martes, 10 de diciembre de 2019

Animalejos y Plantas II

¡Hola de nuevo lectores errantes! ¡Estoy por aquí de vuelta (que ya iba siendo hora...)!

Esta entrada no va de cuevas. Por una vez. Para que luego no digáis que me estoy encasillando...

Aunque también algunos de estos bichejos viven en cuevas... 

Esta vez, vamos a ver los animalejos y plantas que me he ido cruzando por ahí desde que hiciese una entrada similar a ésta en octubre del año pasado (Animalejos y Plantas I).

Antes de nada, contar algunas experiencias (sobre todo sustos) que han tenido lugar desde la anterior entrada dedicada a los animalejos y de las que no hay imágenes aquí, como cuando un potro juguetón nos puso en alerta y los nervios de punta en la pequeña aldea de la Veredilla, al norte de la población de Zafrilla. En aquella ocasión me acompañaba Santi, ya que le faltaba por subir al pico Umbría del Oso, y me ofrecí a ir con él para ascenderlo por segunda vez. Pues bien, llegando a la aldea de la Veredilla (no recuerdo si subíamos al pico o ya bajábamos de él) vimos a lo lejos dos caballos grandes y un potro ya crecidito. Nosotros seguíamos nuestro camino cuando, el potro comenzó a trotar a buen ritmo en nuestra dirección. Parecía que quería embestirnos o jugar, pero se quedó parado a un metro y pico de nosotros cuando le voceé y levanté una mano. Se acercó a mi mano, que había dejado extendida y me dejó acariciarle la cabeza. Hasta ahí todo bien. Entonces le dimos la espalda para continuar nuestro camino y salió corriendo hacia los otros dos caballos, pero de pronto se giró y volvió a trotar hacia nosotros, esta vez más rápido. Nos quedamos parados y nos giramos para ver qué intentaba el potro, que venía directo hacia nosotros... hasta que hizo un quiebro y se paró de golpe a unos 5 metros, se dio la vuelta y lanzó una coz con las dos patas traseras en nuestra dirección a la vez que se tiraba un sonoro pedo. ¡El cabrón se estaba riendo de nosotros! Seguimos andando, intentando no hacer caso del potro, ni hacer ademanes bruscos por miedo a que los caballos adultos que había a unos 70 metros se pensasen que íbamos a hacerle daño y viniesen a darnos una buena paliza...
Total, que el dichoso potro aún vino a por nosotros un par de veces más, ya casi a galope tendido y haciendo quiebros, además de tirarnos alguna que otra coz, aunque desde la distancia... por eso nos puso el corazón a 200 por hora hasta que conseguimos alejarnos, dejarlo atrás y que no nos siguiera. La otra vez que subí a la Umbría del Oso, junto a una finca en el paraje de la Reclova otros tres caballos vinieron a amenazarme (menos mal que se lo impedía una valla) por pasar por un camino cercano. Al parecer los caballos de Zafrilla son bastante territoriales... y hay que tener mucho cuidado con un caballo cabreado.

Otro susto que tuve, hace poco además, fue con un gran ciervo macho en el término municipal de Villar de Domingo García mientras subía a la Sierra de Bascuñana. Yo iba tranquilamente andando por una pista forestal cuando oí algo entre los árboles cercanos. Seguí andando y, al volverlo a oír me paré en seco, mirando hacia el lugar donde se oía el ruido para ver al animal que lo provocaba. El caso es que el ruido avanzaba en mi dirección. Me quedé congelado. Vi salir a un ciervo macho de gran cornamenta de entre las ramas, a unos 5 metros de mí y pensé que venía directo a embestirme, pero cambió rápidamente de dirección al verme parado en el camino y desapareció por donde había aparecido. Yo, me acojoné, claro... pero no pasó nada más. Le voceé que tuviese más cuidado la próxima vez y no me diese esos sustos (sí, cuando voy solo por el monte y me cruzo con algún animal le hablo como si fuese una persona conocida. Cosas mías...) y oí el sonido de sus pasos alejarse.

Sustos así, no recuerdo ninguno más últimamente...

Claro, que la gran mayoría de las veces soy yo quien, involuntariamente, asusta a los ciervos y no al revés...

Cierva en Buenache de la Sierra.

Parece que la población de ciervos se ha recuperado bastante desde que hace un par de años hubiese una enfermedad que acabó con la mayoría de ellos.

También últimamente, al igual que el año pasado, he visto cabras montesas en varios sitios. Parecen gozar de una población estable y saludable:

Pareja de Cabras Montesas en la Dehesa de la Losilla, en Las Majadas.


Los que son más difíciles de ver son los gamos. Alguno me he cruzado, pero no son tan numerosos como ciervos, corzos y cabras montesas. Aún tengo pendiente hacer una escapada durante su época de celo para oír 'la ronca' que es como se llama la particular berrea del gamo. Este tiempo atrás encontré una bella cornamenta cerca de Valdemeca:

Cabeza de gamo encontrada en el término municipal de Valdemeca.

Corzos, he oído a muchos. Verlos es más complicado, pero los machos van por ahí ladrando a lo loco casi todo el año, y los he oído en muchas partes.

Este año he visto bastantes zorros. Cerca de la Ciudad Encantada intenté seguir a uno desde una cierta distancia pero no tardé mucho tiempo en perderlo de vista. La mayoría los he visto desde el coche, incluso vi un cachorro tristemente atropellado, el día que cogí la calavera de la foto anterior:

Cría de zorro atropellada en la carretera de Valdemeca. Pobrecilla...

Es una pena ver animales atropellados.

Este año no he visto tantas víboras ni culebras de escalera como el año pasado, pero en su lugar me he cruzado con un par de grandes Culebras Bastardas, a una de las cuales logré sacar una foto:

Aunque no se ve muy bien, los colores de esta serpiente me pareceieron impresionantes. Desde verdosos y azulados por la cabeza a los amarillentos en el lomo. Estaba por la carretera de San Isidro. (Pulsar imagen para ampliar)

Por los riscos de la misma zona que la foto anterior (sobre la Hoz del Río Júcar) encontré algo que no había encontrado hasta ahora y que probablemente la mayoría no conozcáis. O, bueno... a lo mejor sí... ¿Sabéis lo que son las egagrópilas? Son bolas formadas por restos de alimentos no digeridos que regurgitan las aves rapaces. Os dejo el enlace al artículo que os explica mejor lo que son aquí.

Bueno, pues eso... me encontré varias de ellas, al parecer de especies diferentes de aves, pero todas en un mismo sitio:

Egagrópila con restos de paja y tallos.

Egagrópila con restos de pipas.

Otra egagrópila diferente.

Egagrópila deshecha que presentaba restos de huesos de roedor y pelos.

Vale, ver vómitos de pájaro no es bonito, pero me pareció curioso que hubiese tantas en apenas 2 metros cuadrados. Debe ser como un vomitorium para pájaros aquel sitio...

Otro animalejo que nos puede parecer desagradable es el siguiente. Eso sí, que sepáis que hace un gran trabajo abonando la tierra al mover su comida de un lado para otro...

Se trata del Escarabajo Pelotero, del cual me encontré un par de ejemplares en los Palancares este tiempo atrás:

Escarabajo pelotero rebuscando en su despensa.

Ahora vamos con un animalejo que, parece de lo más lindo, pero que no tiene nada que envidiar al escarabajo pelotero en cuanto a acumulación de suciedad. Se trata del erizo común. Aunque parezca mucho más limpio, no nos engañemos... los erizos están llenos de pulgas, dado que no tienen facilidad para limpiarse. He cogido varios en mi vida, y siempre después de haber cogido alguno, me he llevado unos cuantos picotazos... ley de vida.

Erizo común que deambulaba junto al Río Júcar una noche de Septiembre.

Otro animalejo bastante descuidado con su higiene corporal es el siguiente:

Jabalí de paseo por Valdecabras.

Aunque, es verdad que los jabalís se frotan en el lodo para acabar con los insectos y parásitos que se les pegan a la piel... suelen ir bastante guarros.

Y hablando de insectos y parásitos... a las puertas del invierno, y con heladas por las noches, no entiendo cómo pueden haber aún abejorros y abejas volando, si no tienen flores de las que alimentarse. Algo va mal, desde luego. La siguiente imagen y el vídeo fueron tomadas a comienzos de este mes de diciembre:

Abejorros en diciembre. No es lógico, si no tiene flores de donde comer, ¿no?

Langosta moviendo las alas al sol de diciembre

Ayer mismo (día 9 de diciembre) vi un murciélago cazando mosquitos en las luces del campo de la Fuensanta. Algo estamos haciendo mal, sin duda.¿Cambio climático? Yo creo que sí.

Hace tan sólo 3 años me veía negro para cazar un saltamontes o un grillo y dárselo de comer a el alacrán que tenía de mascota. Al pasar septiembre, dejaba de haber insectos en el campo y me veía obligado a comprar grillos de tienda para darle de comer cuando se negaba a hibernar. Ahora en diciembre aún ves saltamontes, mantis religiosas e incluso avispas y abejas por el campo...

Ah, y ahora que hablamos del pequeño alacrán que tuve casi 2 años como mascota...¿queréis verlo bajo luz negra (luz ultravioleta)?

Alacrán disecado bajo luz negra. Fluorescencia.

Dejo por aquí algo que he visto sobre éste fenómeno por internet: "Todos los escorpiones emiten una fluorescencia cian (con una longitud de onda entre los 440 y los 490 nanómetros) cuando se iluminan con luz ultravioleta. Este fenómeno fue descubierto casi simultáneamente en 1954 por el zoólogo italiano M. Pavan y el zoólogo sudafricano R. F. Lawrence y revolucionó el estudio de la biología y ecología de los escorpiones gracias a que fue posible localizarlos y observarlos por la noche usando lámparas de luz negra. La intensidad de la fluorescencia aumenta con la edad del escorpión y la dureza de su cutícula y es más brillante en las zonas más duras." fuente https://naukas.com/2011/04/20/por-que-son-fluorescentes-los-escorpiones/

Y, siguiendo con los insectos, vamos ahora a ver un tipo de Mantis Religiosa que, al menos yo, no había visto jamás por estos lares. Además, buscando información sobre este insecto, se menciona en todas partes que suele habitar la franja costera Europea, pero a ésta la encontré en Cuenca, a 970 metros de altitud, lo cual, creo que también puede deberse al mencionado cambio climático. La encontré en Julio y es el primer ejemplar de Mantis palo (Empusa pennata) con que me encuentro:

Mantis palo (Empusa pennata). ¡Vaya camuflaje, eh!

Cambiando de tercio... ¿conocéis los grillos de corral? Seguro que alguna vez habéis visto alguno, aunque quizá no supieseis que se llamaban así. A ver si os suena:

Se le llama Chicharra alicorta así como Grillo de Corral, aunque en su DNI pone Ephippiger ephippiger...

Y, para acabar con los insectos, vamos con uno que, al informarme un poco sobre su procedencia, hábitos y hábitat me ha dejado impresionado. Bueno, a ver... el insecto en sí no me dejó muy impresionado (a alguno que venía en aquella ocasión sí que le asustó) lo que me dejó impresionado fue encontrarlo aquí, ya que, indagando por la red de redes descubrí que fue nombrada como Araña Europea del Año y también el Insecto Cavernícola del año 2012. Por lo que he indagado se encuentra en la cornisa norte de España y Portugal, pero no se tiene constancia de que hubiera sido vista más al sur, y yo le hice la fotografía a ésta en la Cueva de la Canaleja, en Valdecabras...
Se trata de la Meta menardi conocida comúnmente como Araña Cavernícola Grande, y habita la parte inicial de algunas cuevas.

Gran ejemplar de Meta menardi cerca de la entrada de la Cueva de la Canaleja.

Y, para acabar ya con los animalejos, vamos con el bichejo más majo que me he encontrado últimamente por ahí. Se trata de una Lagartija común que, al parecer, se sentía a gusto posando para la cámara en el Arroyo de la Madera, en la localidad de Uña:

Pequeña lagartija encantada de posar ante la cámara de mi móvil.


Bueno, y una vez vistos los animalejos, vamos a ver algunas plantas y árboles curiosos que he visto durante este año. No son muchos, pero ahí van.

Una de ellas es esta Genista en flor que vi en Valdecabras creciendo en suelo durísimo:

Genista en flor.

Otro vegetal que me llamó la atención, y que cuya faceta no conocía, fue una Higuera. Concretamente, sus raíces, de las cuales no sabía yo que eran tan largas, fuertes y profundas:

Raíces de Higuera adentrándose e un abrigo rocoso de la Hoz del Júcar.


También, hace no mucho, vi algo que no había visto hasta ahora. Se trataba de una estación para realizar medidas y seguimientos de una masa forestal repoblada de pinos cercana a Las Majadas. Disponía de raíles y cajones para recoger las acículas que se caían de los árboles, así como dendrómetros (aparatos para medir el ritmo de crecimiento del tallo de plantas y árboles) para realizar el seguimiento de una pequeña masa forestal, supongo que con fines de gestión forestal o prevención contra incendios. Ahí van un par de fotos de los dendrómetros que había en algunos de estos pinos:

Dendrómetro profesional.

Otro dendrómetro.

Y, por último, estuve visitando a un longevo habitante de nuestra provincia. Un habitante que ha visto todo lo acontecido a 1 kilómetro de la población de Pajares desde hace más de 400 años. Se trata de un roble enorme llamado 'El Dios de Pajares' y el cual yo no conocía y me llevaron a ver una tarde:

Aunque la foto no salió muy allá, permite hacerse una idea de lo grande que es el tronco de éste árbol.

Y, bueno... creo que, con lo que llevamos hasta ahora ya podemos dar por terminada esta entrada y seguir recopilando imágenes de animalejos y plantas para la próxima, ¿no?

¡Hasta la vista! 

domingo, 10 de noviembre de 2019

Minas abandonadas en Cuenca capital


En esta nueva entrada, voy a mostraros dos misteriosas minas abandonadas muy cercanas a nuestra ciudad: la mina del Cerro de San Cristóbal (más conocido entre los conquenses como Cerro de las antenas); y la gran (y peligrosa) mina del Portland, la más cercana a nuestra capital.

Mina del Portland.

La primera, la mina del Cerro de San Cristóbal, se encuentra pasado el párking que hay más arriba del Castillo, y se puede localizar simplemente viendo una alta caseta de ladrillo que hay en la ladera del cerro, a nuestra izquierda. Junto a esa caseta pasa una senda que, si la seguimos unos 40 metros, nos deja en la boca. Estamos en la falda del conocido en Cuenca como Cerro de las antenas.

En un principio a Padre Errante le contaron que se trataba de una mina de plata (aunque me extrañaba mucho que hubiera plata en ese lugar). Ante mi pregunta de si era de la época musulmana, solamente me dijo que no. Que debía ser más reciente, pero poco más pudo aportar... y rebuscando un poco por ahí, he dado con alguna información.

Al parecer, y según el libro 'La Cuenca subterránea I', esta mina se comenzó a excavar por la década de los 60, pero lo que se buscaba en su interior no era plata, sino caolín. No sé si llegaron a encontrar algo, pero a juzgar por el fondo de la mina, parece que dejaron a medias la prospección...

El caolín tiene múltiples usos, como: fabricación de materiales refractarios, cerámica, vidrio, pinturas, plásticos, agroquímicos e incluso cosméticos.

Aquí está la boca de entrada:

Boca de entrada a la mina del Cerro de San Cristóbal

Por desgracia, había bastante basura en la entrada. Una pena.


Y una foto desde su interior:
Vista desde dentro.

Ésta mina, excavada a mano, se adentra bastante en las entrañas del Cerro de San Cristóbal. No sé la longitud exacta; en el mencionado libro 'La Cuenca subterránea I' se dice que puede tener unos 300 metros, aunque sus autores comentan que por razones de seguridad no llegaron hasta el final. Yo tardé 4 minutos en llegar a la zona donde se dejó de horadar la roca (es decir, al final), solo y andando a buen ritmo... y creo que la estimación de 300 metros es exagerada. Si acaso, yo me inclinaría por unos 100 metros, tirando al alza.

El vídeo del recorrido adentrándome en esta mina abandonada no se podía subir al blog, porque pesa más de 100 Mb... pero he hecho trampa, y lo he acelerado para que ocupase menos y poder subirlo aquí:

Vídeo a velocidad acelerada mostrando el recorrido por esta mina.

De todos modos, lo tenéis también en el siguiente enlace de YouTube, donde lo he subido a velocidad normal para que, si alguien que sepa más cosas sobre esta misteriosa mina lo ve, las desvele:


Al parecer, a los 15 - 20 metros de la entrada la mina topó con una diaclasa, y a partir de ahí el techo sobre nosotros está fracturado. Parece ser que la excavación siguió esa fractura, ya que ahí habría un hueco que los mineros irían ensanchando, en lugar de seguir picando piedra pura en otra dirección.

Hay una pequeña colonia de murciélagos en esta mina abandonada, por lo cual es mejor no entrar en ella en invierno, con el fin de no despertar a estos frágiles mamíferos durante su período de hibernación.

También convendría tener un poco de civismo y sentido común y no dejar latas vacías y plásticos a la entrada, pero por desgracia a la gente le da igual que se lo repitas una y otra vez (y no va por vosotr@s lectores errantes, que confío en que no ensuciéis el medio ambiente) y sigue dejando su mierda en cualquier parte.

Vale. Sigo.

A la salida me fijo en que la explanada que hay frente a la entrada a la mina, seguramente fuese cimentada con todo el material que sacaban del interior de la tierra durante las excavaciones, al ir apilándolo ahí. Desde aquí se ve la Cueva de la Zarza (que aparecía brevemente en la entrada anterior) en la margen contraria de la hoz.

Panorámica desde la entrada.
Dejo por aquí un mapa de la zona, aunque como decía, encontrando la caseta (que se ve claramente al comenzar a subir por el camino que asciende hasta el Cerro de las antenas) y siguiendo la senda que hay junto a ella, se llega sin pérdida:

Aparece marcado en rojo el punto donde se encuentra esta mina. En el centro del mapa.

Y ahora, vamos con la grande. Con la misteriosa. Con la peligrosa. Vamos con la mina del Portland.

Recuerdo cuando era pequeño, que estuve en ella con mi padre, aunque no nos adentramos apenas. Poco después, la sellaron a cal y canto porque hubo un derrumbe del techo y alguien murió en su interior.

Tras mucho tiempo sellada, hace unas semanas Padre Errante me dijo que había pasado por allí y que la puerta estaba abierta (alguien la habría forzado), y claro... la cabra tira al monte.

¿Sabéis dónde está esta mina? Justo en la subida al Parador de Turismo de Cuenca, al comienzo de ésta a la derecha. Hay una pintada en la roca que advierte del peligro de derrumbes en el interior de la mina. No tiene pérdida.

Entrada a la mina del Portland.

¿Sabéis lo que esconde? Yo no lo sabía... pero después, cuando he indagado y me he adentrado más en ella, me he quedado flipado. Seguid leyendo.

Sin saber lo que me iba a encontrar, me adentré un poco en solitario. Muy poco. Hice esta foto, y me salí:

Panorámica de la entrada a esta gran mina.


Había mucha basura de cuando la sellaron (se había convertido en un vertedero clandestino por estar tan cercano a Cuenca) aunque era mucho más alta y grande de lo que recordaba e imaginaba. Vi el coche que hay en la primera galería que nos sale a la derecha (esto sí lo recordaba) y también vi que partían varias galerías de este punto. A priori, parece un laberinto.
Un poco más adelante, ya había muchos bloques caídos del techo cubriendo el suelo. Derrumbes. Por eso la cerraron. Una persona murió en el interior de esta mina, aunque no he encontrado información sobre el año de tal suceso. Decido salir para volver en otro momento.

 Imágenes de la entrada tomadas durante mi última incursión en esta mina.


Ese 'otro momento' se materializa al día siguiente, cuando veo a uno de mis primos y le propongo que me acompañe a echar un nuevo vistazo. Acepta, cogemos un par de linternas y nos dirigimos hacia el interior del Cerro del socorro.

Empezamos siguiendo la galería principal, la que va de frente conforme entramos en la mina, y se adentra (con dirección Este) bajo el Cerro del socorro. Avanzamos entre bloques caídos del techo, dejando salas a izquierda y derecha. El techo no parece inestable. Aunque hay grandes bloques en el suelo, ninguno amenaza con caerse sobre nuestras cabezas colgando precariamente del techo.

Bloques por todas partes y paredes que se vienen abajo. Desde luego, no es un lugar bonito.

Hay extraños caballetes metálicos unidos con largos alambres. También hay restos de una gran tubería que debía ir anclada al techo para renovar el aire del interior. Es grande. Mucho más que la del Cerro de San Cristóbal. Ésta mina parece que fue excava a máquina (a pesar de que, como veremos más adelante, esta mina es anterior a la mencionada).

En ese momento, todo se nos antoja bastante extraño. Lo único que conocemos de oídas, sobre este lugar, es que fue usado durante la guerra civil como refugio antiaéreo y que allí ha muerto gente posteriormente por un derrumbe. No sabemos mucho más, ni lo que vamos viendo nos aclara gran cosa...

Tras avanzar un trecho por la galería principal, el derrumbe parece más masivo, y decidimos dar la vuelta. Al volver a la entrada, nos adentramos esta vez por una galería que conduce a la parte derecha de la cueva, en dirección hacia el cercano Teatro Auditorio. Aquí hay más humedad, y un poco más adelante hay un pilón pegado a la pared que recoge el agua de las filtraciones. También hay pequeños canales en el suelo para evacuar el agua.

Más alambres y caballetes. Muy extraño.

Más adelante la galería gira hacia la izquierda y las filtraciones de agua del techo están formando ya una capa de caliza amarilla que en el futuro se convertirá en una colada. Al ir girando a la izquierda, al final damos con una gran abertura que une de nuevo con la galería principal por donde la hemos recorrido antes. Media vuelta.

Aquí, nos pasó algo curioso... pasé sobre unos alambres sin tocarlos, pero mi primo que me seguía, los rozó y al moverse, del techo cayó a plomo un murciélago. Nos quedamos muy extrañados. ¿Cómo ha caído? ¿Por qué? ¿Estaba durmiendo agarrado al alambre? Pobre...
Ha caído boca abajo. Le damos la vuelta y está vivo. Es un murciélago orejudo (los más grandes que hay por la zona). No tenemos nada para llevárnoslo y dejarlo en otro sitio. Nos planteamos volver a colgarlo, pero el techo está alto y no podemos. Decidimos dejarlo boca abajo de nuevo, para que pueda al menos arrastrarse y buscar refugio y salimos de allí.

Al día siguiente, no pude olvidar al pobre murciélago abandonado a su suerte y volví en solitario con una cajita para meterlo y llevármelo a la mina del comienzo de esta entrada, donde lo podría colgar del techo (ya que es más bajo) para que sobreviviese. Al llegar al punto donde cayó, miro bien por todas partes... pero no lo veo. Hasta que veo un murciélago volar. Creo que es él. Se ha salvado. Es fuerte. Menos mal que no le ha pasado nada... me supo muy mal dejarlo allí el día anterior.

A partir de aquí, mi interés por este lugar aumenta. Comienzo a indagar y encuentro algo. Nuevamente la información procede del libro 'La Cuenca subterránea I' donde se dice que esta mina fue abierta por la compañía de cementos Portland, aunque no se menciona la fecha. Durante la guerra civil se le dio la consideración de refugio. Unos años más tarde, se la reconvirtió en un criadero de champiñón, cosa que me confirmó Padre Errante, que me dijo cómo recordaba haber ido de crío con mi abuelo allí a por champiñones, los cuales se encontraban en cajas y cestas que colgaban de los caballetes unidos por alambres. Un misterio desvelado.

Una de las salas de esta laberíntica mina.


En dicho libro también se menciona que éste ha sido lugar de derrumbes con víctimas mortales, aunque no se dice cuántas personas ni cuándo ocurrió.

En una página web se dice que esta mina tiene 2 kilómetros de longitud. Eso es mucho y quiero comprobarlo, por lo que vuelvo poco después con Hermano Errante para intentar llegar hasta el final de esta mina.

Recorremos primero la galería principal, asomándonos a las salas que salen a uno y otro lado.

 Vídeo de otra de las zonas de la galería principal.


Seguimos esquivando alambres y avanzando, hasta que me topo con una sala cuya continuación aparece tapiada. He llegado al final de la mina. Hermano Errante anda un poco más atrás.

 Sala final de esta mina.

Voy al encuentro con mi hermano por otra galería lateral. Y seguimos avanzando, ahora en dirección a la salida.



Conectamos con el ramal que parte a la derecha al poco de entrar. Aquí hay más humedad, y se están formando coladas amarillas en algunas paredes. Esta zona ya la conozco de cuando vine con mi primo.

Espeleotemas formándose.


Llegamos hasta el pilón que hay en esta zona, y de donde sospecho que sale el agua que se dirige a la Fuente del Portland, en la carretera hacia Palomera.

Pilón cercano a la entrada.

Y estamos ya casi en la salida. Sin percances. Sin derrumbes. Eso es bueno.
Grabo la galería por la que hemos vuelto:

De vuelta en la entrada de la mina.

Ya estamos en la salida. Hemos investigado ésta gran y peligrosa mina abandonada tan cercana a Cuenca.

He subido un vídeo a YouTube con todos los vídeos contenidos en esta entrada. Os dejo por aquí el enlace:

https://youtu.be/BluDHmOfLto

Y nada más por ahora... ¡Hasta la próxima!

jueves, 31 de octubre de 2019

Cuevas y covachas cercanas a Cuenca

Hay multitud de agujeros en los afloramientos de roca caliza que rodean la ciudad de Cuenca. Sobre todo en las hoces de los ríos que cruzan nuestra ciudad: el Júcar y el Huécar. La mayoría de ellos son de grandes dimensiones, pero poco profundos. También hay algún agujero de pequeñas dimensiones pero con algo más de profundidad y alguna formación endokárstica (es decir, espeleotemas subterráneos). E incluso, contamos con un par de minas entre los subterráneos más cercanos a la ciudad (son los 'agujeros' que más desarrollo tienen en la zona y los más cercanos a la capital) las cuales investigaremos en la siguiente entrada.

Aquí no están todos los que son, pero son todos los que están.

Donde más de estas 'covachas' hay es en la Hoz del Río Júcar, en la margen derecha del río (según el sentido de las aguas). En este lado tenemos la Cueva de San Julián el Tranquilo (que no aparece aquí), otro gran abrigo rocoso que hay justo encima de ella, otra pequeña cueva encima de la Playa Artificial y otras dos más adelante, más o menos a la altura del kilómetro 4 de la carretera CM-2105 que discurre junto al río Júcar. En la margen izquierda del Júcar visitaremos la Cueva del Sombrero. Aquí también investigué dos grandes covachas de las que no tengo imágenes.

Para preparar esta entrada, he seleccionado tres cuevas en la Hoz del Huécar, aunque he obviado la conocida Cueva de la Zarza (de la que solo mostraré un par de imágenes desde lejos) y una de las que he incluido se encuentra ya en la población de Palomera (la Cueva del Moro) a 9 kilómetros de Cuenca.

También he incluido dos covachas situadas en la Sierra del Bosque (el cerro donde se encuentran los restos del antiguo telégrafo).

Pues bien, vamos a lo que vamos. Empezaremos con éstas dos últimas covachas.

Para comenzar, vamos cerca de Cuenca capital. Nos desplazamos a la parte Oeste de la ciudad. En sus afueras. A la llamada (según los mapas) Sierra del Bosque. Llamada comúnmente en Cuenca, 'el cerro del telégrafo', lugar donde se ve la antigua torre del telégrafo.

Desde el tramo de carretera nacional N-320 que discurre a los pies de esta pequeña sierra, se ven, llegando casi al viaducto que precede a la rotonda de Albaladejito, dos abrigos a unos 60-70 metros de altura sobre la calzada, a la izquierda. Y, hasta allí que me fui una tarde...

Subiendo por un barranco seco, llegué a las cercanías del primer abrigo. Desde ahí hice una foto mirando hacia la ciudad, que se ve al fondo:


Panorámica de las vistas que hay poco antes de llegar a estos dos abrigos de roca.


Al llegar al abrigo, uno no se encuentra con gran cosa... esto es lo que hay:

Primer abrigo de la Sierra del Bosque (cerro del Telégrafo)

Y, ya que el otro abrigo estaba bastante cerca, me acerqué a verlo. Aunque, visto éste primero... no albergaba esperanza de encontrar algo que ahondase mucho más en aquel cerro.

Y así fue.

Foto desde el fondo del segundo abrigo de la Sierra del Bosque.

Pero bueno, las vistas desde las cercanías a los abrigos sí que merecieron la pena...

Panorámica desde las inmediaciones de los abrigos.

Dejo el mapa de la localización aproximada de este par de abrigos, sin gran interés:

Rodeada con un círculo aparece la zona aproximada donde se encuentran estas dos covachas.
Pulsar imagen para ampliar.

Seguiremos ahora por las covachas de la Hoz del Río Júcar.

Para comenzar por esta zona, explicaremos que la hoz está formada en 2 farallones. Lo aclaro: tenemos un farallón calizo de unos 30 a 50 metros de altura, que parte cercano al nivel del río Júcar (donde se encuentran un montón de sectores de escalada deportiva que atraen a miles de escaladores de toda España cada año. Junto a la carretera CM-2105) y sobre él hay un cinturón de bosque de anchura variable, sobre el que, a su vez, hay otro farallón de roca con menor altura. A los pies de éste segundo farallón es donde se desarrollan la gran mayoría de abrigos rocosos y pequeñas cavidades de esta zona.

Por si no me he explicado bien, os dejo éste vídeo donde podéis verlo más claramente:

En este vídeo se aprecian los dos farallones rocosos que componen gran parte de la Hoz del Júcar en sus inmediaciones a la ciudad de Cuenca.

A las covachas de esta zona, desde donde mejor se accede es desde la senda que sale frente al Recreo Peral (Juego de Bolos) y que nos conduce por el cinturón boscoso, sobre el primer farallón, hacia la Ermita de San Julián el Tranquilo (patrón de la ciudad). A ver, es desde donde mejor se accede, pero eso no quiere decir que hacerlo sea fácil...

Por ejemplo, para llegar a la primera covacha, situada encima de donde se encuentra el edificio de la 'Playa Artificial de Cuenca' hay que subir una cuesta empinadísima de tierra dura pero suelta, y luego lidiar con zarzas y espinos hasta poder llegar a su boca desde el camino que lleva a la Ermita de San Julián. Desconozco el nombre de esta pequeña cavidad, si es que lo tiene...

Os dejo un par de imágenes de Cuenca tomadas desde la senda que conduce a la ermita, antes de subir campo a través para llegar a la primera covacha:

Panorámica de la parte de Cuenca que se asoma a la Hoz del Júcar desde la parte alta del primer farallónde roca.

La otra orilla de la Hoz desde el camino que nos lleva a la ermita de San Julián (patrón de la ciudad).

Esta covacha a la que me dirigía, la había visto desde la carretera que sube al Castillo por la Ermita de San Isidro. La entrada es baja, pero se puede pasar sin tener que agacharse demasiado. Dejo aquí una foto desde dentro:

Boca de esta cueva vista desde el interior.

Nada más pasar, la cueva asciende un poco y hay una antesala donde se puede estar de pie. Después hay que agacharse ligeramente para pasar a una sala también donde se puede estar en pie. A la izquierda de la entrada hay una zona rebajada, probablemente por erosión del agua hace mucho tiempo. A la derecha, la cueva parece continuar un poco hacia el interior del farallón por una pequeña gatera que un poco más adelante se cierra. Dejo un vídeo de esta pequeña cavidad, internándome desde su boca.

Vídeo grabado mientras entraba a esta pequeña cueva.


Estuve merodeando después para ver si en las cercanías había algún otro agujero en la roca, pero no vi nada más.

En otra ocasión me fui a la Cueva de San Julián el Tranquilo, pero desde arriba, desde la loma de Casasola (al oeste del Júcar). A ver, no es la Cueva de San Julián propiamente dicha la que buscaba (ya que está vallada) sino un gran abrigo de roca situado en un espolón rocoso que se encuentra a unos 60 o 70 metros sobre ésta. Llegué a situarme justo encima, en lo alto del espolón, pero desde ahí no se podía bajar, de modo que otro día lo intenté desde la ermita de San Julián (desde abajo) ascendiendo campo a través hasta el abrigo rocoso, del cual, por desgracia, no tengo fotos. Este gran abrigo se ve bien desde la carretera de San Isidro, que conduce desde el Puente de Valdecabras hasta el Castillo. Es poco profundo y la luz llega hasta su fondo.

Después de ello, y siguiendo por la misma orilla del Júcar, fui a investigar un gran abrigo que se deja entrever entre los árboles pasado el punto kilométrico 4 de la carretera CM-2105. Y me llevé una sorpresa al descubrir otra cueva justo al lado.

Tras subir por una empinadísima cuesta y 'jabalinear' entre multitud de plantas con espinas, al llegar a la base del farallón rocoso de arriba, me topé con esto:

Boca de entrada a una cueva que no me esperaba encontrar.

Y claro... tuve que meterme, a ver qué había...

Tras la entrada, de techo bajo pero que permite pasar sin necesidad de arrastrarse, damos con una sala amplia y donde se puede estar cómodamente de pie. Hay una columna de piedra a la derecha de la entrada y alguna pequeña colada que indica que esta cueva, durante algún tiempo, fue activa y de sus techos manaba algo de agua. Desde el fondo de la sala, lo que se ve es más o menos esto (la foto está retocada con efecto HDR para resaltar las zonas oscuras, pero al parecer no salió con muy buena calidad...)

Panorámica desde el fondo de esta pequeña cueva.

Aquí hay otra imagen de la pequeña colada que se aprecia a la izquierda de la foto anterior.

Pequeña colada al fondo de la cueva.

También hice algún vídeo, como los siguientes, del interior de esta cueva que no esperaba encontrar:

Mosquitos, arañas, algún nido y poco más... lo de siempre.

Vídeo mostrando la morfología de esta cuevecilla.

Detalle de la pequeña columna que hay a la derecha de la entrada.


Tras echar una ojeada salí, y andando por la base del segundo piso de roca, accedí al abrigo que había venido a ver. Para llegar a él tuve que armarme de paciencia y pelear con un montón de plantas con espinas, otra vez.

Ésta es la imagen desde el lateral derecho de este amplio abrigo.

Gran abrigo.

Una imagen de la boca, desde su interior:

Aspecto de la boca desde el fondo del abrigo.

Y una panorámica en HDR desde el fondo:

Panorámica desde el fondo, con efecto HDR.

Aquí, en el fondo del abrigo había un par de gours (una especie de pilones naturales donde se estancaba el agua). A la derecha del abrigo había restos de escorrentía, seguramente de hace mucho tiempo. Al comienzo de éste vídeo se aprecia la erosión provocada por agua que debía salir de ese rincón, ahora cegado:

Vídeo desde el rincón derecho de este abrigo.

También eran curiosas las raíces que recorren el suelo del abrigo. Para quien no lo sepa, las higueras, necesitan una gran cantidad de agua para crecer y dar sus frutos (algunas dan dos frutos cada temporada: las brevas en Junio y los higos en Agosto-Septiembre). Las raíces de las higueras son tremendamente fuertes, ya que remueven la tierra por donde se desarrollan. En su incansable búsqueda de agua incluso son capaces de partir grandes rocas si la raíz encuentra un resquicio por el que colarse y crecer. Se han encontrado raíces de higuera hasta cotas de 125 metros de profundidad en algunas cuevas y simas.

Aquí están las potentes raíces de la higuera que custodia la parte izquierda de esta covacha, internándose hasta las paredes del fondo de ésta en busca de humedad: 


Raíces de higuera hundiéndose en el fondo del abrigo para beber de la humedad que allí se almacena.

Ahora, pasaremos a la margen izquierda del río Júcar, a la altura donde parte el camino de la fuente de Martin Alaja. En el farallón rocoso donde se practica escalada, hay una curiosa cueva formada por un derrumbe de grandes bloques de caliza. A pesar de su corto desarrollo, ésta cueva si cuenta con nombre propio. Se llama: la Cueva del Sombrero.

Hay que subir por una empinada cuesta hasta ella, pero es la más evidente de las que se han mostrado hasta ahora, ya que, aunque su boca no se ve claramente, sí que se encuentra fácilmente debido al derrumbe de rocas que la formó. Ésta cueva se encuentra en la base del primer farallón, el más cercano al río.

En el último tramo hasta su boca hay que realizar una pequeña trepada, que no tiene dificultad. Dejo aquí un vídeo grabado desde la boca de entrada:

Vídeo desde la boca de entrada a esta cueva.

El interior es amplio y se puede estar de pie tranquilamente, pero no pasa de ser una sala irregular cuyo techo y paredes forman grandes bloques encajados. Dejo por aquí un vídeo de su interior:

Interior de la Cueva del Sombrero.

Y con esto, ya hemos visto unas cuantas covachas de la Hoz del Júcar... aunque también estuve en dos grandes abrigos de roca que se encuentran en el farallón superior de esta parte de la hoz, y que son fácilmente visibles desde el kilómetro 4 de la carretera CM-2105. Llegar a ellos fue un suplicio peligroso (ascendiendo por una empinada cuesta que resbala muchísimo) y no tenían gran cosa que ver, de modo que ni los fotografié... ni recomiendo a nadie intentar llegar a ellos.

Vamos a hacer un resumen de estas covachas y su localización aproximada en el siguiente mapa:

En color ocre está la primera covacha que hemos visto (encima de la Playa Artificial).
En color verde está el abrigo que hay sobre la Cueva de San Julián 'el Tranquilo' (del cual no hice fotos).
En color amarillo la cueva que descubrí buscando el abrigo que hay a su lado (km. 4 de la carretera).
En azul los dos grandes abrigos de roca a los que es difícil y peligroso llegar (de los que no hice fotos).
En rojo, la Cueva del Sombrero.

Y ahora, vamos a la Hoz del Río Huécar. Como dijimos al principio de esta entrada, he seleccionado tres cuevas de esta zona, aunque éstas ya no están tan cercanas a Cuenca capital. Ni son abrigos rocosos, sino que se adentran un poquito más bajo tierra.

Estas 3 cuevas sí que tienen nombres. Son: la Cueva del Agua, la Cueva de la Arena (ambas en el cruce de Palomera, en el kilómetro 6 de la carretera CU-V-9144) y la Cueva del Moro (ya en el término municipal de Palomera).

Las dos primeras no son conocidas apenas. Padre Errante nos habló de ellas, y de la época de sus inicios en la espeleología cuando subía con 15 años, hasta allí andando junto a unos cuantos amigos para entrar por primera vez en el apasionante mundo subterráneo.

No son nada fáciles de encontrar, ya que están situadas en la base del segundo farallón rocoso (ésta hoz es como la del Júcar, con dos niveles de roca: uno junto a la carretera y otro unos 30 -40 metros más arriba) en una cuesta empinada donde la maleza las oculta.

La Cueva del Agua nos costó encontrarla. Tanto que, menos mal que Padre Errante nos sacó las castañas del fuego. Cuando le dijimos que íbamos a buscarla, sin decirnos nada se fue con su coche al cerro de enfrente y, con unos prismáticos, nos observó. Cuando vio que no dábamos con ella, nos llamó al móvil para ir indicándonos sobre la marcha hacia dónde nos teníamos que mover para encontrarla, y al poco ya estábamos en la pequeña boca de esta curiosa cueva, a la que hemos vuelto un alguna vez más desde entonces.

La primera vez fuimos Hermano Errante y yo. Había nieve aquella tarde, y subir por la ladera era muy delicado. Tras seguir las indicaciones de Padre Errante llegamos hasta la boca de entrada y nos metimos, a ver qué se ocultaba ahí. Y lo que se ocultaba, era una sala de techo bajo (de 1,50 m de altura aproximada) con un charco que rodeaba una pequeña isla con 3 columnas calizas más o menos situadas en el centro de ésta. Bueno, mejor mirad las fotos, que se explican mejor que yo:

Sala principal de la Cueva del Agua.

Otra toma de las sala principal.

Hermano Errante junto a las columnas de la sala principal.

A la izquierda de la entrada había más charcos con agua, algunas columnas y tonos extraños en algunas rocas.

Zona encharcada junto a la entrada.

Más pequeñas columnas y agua.

Agua clara y colores curiosos en las rocas que forman esta cueva.

También tengo un vídeo de esta zona, a la izquierda de la entrada:

Primera parte de la Cueva del Agua.


A la izquierda de las columnas del centro de la sala (pasada la zona del vídeo anterior), hay un paso estrecho seco. Al final de él, un pozo al que se podía llegar andando también sobre el charco por la sala principal.

Hermano Errante se metió en ese pozo para ver adónde llevaba.

Paso estrecho por donde se puede esquivar el agua de la sala principal.

Foto que me hizo Hermano Errante desde el pozo donde acaba esta pequeña cavidad.

Hermano Errante saliendo del pozo final y vista de la cueva desde el fondo.


Otras vistas desde el fondo de la cueva son éstas:

Esta vez, parece que había menos agua...

Otro vídeo desde el fondo de la sala principal.


Ésta última imagen es de la segunda visita que hicimos a este lugar, ésta vez con Edu (de Fotoespeleo QNK) para hacer un par de fotos de esta cavidad y darnos otra vuelta por ella.

Preparando las fotos.


Yo hice un time-lapse de la sesión de fotos desde el fondo de la cueva:

Time-lapse durante la sesión de fotos.

Y el impresionante resultado de las fotos de Edu, fue el siguiente:

Foto hecha con un solo flash y aprovechando la escasa luz natural que entra por la boca de la cueva.
Hermano Errante al fondo como modelo.

Foto hecha con la iluminación de los flashes. Edu y Hermano Errante como modelos.

Sí que dio juego esta Cueva del Agua. Mucho más que su vecina. Su antítesis: la Cueva de la Arena. Y es que, los que pusieron nombre a estas dos cuevas, se lo curraron un montón (sarcasmo). La Cueva del Agua suele tener agua. ¿Y la Cueva de la Arena?


Evidente, ¿no? ¡Un montón de arena!

Parece mentira que estén tan cerca la una de la otra (unos 80 metros) y que sean tan parecidas, pero diferentes. La Cueva de la Arena se encuentra a la misma altitud que la del Agua (aproximadamente) pero bajo un farallón de poca altura. La entrada es baja, pero el interior formado por una única sala, es más alto que el de su vecina. Aquí se puede estar de pie, sobre una 'playa subterránea' de fina arena.

Hice un intento de fotografía panorámica en su interior, aunque con la luz del frontal moviéndose no es fácil cazar bien la escena. Pero bueno, se distingue más o menos la morfología de la sala de esta cueva...

Panorámica, algo borrosa, de la Cueva de la Arena.

Ésta cueva es totalmente fósil, al contrario que su vecina, pero en el techo presenta formaciones de tiempos muy remotos:

Formaciones fósiles de la Cueva de la Arena.

No tiene mucho más que señalar... salvo que, hay un buen montón de arena metido ahí dentro...


Dejo esta última foto de la boca de entrada desde el interior:

Boca de la Cueva de la Arena desde dentro.

Aquí dejo un mapa donde señala, aproximadamente, la localización de estas dos cuevas.

El punto azul representa la Cueva del Agua, y el punto marrón un poco más arriba, la Cueva de la Arena.

Vamos ahora con la más alejada de Cuenca de las que he incluido en esta entrada. Ésta cueva es muy conocida, y es fácil llegar a ella. Viene señalada en el mapa y, lo único que hay que hacer es seguir el camino que, pasando junto al cementerio de Palomera, discurre en dirección contraria a las aguas del Río Huécar por su orilla, hacia el lugar de su nacimiento. Tras cruzar un puente y subir una rampa, el camino se desvía a la derecha hacia un gran abrigo de roca el cual, presenta una abertura en su base. Ésta es la entrada a la Cueva del Moro, en Palomera:

Entrada a la Cueva del Moro, en Palomera.

La entrada es amplia, y se puede pasar de pie. Su interior, es curioso, ya que una alta diaclasa parte el techo en 2, formando una bóveda de curiosa forma. Es como si estuviésemos dentro de la cáscara de una almendra puesta de lado o un barco puesto al revés, con la parte más afilada a la derecha de la entrada, donde hay un estrechamiento que se cierra a los pocos metros. A la izquierda hay restos de gours, por donde el agua debía fluir hace mucho tiempo y el techo está más alto. El suelo de la entrada que recibe algún rayo solar es verdoso por el musgo, está muy plano y compacto (por el paso de la gente) y el ambiente es muy fresco en su interior.

Suelo verdoso, con musgo muy fino creciendo en él.

Ahí ando yo, como referencia para tener una idea de la altura y dimensiones de esta sala.

Cada vez que he ido a ella (que han sido muchas) me he preguntado cómo se pudo formar esta cueva con su curiosa morfología y sus grandes dimensiones interiores. Y, la última vez creí verlo claro. La diaclasa, en sentido paralelo al plano de la pared exterior de la cueva, se fue ensanchando y desprendiendo materiales, mientras se formaba una bóveda. Estos materiales fueron retirados por la gente hace mucho tiempo y por eso el suelo es completamente plano. Aunque, son conjeturas mías...

Atardecer desde la entrada a la Cueva del Moro.



Aquí está esta cavidad situada sobre un mapa:

Cueva del Moro (aunque en el mapa sale en plural...) al Este de Palomera.

Alguien dirá, que me he pasado por alto una de las cuevas cercanas a la capital más grandes y conocidas... pero, por eso mismo, he decidido obviarla. Se trata de la Cueva de la Zarza, de la cual sólo mostraré dos imágenes tomadas desde lejos, ya que se trata de un lugar de muy fácil acceso y, que doy por descontado que conoce bastante gente de la ciudad.

La Cueva de la Zarza vista desde el camino que sube al Cerro de San Cristóbal (cerro de las antenas).

A pesar del aspecto, consiste en una visera de roca de unos 35 metros de largo con un fondo de 7 u 8 metros.

Y, con esto ya os he mostrado unas cuantas cuevas y covachas cercanas a Cuenca, a las que, no hace falta llevar equipo especializado para entrar a curiosear, eso sí, dejando todo al irnos tal y como estaba, o mejor.

En esta entrada iba a incluir dos minas abandonadas muy cercanas a la ciudad, pero he pensado que se iba a alargar mucho la cosa y he decidido que formarán la próxima entrada de este blog, ya que bien merecen una mención aparte.

¡Hasta entonces, errantes!