jueves, 6 de septiembre de 2018

Ruta 'extreme' por Zafrilla (subida hasta la Umbría del Oso)

En esta ocasión, como me suele pasar a veces, se me fue un poco de las manos. A ver, me explico.

Los hechos tuvieron lugar el día 25 de diciembre de 2017.
Cuando aparqué el coche para empezar a caminar, a las 8:40 de la mañana, el termómetro marcaba -5ºC. Al final del recorrido, al volver al coche, marcaba 5ºC. En las zonas más altas la sensación térmica, debida al constante viento, era mucho más fría. Eso sí, no pasé frío ninguno. El secreto es: no parar de moverse.

Durante la planificación de la ruta calculé (a ojo) que me saldrían entre 22 - 25 kilómetros pero, al volver al coche, el GPS me indicó que había recorrido una distancia total de 31,8 kilómetros. Todo esto, por las cercanías de la población a mayor altitud de la provincia de Cuenca: Zafrilla (ubicada a 1418 metros sobre el nivel del mar. Información sacada de aquí.).
Terminar la ruta me ocupó un tiempo total en movimiento de 7 horas y 4 minutos, con un tiempo total parado de 56 minutos. Una buena paliza, vamos. De hecho, el nivel de paliza se puede apreciar en que el índice IBP que me salió al analizar esta ruta (el índice IBP mide la dureza de una ruta realizada en base a la velocidad, los desniveles superados, la distancia, el tiempo y otros parámetros que registra el GPS) es el más alto que he registrado hasta ahora, con un IBP 191.

Tuve que superar muchos desniveles que, aunque no fuesen muy continuados, eran de pendiente muy fuerte. Este análisis también arroja que, algo más del 30% del tiempo total, me estuve moviendo por encima de la cota de 1500 metros sobre el nivel del mar (téngase en cuenta que, por ejemplo, la capital de Nepal, Katmandú, se encuentra a 1317 msnm)

Las bajas temperaturas, la elevada altitud media, la dureza de la progresión por el terreno en los tramos campo a través y la larga distancia total recorrida (todo ello en solitario) han hecho que aplique a esta ruta el adjetivo de 'extreme'. Por lo que decía antes... se me fue un poco de las manos.

Llegando a la cima de la Umbría del Oso, con el vértice geodésico situado a 1813 metros. Aun así, ésta no es la parte más alta de esta montaña, que alcanza los 1827 metros, pero en una zona rodeada de árboles que no permiten disfrutar las vistas.
Así pues, con el coche aparcado 3 kilómetros antes de llegar al municipio de Zafrilla y a 5 grados bajo cero, lo primero que hice fue encaminarme hacia el Noreste, en dirección a un estrecho de roca donde confluyen el Arroyo del Torilejo y el Arroyo de la Cumbre (éste un poco más adelante) con el Río Zafrilla. Todos ellos estaban totalmente secos en esta ocasión.

El Estrecho, paraje situado a 3 kilómetros de la población por donde, en época de lluvias, corre el Río Zafrilla.
Andando por el cauce seco pasé este bello estrecho de roca hasta que se abría una hoz de un kilómetro y medio aproximadamente. Esta hoz discurre en dirección Noreste hasta que se abre otro valle que corre en dirección Norte-Sur, donde se encuentran dos pedanías de Zafrilla, totalmente abandonadas: Collado Verde de Arriba y Collado Verde de Abajo. Pero mi camino me llevaba en otra dirección.

Covachas al otro lado del cauce seco del Río Zafrilla.
Hasta aquí el camino era basntante llano, pero para llegar al primer objetivo de mi ruta tenía que pasar de los 1300 metros de altitud en los que me encontraba a los 1565 metros de la dorsal montañosa que forma este valle, atacando de frente una fuerte pendiente. Ya en la cima, y mientras recuperaba el aliento tomé este par de fotografías.

Yo venía de la hoz que se ve al frente. A la izquierda, siguiendo el Río Zafrilla valle abajo se encuentran las pequeñas pedanías abandonadas de Collado Verde de Arriba y Collado Verde de Abajo.

Panorámica desde la primera cumbre de ese día. Subir por aquí era un mero trámite para llegar hasta mi primer destino, que no era otro que la Torca Grande; una enorme dolina, de unos 400 metros de ancho, que se encuentra a unos 4,5 kilómetros al Este de la población de Zafrilla. A pesar del sol que brillaba, el frío viento no dejaba de azotar los sitios altos como éste.
Una vez aquí arriba había que bajar y volver a subir atravesando perpendicularmente una serie de dorsales montañosas hasta llegar al borde de la Torca Grande, la cual me trajo una pequeña decepción... ya que el lugar desde el que había accedido estaba totalmente cubierto de pinos y no pude asomarme a ver el fondo de esta enorme dolina característica de los relieves kársticos. Ni fotografiarla.

No llegué a asomarme a la Torca Grande, a pesar de estar muy cerca de su borde... pero por las inmediaciones me encontré con este curios efecto dominó. Parece ser que el pino de la izquierda cayó y derribó al de la derecha, quedando apoyado sobre los restos de éste.
Decidí que ya volvería más adelante para ver este paraje y otra torca más pequeña llamada el Torquín, que se encuentra en las inmediaciones, así que bajé a la pista que me conduciría hacia el gran objetivo del día, el pico llamado: la Umbría del Oso.

Descendiendo una de las dorsales montañosas, antes de llegar al camino que buscaba, me crucé con una joven Cabra Montés, con la que estuve 'echando un serio' durante algunos segundos, tal y como muestra el siguiente vídeo...

Cabra Montés con la que me crucé mientras bajaba en busca del camino.

Bajé al camino y, ahí vi algo que me extrañó mucho. En lugares donde antiguamente había fraguas, se pueden encontrar restos de escoria de hierro. Impurezas que se desechan en el proceso de fundido y forjado. Aquí la escoria de hierro estaba diseminada en pequeños restos esparcidos por en medio del camino. Eso sí, había muchos. ¿Una antigua fragua aquí? ¿En medio de la nada? ¿Por qué? Sigue sin cuadrarme... la verdad. Aunque, ahora que lo pienso, una fragua debía consumir gran cantidad de madera, y en este lugar la hay por todas partes. Me gustaría volver e investigar más.

Dándole vueltas a la cabeza continué ya caminando en dirección Noroeste por una pista de tierra hasta pasar por el paraje de la Reclova, donde unos caballos que había en una gran finca vallada me vieron como un intruso y vinieron al trote hasta estar junto al camino, piafando amenazadores ante mi presencia.

Más adelante el paisaje cambia, haciéndose más áspero y con menos vegetación por el paraje de Tierras Viejas, nombre que le viene al pelo a este lugar. El camino continúa, aquí ya ascendiendo hasta llegar a la altura de la Umbría del Oso. Antes de empezar el ataque final a la cumbre, me paré a grabar a dos ciervos jóvenes que pillé desprevenidos mientras ramoneaban tranquilamente.

Andando con sigilo conseguí acercarme bastante a este par de jóvenes ciervos sin alertarles de mi presencia.

Aquí hice una parada para comerme el bocata y reponerme antes del asalto final a la cima. Aunque el desnivel a salvar aquí no era mucho (unos 100 metros) sí que era muy inclinado y pedregoso.

Ya estaba. Ya había llegado a otra de las cumbres de más de 1800 metros de altitud de la provincia de Cuenca. No es que me apasione el alpinismo, pero estos parajes tienen algo mágico que atrae a todo aquel que pone el pie en ellos alguna vez.

Foto en el vértice geodésico de la Umbría del Oso, que a pesar de no ser el punto más alto de esta dorsal montañosa, es el más despejado para poder observar el paisaje circundante, motivo por el cual se encuentra ahí el vértice.

Panorámica desde lo alto de la Umbría del oso, mirando hacia el Suroeste, hacia la pedanía abandonada de la Veredilla.
Vídeo panorámico desde el vértice geodésico de la Umbría del Oso.

Una vez cumplido el objetivo, quedaba la vuelta. Comencé bajando por donde había subido hasta llegar a unas ruinas que en el mapa aparecen con el nombre de Majada del Artigal; y después continué bajando aún más por una empinada pendiente de rocas sueltas donde había que ir con muchísimo cuidado, hasta quedar a la altura de la pedanía abandonada de la Veredilla, situada a 1568 metros sobre el nivel del mar, a poco más de un kilómetro al Suroeste de la Umbría del Oso. Esta ubicación, según tengo entendido, es el punto más frío de toda la provincia de Cuenca (excluyendo las cimas, claro). De hecho, poco después de deambular por allí, vi en Internet que meteorólogos aficionados habían colocado una estación en las inmediaciones de esta pedanía en ruinas (hay otras 5 estaciones en diversos puntos del término de Zafrilla) para hacer un seguimiento de las temperaturas de esta zona. Se pude consultar aquí: http://meteozafrilla.com/webveredilla/default.php
Tiene sentido que este lugar sea el más frío de la provincia, ya que los vientos fríos se embolsan en los fondos de valle, y aquí los vientos tienen que bajar realmente fríos tras pasar por los 1800 y pico metros de altitud de la Umbría del Oso. También leí que la gente que montó en este lugar las estaciones meteorológicas, lo había intentado antes también en el fondo de la Torca Grande (de la que he hablado más arriba) pero finalmente lo descartaron porque no se podía establecer comunicación con la Estación desde ese lugar. Conclusión: esta zona es muy, muy fría en invierno.

Un poco más al Norte de esta ubicación (la pedanía derruida de La Veredilla) nace el Río Zafrilla, que como ya vimos estaba seco. Ahora, sólo tenía que seguir el camino que discurría por el margen de este río hasta la población homónima. Aquí el camino ya iba encajado por el fondo de un valle amplio, rodeado de altas dorsales montañosas. Más adelante había un estrecho que conectaba con otro valle mucho más angosto que desemboca en el ancho valle sobre el que se asienta la población, a la que me quedaban aún 6 kilómetros de recorrido para llegar (mas otros 3 hasta llegar al coche).

Estrecho vallejo que conecta con el valle donde se asienta el municipio de Zafrilla.
La parte derecha de este vallejo tiene el macabro nombre de Solana de la Mujer Muerta.
Además del macabro nombre de la fotografía anterior, había restos igualmente macabros en este lugar...
Desde este punto, ya temiendo que la batería del móvil (donde llevo el GPS y los mapas con los que me oriento usualmente) no llegase hasta el final, dejé de tomar fotos. Aquí seguía rumbo Sureste hasta el pueblo, el cual pasé de largo caminando otros 3 kilómetros más hasta llegar donde había aparcado.

En esas 8 horas deambulando por el monte sólo me crucé con una persona, un pastor que se mostró sorprendido cuando le conté que venía desde la Umbría del Oso. Me sentí tentado de preguntarle lo de los restos de escoria de hierro, por si él sabía algo de lo de la fragua, pero estaba muy cansado, me quedaban aún unos kilómetros hasta el coche y solo deseaba llegar y descansar.

Una advertencia: no intenten hacer estas cosas sin una preparación y material adecuados. En estos sitios no hay cobertura ni para llamar al 112 y cualquier pequeña complicación se puede convertir en un gran problema.

Trazado completo de mi ruta 'extreme' por la Sierra de Zafrilla y sus alrededores.
(Pulsar sobre la imagen para ampliar y ver en detalle)
Y, bueno, pues hasta aquí esta entrada del blog... 

He de confesar que estoy continuamente sacando material antiguo a la luz, ya que llevo un tiempo lesionado y sin poder hacer salidas al campo pero, como es indudable eso de que la cabra tira al monte, en cuanto esté al 100% buscaré más retos para seguir añadiendo contenido reciente aquí, semanalmente. De todos modos, aún tengo alguna otra Ruta 'Extreme' por ahí pendiente de publicar... ¡ya veremos por dónde tira el asunto!

¡Hasta la próxima!

2 comentarios:

  1. Menuda ruta pájaro, que gozada. Esta es una de las cimas que tenemos pendientes nosotros, a ver si con esta entrada nos decidimos este invierno.

    Un saludo.

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  2. ¡Pues os la recomiendo! Eso sí, yo dejaría la Torca Grande aparte e iría directo a la Umbría. Si no, se hace muy larga. Tengo que volver por allí a un par de sitios que me dejé pendientes, a ver si nos cruzamos. Saludos

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