miércoles, 31 de julio de 2019

De foto-espeleo en la Sima del Bancal de la Nevera (Tragacete)


Seguimos ganando metros. Descendiendo cada vez un poco más abajo. Si en la última sima a la que bajamos (Sima del Tío Feliciano) se llegaba a una cota de 78 metros bajo la superficie, esta vez hemos sumado 20 metros más de descenso, hasta la cota -98 metros que es el punto más bajo de la sima del Bancal de la Nevera (también llamada Sima de Peña Hundida).


En esta ocasión formamos un grupo de 5 personas para llevar a cabo una sesión de espeleo-fotografía. Para esta misión estábamos: Edu (el cámara), Jorge, Javi, Hermano Errante y yo.

Nos desplazamos hasta el refugio de la Alconera en dos coches (un turismo y un todo-terreno), y allí dejamos aparcado el turismo para meter todo el material y apretarnos en el todo-terreno que nos acercaría hasta la boca de la sima. Desde el refugio de la Alconera parte el camino que debemos seguir durante unos 2 kilómetros, y que forma parte del GR-66, con lo cual está marcado con franjas roja y blanca. Este camino pasa por la boca de la sima y desciende hasta el pueblo de Tragacete, que está bastante cerca. Estamos al Norte de la Muela de la Madera, en las inmediaciones del Cerro de la Bandera, de 1.794 metros.

Una vez aparcado el todo-terreno, sacamos todo el material y preparamos el ataque a la sima.

Aprovecho para explicar una circunstancia que quizá no sea muy conocida y, sin embargo, puede dar un buen susto a alguien. En Cuenca, desde hace un par de años se vienen dando casos de disminución de oxígeno en algunas simas, sobre todo en época estival. Miembros del Grupo de espeleología conquense ARA, durante una jornada de tecnificación para sus nuevos integrantes, se dieron un susto en la Sima de las Palomas al bajar con un cursillista que, en la base del pozo comenzó a tener problemas de respiración, dado que era asmático. Salieron de la sima sin problemas y pidieron a la Federación Castellano Manchega de Espeleología y Cañones un medidor de oxígeno para registrar los valores de esa cavidad y de algunas otras. Se determinó que había una concentración de oxígeno menor de la que debería haber, a pesar de ser una sima de amplia boca y bien ventilada. A raíz de ahí se llevó el medidor a otras simas y cuevas de la provincia resultando que, algunas de ellas en época estival, pierden concentración de oxígeno y su aire se vuelve enrarecido y casi 'mortal'. Sin ir más lejos, Jorge (que nos acompañaba en esta salida) nos contó que este año, sólo 5 metros más abajo de la boca de la Sima de Tierra Muerta la concentración de oxígeno es muy baja; tanto como para dejarte KO en solo unos pocos minutos. Hay que tener cuidado con esto y, si al comenzar a descender a una sima nos falta el aire o notamos que no podemos respirar con normalidad, hay que salir rápidamente y dejar la actividad para otra época. Si queréis echar un vistazo al estudio en diferentes cavidades, os dejo aquí un enlace: https://www.fcme.org/mediciones-02-cavidades-provincia-cuenca-21-24-agosto-2017/

Menos mal que Jorge, que es un tipo precavido, se trajo un detector de oxígeno que compró por su cuenta, y que el primero que iba montando la instalación (que fue Hermano Errante) se lo enganchó entre sus aparatos para que, en caso de que el oxígeno bajase de una cifra prudente y el medidor comenzase a pitar, pudiera dar la alarma y abandonásemos todos la cavidad. Por suerte, esta sima tiene unos valores de oxígeno normales (entre un 19,1 y un 19,6%) en todo su recorrido y no hubo ningún problema. El medidor también controla temperatura y humedad. En este caso la temperatura oscilaba entre 9 y 10 grados centígrados, con una humedad superior al 90%. Fresquito que notamos durante las esperas para hacer las fotos...

Topografía de la Sima del Bancal de la Nevera (o Peña Hundida) realizada por la Asociación Espeleológica Conquense Lobetum en 1.985. Ésta imagen es la re-edición hecha por el Grupo Espeleológico Viana y está sacada de su página web.

Vamos al lío. Ya, con el traje de faena puesto y todo el material cargado en las sacas, nos hacemos la foto de grupo:

De izquierda a derecha: Javi, Jorge, Edu, Hermano Errante y yo.

Y nos dirigimos al sendero que nos lleva a la boca de la sima. Hay que andar unos 200 metros por el GR-66 desde donde hemos dejado el todoterreno, ya que aquí se convierte en un sendero poco marcado.

Vídeo de la boca de esta sima mientras preparábamos el material para entrar.

Una vez en la boca, Hermano Errante se pone a montar la instalación.

Hermano Errante comenzando a montar mientras Edu va tirando ya alguna foto.

Boca de entrada vista desde otro lado.

Hermano Errante montando mientras Edu hace alguna foto. Lleva el medidor de oxígeno, por si acaso.

Una vez me da el libre, le sigo y comienzo mi descenso, luchando contra los miles de mosquitos que pululan por la boca de la sima. Después de pasar el primer fraccionamiento, doy el libre a Javi, que comienza a descender detrás de mí.

Vamos pasando fraccionamientos y bajando metros, hasta la repisa, a 50 metros de la boca, donde hay que montar un pasamanos de seguridad y anclar otra cuerda para bajar la última tirada de 19 metros hasta la base del pozo de entrada. Hago estas dos fotos a Hermano Errante mientras monta el último fraccionamiento:

Montando el anclaje para la última tirada de cuerda hasta el fondo del pozo de entrada.

Salida de la repisa a -50 metros.

Y aprovecho el descanso en la repisa para grabar este vídeo:



Vídeo grabado desde el pasamanos de la repisa, a -50 metros.


Desde aquí se baja en un rápel espectacular hasta la base del pozo de entrada, que es una rampa muy empinada donde los primeros exploradores de esta cavidad (la gente de la Asociación Espeleológica Conquense Lobetum, a la que pertenezco) tuvieron que meter una motosierra, ya que estaba taponada por un montón de troncos de árboles que habían caído antaño a la sima. Aquí, durante unas Jornadas espeleológicas organizadas por Lobetum, hace años se encontró un tesoro. A ver, os lo explico. En esas jornadas, un miembro de Lobetum encontró en este punto un botón de oro. Extrañados, se pusieron a buscar más objetos brillantes encontrando semienterrado un trozo de tela con hilos de oro y plata. En el cercano pueblo de Tragacete, en años de la Guerra Civil, un vecino del pueblo 'robó' el manto de la Virgen que hay en la iglesia de dicha localidad, con la intención de salvarlo de posibles represalias por parte del bando rojo, y lo tiró a la sima más profunda de la zona. Ese fue el único dato que dicho vecino aportó antes de morir, y aquello quedó en el olvido durante muchos años. Pues bien, el botón y el trozo de tela que encontró la Asociación Espeleológica Lobetum en esa ocasión, era parte del manto desaparecido en la Guerra Civil. En un acto oficial hicieron entrega de su hallazgo al pueblo de Tragacete, a quien pertenece el tesoro.

Aquí grabé el siguiente vídeo de Javi mientras bajaba la última tirada de cuerda:

Vídeo desde la base del pozo de 69 metros de entrada, desde donde se ve la claridad de la boca.

Ya aquí, fue donde nos quedamos fríos los tres primeros que habíamos bajado (Hermano Errante, Javi y yo). A parte de estar incómodos, manteniendo el equilibrio sobre una empinada rampa de barro con piedras y troncos empotrados, al estar inactivo en un ambiente con tana humedad, te hielas muy rápido. Mientras, Edu y Jorge hacían algunas fotos arriba, lo cual lleva su tiempo... eso sí, merece la pena.

Os dejo una de esas fotos espectaculares que Edu se curró en la sesión.

Fotaza de Edu a Jorge mientras pasaba los primeros fraccionamientos.

Al rato ya estamos todos en la base del pozo, pero al bajar Edu, quiere hacer una foto desde este punto, por lo que Hermano Errante se ve obligado a trepar unos 10 metros de cuerda para colocarse como modelo, y los demás porteamos los flashes y permanecemos fuera de plano.

La foto que sale de este punto es espectacular también...

Foto realizada por Edu desde la base del pozo de entrada. De modelo, colgado en la cuerda, Hermano Errante.

Una vez hecha la foto, comenzamos a descender por la rampa. La base del pozo de acceso se encuentra a 69 metros bajo la boca, pero esta rampa desciende hasta los - 90 metros aproximadamente. Hay que tener cuidado con esta rampa, ya que resbala mucho. Conforme vamos bajando, vamos viendo las primeras formaciones calcáreas de esta cavidad.

Formas gibosas en la pared derecha al final de la rampa.

También se ve algún tronco empotrado, a unos 15 metros sobre nuestras cabezas, dando fe de que se trata de una cavidad susceptible de inundarse.

Formaciones al final de la rampa.

Avanzamos un poco más, hasta situarnos encima de un pozo con agua cristalina que es el punto más bajo de la cavidad. A este pozo no descenderemos. Es más, vamos a hacer lo contrario. Vamos a escalar.

Jorge en la parte final de la escalada de 20 metros para acceder a los lagos colgados.


En este punto las paredes se estrechan y, donde parece que termina la cueva, tenemos que realizar una trepada de unos 20 metros entre formaciones y troncos empotrados y calcificados. Jorge, que ya había estado anteriormente en esta cavidad, se ofrece a subir el primero y colocar una cuerda de seguro arriba. Si bien la cuerda no es necesaria, da bastante seguridad a la hora de trepar este tramo, donde una caída tonta podría causar un grave accidente.

Tras Jorge vamos subiendo uno a uno. Esta trepada te lleva a un par de lagos colgados. El primero es corto y se supera en oposición sin dificultades, ya que aquí las paredes se estrechan bastante. El segundo lago, tiene colocados 3 spits (agujeros con un taco metálico roscado en su interior) para montar un pasamanos, ya que las paredes están algo más alejadas. Jorge se encarga de esta tarea.

Tras él, paso yo y después me sigue Javi. Una vez pasado el lago sin mojarnos, Javi y yo nos quedamos escondidos tras un recodo mientras Edu hace algunas fotos a alguien en el pasamanos.

Este sería el punto más alejado de la boca de la sima al que llegamos, y allí las paredes eran 'coliflores' como las que se muestran en las dos siguientes fotos:

Detalle de la forma de las rocas en la parte final de la sima.

Todo este rincón de la parte final de la sima tenía esta textura.

En este punto había una trepada bastante expuesta y delicada que da acceso a una pequeña galería superior, pero ya estábamos contentos con haber llegado hasta aquí, y no nos arriesgamos a subir.

Tras esto, tocaba volver a hacer el pasamanos (que te pone bien fuerte si no quieres tocar agua), destrepar los 20 metros con cuidado, subir por la empinada rampa y enfrentarse a los 69 metros del pozo de entrada, subiendo palmo a palmo.

Sube Edu primero, le sigo yo, detrás sube Javi y desmontando suben Jorge y Hermano Errante. En total estuvimos cerca de 5 horas en la cavidad, aunque no descendimos al pozo ciego que hay paralelo a pozo principal, ya que la instalación es muy antigua.


Foto que me hizo Edu en el tramo final de la subida.
Pulsar sobre la imagen para ampliar y ver la gran cantidad de mosquitos que hay a la entrada de la sima.

Javi saliendo de la cavidad.
Y nada, ya tenemos otra sima más apuntada en la lista y otro mundo subterráneo impresionante para mostrar con fotografías.

De esta sima si hay vídeos en Youtube, pero como el blog no me deja subir vídeos de más de 100 megas, he subido el vídeo entero ahí. Lo podéis ver en el siguiente link: https://youtu.be/2R2fTTDXUrU

Y nada... ya estamos pensando en la siguiente. ¿Cuál será? Estén atent@s y en unos cuantos días lo sabrán. ¡Hasta la próxima!

jueves, 11 de julio de 2019

Tercer, y último asalto, a la Similla del Val (Santa María del Val)

Volvemos. Es lo que tocaba. Y, por mi parte, no me importa volver las veces que haga falta. Es un sitio impresionante del que no me canso. Hablo, de la Similla del Val, en las cercanías de Santa María del Val. Una cueva impresionante (aunque sus dimensiones no lleguen a ser muy grandes) con todo tipo de pasos, secciones y posibilidades. Además, es parte de un sistema hidrogeológico importante de nuestra provincia.

Dicen, que a la tercera va la vencida y, en este caso, no mienten. Tuvimos que adentrarnos en este mundo subterráneo tres veces hasta llegar al punto final de la cueva donde un derrumbe del techo creó una sala de dimensiones considerables, y desde la cual ya no se puede avanzar mucho más. Aclarar también que, esta cueva fue topografiada por la Asociación Espeleológica Conquense Lobetum, a la que pertenecemos Hermano Errante y yo, pero para ir a visitarla, no les pedimos dicha topografía. Así, al adentrarte en un lugar del que no tienes ninguna referencia, te da la sensación de que lo estás explorando por primera vez (aunque no sea cierto) y todo te parece más impresionante que si te lo cuentan de antemano. Además, esta cavidad, al no ser muy frecuentada, se conserva bastante mejor que otras donde hay marcas y 'pintadas' por todas partes, es decir, es más pura.

En esta entrada no incluiré apenas fotos mías, ya que las mostré en su momento en esta entrada sobre nuestra primera visita a la Similla. De nuestra segunda visita sí que he incluido alguna foto, pero de los compañeros con los que acudimos aquella vez. En esta ocasión, he montado un vídeo de 10 minutos con todos los vídeos grabados en cada una de nuestras visitas y lo he subido a Youtube. Más abajo tenéis el enlace.

¿Vamos a lo que vamos? Bien. Voy a relatar un poco de cada una de nuestras visitas a este lugar espectacular.

En la primera visita, estábamos Hermano Errante y yo. Fuimos poco después de la última gran nevada que hubo por aquellos lares, y la aproximación a la boca de la cueva la hicimos campo a través, desde la carretera que une Poyatos con Santa María del Val, esquivando pinos volcados por todas partes. No nos costó mucho encontrarla, ya que íbamos recomendados por Padre Errante y nos dijo el punto exacto del mapa donde teníamos que buscar. Aunque la entrada está algo escondida, no nos costó dar con ella. Así pues, nos adentramos sin saber lo que nos íbamos a encontrar, y lo que encontramos nos gustó mucho.

Aquella vez corría un reguero de agua desde la zona que hay debajo de la boca de entrada. Siguiendo este reguero, tras pasar una zona un poco estrecha para llegar a él, el curso de agua ha excavado un pequeño arroyo subterráneo, que corre en dirección Norte por la galería principal que, sin ser tan grande, se parece bastante a la de la Cueva del Tío Manolo, en Uña. Seguimos pues dicho cauce, y nos encontramos con un par de pasos estrechos entre la pared de la galería principal y algún derrumbe ocasional del techo. Este tramo no tiene ninguna dificultad. Las cosas se ponen peor más adelante. Aquí se va andando sobre arena lavada, esquivando el curso de agua, saltándolo, o pasando por él (cubría un palmo, más o menos). Así, llegamos a la primera zona donde no sabíamos muy bien como seguir. Por el cauce, se adivinaba un paso bajo que te obligaba a pasar con el cuerpo muy cerca del agua. Hermano Errante se metió por ahí. Yo seguí un poco más adelante y vi una gatera colgada a poco menos de dos metros de altura, junto a la pared de la galería principal, y subí por ahí. Hermano Errante me esperaba ya en el otro lado tras pasar a ras del agua. Habíamos pasado el primer caos de bloques, que no es otra cosa que un derrumbe de la galería principal que dificulta la progresión. Una vez superado este caos, volvemos al curso de agua que veníamos siguiendo. Se vuelve a ensanchar la sección de la cueva.

Avanzamos más, hasta adentrarnos en otro caos de bloques. Éste, más complicado que el anterior, y colgado un poco por encima del nivel de la galería principal. Aquí, no vimos nada claro el paso, y nos adentramos en todos los resquicios que vimos, pero sin dar finalmente con el que nos hacía continuar. Nos habían dicho que la cueva tenía un desarrollo topografiado de unos 800 metros, y no nos daba la impresión de haber recorrido tanto trecho. Tras embarrarnos arrastrando por todo tipo de gateras y entre bloques empotrados, nos dimos por vencidos y emprendimos el camino de vuelta. Ya en la galería principal, Hermano Errante se fijó en un hueco del techo por donde podíamos trepar, y subimos a una galería fósil que corre por encima de la principal. Por ella llegamos de nuevo hasta la primera parte de la cueva, y salimos al exterior. Primera visita, concluida, y con ganas de más.

La segunda vez, volvimos con Aitor, Edu y Fidel, del grupo de Fotoespeleo QNK. En esta ocasión nos dedicamos a las fotos (esta vez contábamos con dos cámaras, y dos fotógrafos: Edu y Aitor), y no nos volvimos a adentrar en el caos de bloques para buscar la continuación. Os dejo alguna foto de esta sesión, así como alguna otra que hicimos con el móvil mientras avanzábamos y preparábamos el material:


Selfie de los miembros de Fotoespeleo QNK que acudimos a la cita.
De izquierda a derecha: Hermano Errante, Edu, Fidel, yo y Aitor.

Buscando lugares donde colocar flashes y demás. Foto realizada por Fidel (creo).

Hermano Errante junto al rincón plagado de estalactitas de la zona fósil de esta cavidad. Foto de Edu.

Fidel y Aitor preparados para hacer una foto a Edu. Foto por Edu.

Fotografía de Aitor a Edu mientra éste los fotografiaba a él y Fidel. Ésta foto y la anterior se hicieron casi al mismo tiempo.

Foto que me tiró Edu mientras reptaba por la galería fósil colgada sobre la galería principal.

Yo mismo saliendo de la gatera en ascenso que conduce a la galería fósil y su espectacular rincón plagado de espeleotemas.

En esta nueva visita, yo sí que me adentré en una gatera que salía de la zona fósil hacia un lateral de la dirección de la galería principal. Estaba investigada (había restos de que alguien se había arrastrado por allí) pero su corta sección me hizo desistir. Para otra visita, si volvemos, tengo pendiente echarle un ojo más detenidamente. Tras hacer las fotos, volvimos a la superficie.

Tras esto, dejamos un tiempo la Similla. Pero, unos meses después, en una reunión con el grupo Lobetum, preguntamos a su Presidente (Enrique Valero) por la continuación y nos dibujó un croquis en una servilleta donde explicaba cómo encontrar el paso que nosotros no habíamos podido hallar por ninguna parte.

Ya, con el 'mapa del tesoro', el día 20 de Junio de este mismo año, tras hacer el Barranco del Arroyo del Valle junto con Charly, volvimos a la Similla para ajustar las cuentas pendientes.

Pasamos rápidamente por la galería principal y los pasos que ya conocíamos. Una vez en el segundo caos de bloques, bajamos hasta el cauce del curso de agua (que en esta ocasión tenía agua embalsada, pero no corría) y Hermano Errante se adentró en un laminador, que desembocaba en una gatera estrecha, tras la cual había que empotrarse entre las paredes para ascender un tramo vertical de unos 2 metros y pico. Éste era el paso que buscábamos. Gracias a las indicaciones de Enrique Valero, habíamos dado por fin con la continuación de la cueva. Si bien es verdad que, este paso está muy próximo a la zona por donde discurre el agua, y si la primera vez no lo vimos fue porque el nivel del agua era mayor y el paso se encontraba sifonado (lleno de agua, vamos).

Pasamos por esta zona, donde tienes que convertirte en un auténtico 'tetris humano' para lograr encajarte, desencajarte y salir por arriba; y continuamos al otro lado del caos, por el cauce nuevamente. Aquí había una 'bandera' realmente larga y blanca (se muestra en el vídeo) descolgándose de la pared y algunas estalactitas finísimas en plena formación. Tras esto, un tercer caos de bloques obstruía el paso, pero tras una corta trepada y una gatera entre los bloques desembocamos en la sala final de esta cueva. Una sala casi circular, de unos 15 o 20 metros diámetro, donde había un par de gateras que investigamos, pero que se estrechaban mucho ya como para permitir el paso. Habíamos llegado a la zona final de esta cavidad.

La dirección principal de toda la cueva va hacia el Norte, y es de esperar que esté conectada con la Sima del Labio de la Tía Coja, y más adelante con el Sumidero del Embalsador (actualmente en exploración, y ya con un desarrollo superior a 6 kilómetros, lo que la convierten en la cavidad de mayor desarrollo de la provincia). De no ser por los derrumbes que cortan el paso, si se pudieran conectar la Similla, el Labio y el Embalsador, estaríamos hablando de un sistema de cavidades que alcanzaría varios kilómetros más de lo que actualmente se conocen, ya que estas tres cavidades vierten el agua que cae en toda la Muela del Rebollar hacia el Norte, en el Río Cuervo. Ojalá algún día se pueda encontrar o forzar la conexión entre estas cavidades. Sería un sistema kárstico increíble.

Y, hasta aquí la crónica... os dejo el enlace al vídeo que he subido a Youtube para que veáis cómo es realmente lo que he relatado aquí: https://youtu.be/4b-OinAiGbc

Y con esto, me despido hasta la siguiente entrada. ¡Hasta la próxima!

martes, 2 de julio de 2019

Descenso del Arroyo del Valle, en Beteta

En nuestra provincia, somos privilegiados en cuanto al descenso de barrancos. De la zona centro de España, Cuenca es la provincia con más descensos instalados. Unos con más agua, y otros con menos... pero, en definitiva, tenemos muchos. Y todos en entornos impresionantes.

Los que suelen llevar agua, los hemos descendido con caudal, que es lo más divertido y refrescante (Barranco de Portilla, de Majadas, de Poyatos, la Hoz Somera), pero también hemos descendido alguno con muy poco caudal (Barranco de las Clochas), o con caudal casi inexistente. En el barranco al que vamos a adentrarnos hoy, nos metimos a mediados de Junio (el día 20, que era festivo), con lo cual estaba totalmente seco, pero no por ello exento de interés (habrá que volver después de lluvias, a ver si lo pillamos con agua).

Tras leer que este barranco había sido equipado hace poco, nos fuimos para allá Hermano Errante, Charly (con quien también hice el descenso del Barranco de la Hoz Somera) y el que suscribe, para descender sus 4 rápeles de 6, 30, 8 y 20 metros respectivamente.


Segundo rápel del descenso, con 30 metros.

Primeramente, vamos a ubicarnos. El barranco se llama Arroyo del Valle, y se encuentra al Suroeste de la población de Beteta, un poco antes de salir de la impresionante hoz que labró el Río Guadiela entre Puente de Vadillos y Beteta, aproximadamente en el punto kilométrico 50.


Mapa de la ubicación de este barranco respecto a la cercana población de Beteta.

Se puede dejar el coche en la Presa de Librerías y acceder al barranco por una senda poco marcada que cruza el Guadiela por un estrecho puente. Nosotros, de todos modos, hicimos la aproximación desde otro punto que nos pareció más cómodo, dejando el coche en un camino que sale a la derecha pasado el punto kilométrico 51. Tras aparcar el coche y echarnos a cuestas todo el material, hay que seguir este camino cuesta arriba, hasta tener el Arroyo del Valle a nuestra derecha.

Os dejo aquí la imagen de nuestro recorrido de aproximación  y del recorrido dentro del barranco.


Mapa con el recorrido marcado. En rojo, el acceso y salida del barranco, y en amarillo el descenso deportivo.


No sabíamos muy bien en qué punto entrar al barranco, con lo cual, entramos un poco más arriba de donde empieza la acción...

Tras recorrer un tramo de unos 200 metros dentro del cauce seco, nos encontramos con los primeros resaltes a destrepar (aquí no hay instalación para cuerdas, pero se puede montar en anclajes naturales).

Dejo aquí una imagen aérea de la zona donde se concentran estos 4 rápeles: uno de 6 metros (que no se aprecia), otro de 30 metros (el de la derecha de la imagen), otro de 8 (que tampoco se aprecia) y el rápel final de 20 metros (que está más a la izquierda y arriba en la imagen):


Aquí se ven bien los dos rápeles más largos de este descenso, uno de 30 y otro de 20 metros.

Pues bien, ya hemos destrepado los dos resaltes que preceden al primer rápel.


Llegando ya a la zona divertida...

Hermano Errante monta la cabecera en doble mientras Charly destrepa este primer rápel por un lateral (estos escaladores, están locos...)

Cabecera del primer rápel, de 6 metros.

Hermano Errante baja y después le sigo. Una vez abajo, me dice que me he dejado los guantes arriba. Vaya... me toca trepar, recogerlos y destrepar por donde Charly lo había hecho un poco antes. Menos mal que ha sido en el rápel más corto...

Este barranco tiene sus 4 rápeles en la zona final, ya casi donde desemboca en el Río Guadiela, por lo cual, una vez metidos en faena, los rápeles se encadenan muy seguidos.

Tras esta 'toma de contacto' estamos ante el plato fuerte del descenso. La roca se corta en seco y nos muestra una caída vertical de 30 metros. Montamos la cuerda larga (de 80 metros) y decidimos descender este rápel con los aparatos de espeleo. Las razones son varias: se controla mejor la velocidad de descenso; no se riza apenas la cuerda (descendiendo con el 'ocho' en seco se riza bastante) y, además, aprovechamos para ir instruyendo a Charly en el manejo de los aparatos de progresión vertical, ya que queremos meterlo en alguna sima más adelante. Y es que Charly, no teme a nada.

Pues bien, encaro la vertical el primero. Desciendo con mi descensor Dressler simple (autoasegurado con un Shunt) y doy el 'libre' una vez llego abajo. Mientras espero que comiencen a bajar Charly y Hermano Errante hago un informe de la situación:

Selfie errante en la base del segundo rápel de este barranco, de 30 metros.

Informe de situación tras el rápel.


Es el turno de Charly, que baja con un descensor Dessler, pero el modelo Stop (que cuenta con autoseguro, con lo que se evita tener que llevar también el Shunt).

Ahí está Charly dándole al descenso:

Charly en la primera parte del rápel.

Charly probando por primera vez el descensor de poleas Stop en el rápel de 30 metros.


Tras él, Hermano Errante se descuelga por la vertical:

Qué estilazo tiene el jodío... parece que lleve toda una vida haciendo esto.

A unos 50 metros de éste rápel, tenemos el tercero del descenso. Lo monta Charly, en doble, con la cuerda corta que traemos, para bajar los tres con el descensor 'ocho':

Montando el tercer rápel.

Éste tiene 8 metros, pero su dificultad radica en un extraplomo donde corres el riesgo de golpearte al descender. No quería dejarme los dientes en él... así que, bajé un poco 'a lo burro' mientras Charly me grababa éste vídeo:

Charly, macho... se graba al revés... jajaja

Superado éste tercer rápel, ya sólo nos quedaba otro de los grandes, esta vez con 20 metros. Hago este selfie en la cabecera (me dio por los selfies aquel día...):

Selfie en la cabecera del rápel final, de 20 metros

De nuevo lo bajamos con los 'cacharros' de espeleo, evitando rizar la cuerda.

Charly baja primero. Después voy yo, mientras Charly me graba:

Alma Errante gestionando este rápel de 20 metros.

Y después baja Hermano Errante a reunirse con nosotros:

Hermano Errante baja este último rápel del descenso.


En este punto, estamos ya cerca de la carretera, y buscamos una senda por la parte derecha para salir del barranco y volver andando hasta el punto donde habíamos aparcado el coche.

Desde ahí, iríamos a hacer espeleo, de vuelta a la Similladel Val (en Santa María del Val), donde por fin encontramos el paso que daba continuidad a la parte de la cueva que en las otras dos ocasiones no logramos encontrar, y que posiblemente mostraré en la siguiente entrada de este blog...

Y, nada. Hasta aquí la crónica de este descenso del barranco del Arroyo del Valle, en Beteta... o, espera, aún no. Hay algo más... como colofón, he montado un vídeo que está subido en YouTube sobre este descenso. Echarle un ojo: https://youtu.be/mZGGB25gPH0

¡Hasta la vista, lectores errantes!