre nuestras cabezas, dando fe de que se trata de una cavidad susceptible de inundarse.

Formaciones al final de la rampa.

Avanzamos un poco más, hasta situarnos encima de un pozo con agua cristalina que es el punto más bajo de la cavidad. A este pozo no descenderemos. Es más, vamos a hacer lo contrario. Vamos a escalar.

Jorge en la parte final de la escalada de 20 metros para acceder a los lagos colgados.


En este punto las paredes se estrechan y, donde parece que termina la cueva, tenemos que realizar una trepada de unos 20 metros entre formaciones y troncos empotrados y calcificados. Jorge, que ya había estado anteriormente en esta cavidad, se ofrece a subir el primero y colocar una cuerda de seguro arriba. Si bien la cuerda no es necesaria, da bastante seguridad a la hora de trepar este tramo, donde una caída tonta podría causar un grave accidente.

Tras Jorge vamos subiendo uno a uno. Esta trepada te lleva a un par de lagos colgados. El primero es corto y se supera en oposición sin dificultades, ya que aquí las paredes se estrechan bastante. El segundo lago, tiene colocados 3 spits (agujeros con un taco metálico roscado en su interior) para montar un pasamanos, ya que las paredes están algo más alejadas. Jorge se encarga de esta tarea.

Tras él, paso yo y después me sigue Javi. Una vez pasado el lago sin mojarnos, Javi y yo nos quedamos escondidos tras un recodo mientras Edu hace algunas fotos a alguien en el pasamanos.

Este sería el punto más alejado de la boca de la sima al que llegamos, y allí las paredes eran 'coliflores' como las que se muestran en las dos siguientes fotos:

Detalle de la forma de las rocas en la parte final de la sima.

Todo este rincón de la parte final de la sima tenía esta textura.

En este punto había una trepada bastante expuesta y delicada que da acceso a una pequeña galería superior, pero ya estábamos contentos con haber llegado hasta aquí, y no nos arriesgamos a subir.

Tras esto, tocaba volver a hacer el pasamanos (que te pone bien fuerte si no quieres tocar agua), destrepar los 20 metros con cuidado, subir por la empinada rampa y enfrentarse a los 69 metros del pozo de entrada, subiendo palmo a palmo.

Sube Edu primero, le sigo yo, detrás sube Javi y desmontando suben Jorge y Hermano Errante. En total estuvimos cerca de 5 horas en la cavidad, aunque no descendimos al pozo ciego que hay paralelo a pozo principal, ya que la instalación es muy antigua.


Foto que me hizo Edu en el tramo final de la subida.
Pulsar sobre la imagen para ampliar y ver la gran cantidad de mosquitos que hay a la entrada de la sima.

Javi saliendo de la cavidad.
Y nada, ya tenemos otra sima más apuntada en la lista y otro mundo subterráneo impresionante para mostrar con fotografías.

De esta sima si hay vídeos en Youtube, pero como el blog no me deja subir vídeos de más de 100 megas, he subido el vídeo entero ahí. Lo podéis ver en el siguiente link: https://youtu.be/2R2fTTDXUrU

Y nada... ya estamos pensando en la siguiente. ¿Cuál será? Estén atent@s y en unos cuantos días lo sabrán. ¡Hasta la próxima!

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