miércoles, 27 de junio de 2018

PARTE I: Trilogía de espeleología en Cantabria - Cueva Cañuela (también llamada Cayuela) en Arredondo: la grandeza

Llegar a las inmediaciones de la Cueva Cañuela, fue ya de por sí un pequeño reto. Una carretera cortada que nos obligaba a dar un monumental rodeo por casi toda Cantabria (veníamos de intentar hacer una vía ferrata y dos barrancos cerca de Potes, pero el corte de la carretera en el desfiladero de la Hermida truncó esos planes y alargó nuestro viaje hacia Ramales de la Victoria, que era nuestro segundo destino) y luego, ya con el coche aparcado y el equipo a cuestas, perderse en la aproximación a la cueva por un camino de cabras, andando por un complicado lapiaz entre un denso bosque cántabro a 24 grados y con una humedad brutal (casi me deshidrato subiendo la ladera) hacía prever otro fiasco como el de la Hermida... pero cuando el GPS dice que estás cerca de la cueva, un chorro potente de aire frío te sorprende; miras ladera arriba y ves la inmensa boca de entrada excavada en la dura roca caliza del norte y entonces parece que todo lo anterior ha merecido la pena con creces, porque te das cuenta de que ahora te enfrentas a algo grande. A juzgar por la niebla y el aire frío que emana de la monumental boca de la cueva, es algo muy grande.

Ya en 1925, J. Carballo, fundador del Museo Provincial de Prehistoria, escribía esto sobre la boca de la Cueva Cañuela: "En los días calurosos vomita nubes, y muchos metros antes de llegar, el explorador siente helársele el cuerpo, ...". Esto sigue ocurriendo actualmente al pie de la letra.

En azul el itinerario de la aproximación partiendo desde un poco antes del kilómetro 1 de la carretera entre Arredondo y Bustablado. El punto rojo refleja la situación de la boca de la cueva.

Boca de la Cueva de Cañuela expulsando niebla y un viento realmente frío hacia el exterior. Desde aquí aún no se aprecian bien sus importantes dimensiones.

Unos grajos, o cuervos, que han anidado en el alto techo parecen saludarnos con sus graznidos, que para nosotros suenan más curiosos que amenazadores. Nos parece un buen augurio. Nos gustan los cuervos.

Por supuesto, voy con mi hermano: Mario (a partir de ahora será el Hermano Errante). Él es mi ‘compañero de cordada’. Un verdadero seguro de vida para meterse en sitios chungos y hacer que cosas peligrosas parezcan más fáciles. Él pone más cordura que yo en estas lides. Él es quien se informa, aprende, practica, me enseña y se perfecciona. Él me guía. Contigo siempre hermano.

Vale, ¡al lío! Estamos ante el frío aliento del macizo de la Peña Lavalle que tenemos delante, coronado por la aldea de pastores de Buzulacueva, donde se haya la sima de Tonio, que conecta con esta cueva de Cañuela haciendo una de las travesías más recorridas de España por su nivel técnico medio-alto y sus 6 horas de recorrido total.
Esta cueva es también llamada, y referida en varias publicaciones, como Cueva de Cayuela ya que, al parecer, en tiempos pasados se extraía de ésta un material usado antaño para construcción y denominado con ese nombre por los habitantes de la zona: la 'cayuela'.

Ya habíamos oído algo sobre las cuevas sopladoras. Esto es, más o menos, así: el aire caliente y húmedo que sopla el mar Cantábrico hacia tierra adentro desde unos 25 kilómetros al norte, asciende por enormes laderas escarpadas, entra por la estrecha sima, recorre las galerías debido a la diferencia de presión entre la boca de la sima y la de la cueva, que está cerca del fondo del valle, y se enfría en todo ese recorrido subterráneo llegando a alcanzar gran velocidad en los puntos estrechos y buscar la salida por la cueva, condensándose al contacto con el aire caliente exterior y soplando niebla constantemente. Hay que tener en cuenta que estamos en el mes de junio. Supongo que en invierno saldrá una corriente de aire constante igualmente, pero no formará niebla… bueno, en cualquier caso nos sorprende y hace que nos pongamos el equipo rápido antes de quedarnos fríos tras sudar de lo lindo en la aproximación.

Hermanos Errantes en la boca de la Cueva Cañuela, ya con todo el equipo de progresión puesto y preparados para entrar a este grandioso mundo subterráneo.

Queremos entrar cuanto antes en esta inmensidad subterránea pero, tras informarnos en Ramales de la Victoria y sabiendo que vamos a adentrarnos solo dos personas en un entorno no invita a cometer errores, que ahí casi siempre se pagan caros, seguimos las recomendaciones y llamamos al 112 para informar de la hora de entrada a la cavidad y la hora prevista de salida, para que, en caso de que surjan problemas y ese horario se sobrepase, alguien vaya a echar un vistazo. Este sistema de actuación nos pareció eficaz y, sin duda, ofrece seguridad a quien se adentra en terreno peligroso, ya sea una cueva, un barranco o cualquier lugar que no ofrezca posibilidad de comunicación con el exterior una vez en él. Debería implantarse y seguirse en todos lados.

Vídeo de entrada a la Cueva Cañuela con los cuervos, o grajos, que habitan el alto techo recibiéndonos entre graznidos.

La boca de la cueva se abre en dirección norte hacia el río Bustablado, unos 100 metros de altitud sobre el fondo de valle por donde éste discurre.

Por su colosal boca de entrada y sus dimensiones interiores, esta cueva es conocida desde antaño, citándose ya en el año 1846 en que se exploran los 200 primeros metros hasta el escarpe, y P. Madoz en su 'Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de Ultramar' comenta de ella que: "... se extrajeron, el año anterior, columnas y piedras de cal carbonatada cristalizada...". También, en el apartado arqueológico se menciona el hallazgo de materiales paleolíticos, otros de la Edad del Bronce y algunos restos Medievales. Quizá por ello, todo el amplio corredor de entrada está bastante limpio y no presenta formaciones. Debió ser muy recorrido en tiempos pasados, y se debió extraer gran cantidad de material de esta primera zona de la cueva.

Boca de la cueva vista desde unos 100 metros en el interior de la Galería de Entrada.

Galería de Entrada antes de llegar al pasamanos.
Aquí la luz de nuestros focos hace el mismo efecto que el de una cerilla encendida en medio de la noche; no iluminan apenas nada ante la inmensidad de techos y paredes.

Tras avanzar los primeros 200 metros por la amplia galería, nos encontramos con un desfonde que se ha de cruzar por la izquierda, anclando los cabos de seguridad del arnés a un largo pasamanos, de unos 30 metros, montado por la pared para evitar dicho punto peligroso. Este primer obstáculo se hace pesado por su longitud, pero para nada es difícil, dado el buen estado de las cuerdas fijas que hay montadas allí.

Después del pasamanos, se avanzan unos 150 metros por la continuación de la gran Galería de Entrada y aquí ya se pueden elegir dos caminos: uno que continúa por la gran galería bajo el bloque empotrado (hay un enorme bloque rocoso empotrado sobre la galería y suspendido como por arte de magia a unos 20 metros del suelo) y que llega al Cañón Oeste; y el otro camino, que parte de una galería colgada sobre la principal. Éste último es el que nosotros seguimos. 
Para subir los 15 metros que hay que salvar antes de acceder a esa galería colgada, hay una cuerda fija instalada, con un fraccionamiento, que superamos mediante los aparatos de progresión vertical (en este caso puño o Jumar y bloqueador ventral o Croll).

Aquí aparezco yo trepando el último tramo del resalte de 15 metros que hay que salvar para acceder al paso llamado 'El Bulevar'.

Vídeo donde aparece el Hermano Errante superando el resalte de 15 metros en ascenso.

Tras esta trepada, estamos a las puertas de El Bulevar, que sigue siendo una galería tan enorme que nuestros focos apenas rozan techos y paredes con sus luces tenues.

Topografía de esta primera parte de la Cueva Cañuela. En rojo el itinerario que nosotros seguimos.
Hacia la izquierda, Cañón Oeste, hay empresas multi-aventura de la zona que llevan grupos de personas de visita, ya que la progresión por esa parte de la cueva no es complicada y sus dimensiones siguen siendo espectaculares, pero nosotros no queríamos facilidades y seguimos nuestra exploración por donde la cueva se vuelve más laberíntica, aunque sigue siendo enorme.
Topografía sacada de la completísima página del Club Espeleológico Viana, de Guadalajara.

Ahora avanzamos hacia la Sala de la Encrucijada, la cual dejamos atrás rápidamente para ascender, por una cuerda fija con nudos, un resalte de 2 metros entre bloques y llegar a 'El Patinazo' donde al comenzar a andar por la resbaladiza arcilla que cubre el suelo nos damos cuenta de lo acertado del nombre de este pasaje. Una vez pasado este tramo, ya vamos viendo como la cantidad de concreciones de las paredes aumenta, jalonando el camino de estalactitas largas y finas y algunas coladas que se derraman por las paredes.

El Hermano Errante observando las estalactitas.

Ya estamos cerca de la Sala más curiosa de esta enorme caverna: la Sala de las Sierras, donde se dan unas formaciones únicas, que en el libro 'Los Colores de la Oscuridad: Cantabria, un paraíso subterráneo' el autor describe así: “Extraña y única es la génesis de “sierras gigantescas” en Cañuela, donde las estalactitas con bastantes metros de altura  penden del techo con formas planas y amenazadoras. Sin duda, fue el viento el responsable, al provocar el crecimiento de la concreción a su favor”. La Sala de las Sierras es sobrecogedora a la vez que extraña. Dejo un vídeo que, si bien no muestra claramente la belleza de este lugar, pondrá al lector más o menos en situación:

Sala de las Sierras de la Cueva Cañuela. Pido disculpas por la mala iluminación, al parecer 350 lúmenes no son suficientes para iluminar adecuadamente las grandes cuevas de Cantabria...


Desde aquí seguimos avanzando en dirección suroeste hacia la Galería del 10 de Agosto. Lo de la dirección suroeste, aquí es la clave. Me explico. En estas grandes cuevas, con redes de galerías a varias alturas y salas de dimensiones tan exageradas, se hace casi indispensable el uso de brújula junto con la topografía de la cavidad, ya que es fácil extraviarse y no saber luego qué camino coger. Por suerte, mi hermano iba mirando la topografía de vez en cuando para saber por dónde íbamos y solo tuvimos que echar mano de la brújula, que yo llevaba, un par de veces para cerciorarnos de que el rumbo seguido era el correcto. Es muy importante orientarse bien en las cuevas grandes o laberínticas ya que, por ejemplo, en esta misma cueva se han dado varios casos de intervenciones por parte del servicio de emergencias para rescatar a grupos de espeleólogos que vagaba perdidos por estas intrincadas redes subterráneas sin encontrar la salida... al parecer nuestro sentido de la orientación no es malo bajo tierra. Nosotros no nos perdimos ni anduvimos en ningún momento por galerías sin saber dónde estábamos. Somos Errantes, ¿no?

Alma Errante entre estalactitas y estalagmitas, cerca de la Galería del 10 de Agosto.

Grandes e impresionantes estalactitas en la Cueva Cañuela, en la sala al final de la Galería del 10 de Agosto.

Topografía y recorrido seguido en esta segunda parte de la Cueva Cañuela.

Tras pasar la Galería del 10 de Agosto se oye un rumor que se va acrecentando conforme avanzas por la cueva. Se trata del curso activo de ésta, un río subterráneo que atraviesa la cueva por un desfonde entre el que nosotros pasamos con mucho cuidado y prestando máxima atención, ya que caer aquí (son 23 metros de pozo bajo el que discurre el agua, a juzgar por el sonido, con bastante caudal) supondría un grave accidente. Desde ahí accedemos a la Sala del Vivac, la cual cruzamos sin detenernos.

A partir de este punto dejamos de tomar fotos y nos centramos en avanzar con cautela ya que, llegando a la Antesala, el recorrido progresa por un caos de bloques ascendente con gran pendiente en algunos puntos e incluso con un paso de 4 metros con cuerda fija que hay que trepar con mucho cuidado. Este caos de bloques sigue ascendiendo constantemente y, guiados por hitos de piedra y tiras reflectantes colocadas por algunos grupos para no perderse al hacer la travesía, subimos alrededor de 80 metros de desnivel trepando entre grandes fragmentos de roca desprendidos del techo. Este avance cansa muchísimo y obliga a estar atento en todo momento ya que un resbalón puede ser catastrófico a estas alturas.

Ya queda muy poco. Nos acercamos a nuestro objetivo: la gran Sala Olivier Guillaume. Queríamos llegar a ella. Ya casi estamos.

En lo alto del caos de bloques nos paramos en seco. Estamos ante nuestra meta. Los focos luchan contra la inmensa oscuridad que nos arropa. Se ven retazos de paredes y techos, pero muy desdibujados por la gran distancia que nuestros haces de luz tienen que recorrer hasta dar con ellos. No es para menos, pues estamos en la 2ª sala subterránea más grande de España que con 302 metros de largo por 115 metros de ancho, y una superficie aproximada de 26.800 metros cuadrados, nos sobrecoge y a la vez nos tranquiliza. Aquí es donde conecta la sima de Tonio con la cueva Cañuela para dar lugar a la travesía Tonio-Cañuela que tantos espeleólogos realizan cada año. Aun con todas nuestras linternas encendidas, apenas logramos arañar la oscuridad que reina por siempre en este inmenso lugar, pero somos conscientes de que lo hemos conseguido. 

Nos sentamos en un sitio, más o menos plano, de entre el caos de bloques que cubre el suelo para beber agua y comer unos higos secos que traíamos de aperitivo. El aire helado que recorre la cueva aquí también se deja notar y tras un breve descanso nos ponemos en marcha para volver sobre nuestros pasos antes de quedarnos ateridos por el frío y la humedad.

Recuerdo las palabras que leí en un libro sobre alpinismo: "La cima es sólo la mitad del camino." y ésta era nuestra cima, pero estábamos a mitad de camino de volver a la superficie. Hay que desandar lo andando y, en las oscuras entrañas de la tierra, esto no es fácil. Por ello, damos la espalda a esta maravilla subterránea e iniciamos la bajada por el inmenso caos de bloques con más cautela aún que a la subida. Piernas y brazos en tensión constante, ¡un buen ejercicio vamos!

Topografía sobre la que he marcado el recorrido de la tercera parte de esta cueva hasta la gran Sala Olivier Guillaume, que era el punto hasta el que queríamos llegar en nuestra exploración.

No hubo ningún contratiempo en este recorrido de vuelta. Avanzamos por las grandes galerías de nuevo hasta el resalte de 15 metros que habíamos subido, y que ahora bajaríamos ayudados de los elementos de descenso (yo con descensor Dressler y mi hermano con descensor Stop) y volvemos a la Gran Galería de entrada. Cruzamos el largo pasamanos de 30 metros y volvemos a ver la luz del sol tras 5 horas y pico bajo el subsuelo cántabro. Salimos cansados pero exultantes. Misión cumplida.

El Hermano Errante descendiendo el resalte de 15 metros de la galería del Bulevar hacia la Galería de Entrada. Tuvimos que pelearnos con la cuerda fija para poder descender. Debido a la humedad estaba hinchada y los descensores no corrían bien, haciendo que la bajada fuese lenta y trabajosa, pero sin apenas peligro de caída.

Vídeo de la Galería de Entrada con mi hermano a lo lejos caminando hacia la luz diurna.


Topografía completa de la Cueva Cañuela, sacada de la página del Grupo Espeleológico Viana. La pongo por aquí para que el lector/a se haga una idea de las dimensiones totales de la cueva y de los 16.211 metros de desarrollo total con que cuenta el sistema.

Pues, de momento, eso es todo. Ésta es la primera crónica de una trilogía para mostrar las grandes cuevas que visitamos en Cantabria, por los alrededores de Ramales de la Victoria, durante la tercera semana de este mes de Junio.

En la próxima entrega la excéntrica caverna de: Cuevamur.

¡Hasta entonces!

sábado, 16 de junio de 2018

Mañana de 'Serranismo' (trekking de ascenso a 5 picos de más de 1.800 metros de la provincia de Cuenca)

Al deporte que consiste en escalar grandes montañas, se le llama generalmente alpinismo. La palabra alpinismo proviene del lugar donde nació esta práctica deportiva: los Alpes, evidentemente. 
Si bien, en círculos más técnicos del asunto, pueden usarse términos distintos para cada tipo de alpinismo, en función del lugar o región donde se desarrolla la ascensión. Así podemos hablar de términos como: himalayismo (cordillera del Himalaya), andinismo (en la cordillera de los Andes), dolomitismo (en la región de los Dolomitas), pirineismo (en nuestros Pirineos), etc.

Pues bien, basándome en este principio, he inventado el término 'Serranismo', que vendría a hacer referencia al lugar general donde se desarrolló este reto personal pseudo-alpinístico: la Serranía de Cuenca. Aunque más exactamente fue en la Sierra del Agua...

Veamos:

En el mapa a escala 1:200.000 del IGN (Instituto Geográfico Nacional) aparece con el nombre de Sierra de Valdeminguete todo el cordal, a ambos lados de la carretera que sube por el Puerto del Cubillo, en el centro de la imagen. Sin embargo, ampliando a un mapa a escala 1:50.000 (siguiente imagen) al cordal montañoso que está al sur de la carretera se le denomina Sierra del Agua. Como vemos, este escenario es la antesala de los Montes Universales y linda con la provincia de Teruel.
(Pinchar foto para ampliar)

Mapa a escala 1:50.000 del IGN. Aquí, en la llamada Sierra del Agua es donde se desarrolló este reto; en el llamado Monte Veguilla del Tajo, cercano al término municipal de Huélamo. 
El marco geográfico es el siguiente: la Sierra del Agua se encuentra encajada entre la Sierra de Valdeminguete (al norte-noroeste, donde se encuentra el pico de la Mogorrita) y la Sierra de Zafrilla (al sureste, donde se encuentra el pico Umbría del Oso).
El collado que queda entre la Sierra de Valdeminguete y la Sierra del Agua hace de puerta de paso entre las provincias de Cuenca y Teruel, conectadas por la carretera comarcal CU-V-9161 que cruza entre ambos cordales por el llamado Puerto del Cubillo. Ésta es la antesala de los Montes Universales que quedan un poco más al noreste, ya en la provincia de Teruel.

Con estos datos ya tenemos una trama y un escenario.
Lo que se le ocurrió al Alma Errante que habita en mi interior fue, irme la mañana del día 1 de mayo a subir cinco de los picos de más de 1.800 metros que se encuentran al sur de la carretera que atraviesa el puerto del Cubillo (al norte, cercano a la carretera, queda únicamente la Mogorrita con 1.864 metros, el pico más alto de la provincia de Cuenca, pero ninguno más que supere los. 1.800 metros de altitud, que es donde estaba la gracia del asunto).

Así pues, me planté en el puerto del Cubillo alrededor de las 9 y media de la mañana, y dejé el coche junto a la carretera, a pocos metros de donde sale a la derecha el camino que conduce a la Fuente del Becerro. Al comienzo el camino bordea el Barranco de la Fuente de la Zorra, primero por una orilla, y después por la otra. Desde ahí, comienza a ascender en dirección a la Fuente del Becerro, pero antes de llegar a dicha fuente, sale una pista estrecha a la izquierda, y ahí comienza el empinado ascenso hacia el primero de los objetivos del día: el Cerro del Enebral, el cual se eleva 1.818 metros sobre el nivel del mar. Cuando subí presentaba este aspecto:

Panorámica desde la cima del Cerro del Enebral (a 1.818 metros)

Vídeo panorámico desde la cima del Cerro del Enebral

Habiendo superado ya un desnivel de 291 metros, dado que el coche estaba aparcado a 1.527 metros de altitud, y habiendo entrado en calor, seguí mi ruta avanzando en dirección sureste por el cordal de la Cruceta, que era el segundo objetivo del día. Aproximadamente a mitad de esta segunda cima encontré los restos que aparecen en la siguiente fotografía, que según tengo entendido fueron pequeños refugios levantados durante la Guerra Civil, ya que en la zona sur de Teruel que linda con la parte noreste de la provincia de Cuenca, había un frente en el que las batallas y escaramuzas fueron muy frecuentes. En cordales cercanos como el de la Mogorrita también se pueden observar restos de estos refugios.

Restos de un pequeño refugio en el cordal de la Cruceta. Dada la situación (tanto por la altitud y la proximidad al frente de Teruel) toda esta sierra debió ser muy transitada durante los duros años de la Guerra Civil por combatientes de ambos bandos.
Ya quedaba poco para llegar a la cumbre más alta de las que se ascendía en este reto. A esta cumbre (y también a la última del reto: el Risco) ya la había visitado el 1 de enero y la conocía, aunque en aquella ocasión tenía menos nieve.
Las vistas desde ahí son impresionantes se mire hacia donde se mire. Este pico está menos poblado de árboles que los demás y por ello la visibilidad hacia todos los puntos es excepcional. Eso sí, corría un viento gélido que no invitaba a permanecer en la cima durante mucho tiempo...

Ventisquero junto a la cima de la Cruceta, en la cara  que mira al noreste, hacia los Montes Universales y la provincia de Teruel. Esa cara del cordal es algo más abrupta que la que mira al suroeste.

Fotografía panorámica desde la cima de la Cruceta (que con 1.859 metros sobre el nivel del mar es el 2ª pico más alto de la provincia). A la derecha de la imagen se ve la cima de la Mogorrita (1,864 metros), el pico más alto de Cuenca. El cordal de la Cruceta podría ser una continuación del de la Mogorrita, ya que siguen la misma dirección, están muy próximos, casi alineados y sus formas son muy parecidas; pero los separa la carretera y los barrancos junto a los cuales ésta asciende (Barranco de la Fuente de la Zorra y Barranco del Judío)

Vídeo panorámico desde los 1.859 metros de la cima de la Cruceta. Al comienzo del vídeo se ve la cima de la Mogorrita (entre los segundos 3 y 5 aproximadamente) y luego los Montes Universales (ya pertenecientes a Teruel).

Tras recrearme con las vistas y sentir el frío de esas altitudes, bajé siguiendo aún el mismo cordal, crucé el paraje de la Hoya de los Zapateros y encaré la tercera cumbre de la mañana: el Melquizas, que dista solamente 1,3  kilómetros de la Cruceta.

Aquí la vista  de los alrededores era bastante escasa, ya que el pico está poblado por gran cantidad de pinos albares. Eso sí, debido a ello aquí no corría viento, lo cual era de agradecer.
Mencionar también que aquí es donde más nieve acumulada encontré de toda la ruta. En algunos puntos, iniciado el descenso de este pico, llegué a hundirme hasta las rodillas.

Fotografía panorámica desde la cumbre del pico Melquizas, que con sus 1.836 metros es la 4ª cumbre más alta de la provincia de Cuenca.

Vídeo panorámico desde la cumbre del Melquizas. Pinos albares por doquier.

Con la conquista de esta cumbre había recorrido ya las tres que seguían el mismo cordal, y tras descender del Melquizas, y cruzar una pista forestal, fui en busca de la 4ª cumbre de la mañana: la Majada de las Chozas, situada en el mismo cordal, al sureste de la última cumbre que me quedaba.
Este cordal está separado del anterior por unos 700 metros y discurre paralelo a éste, con la misma dirección, pero con menor forma de cresta y altitud.

Éste fue el pico más fácil de subir en toda la mañana. No había nada peculiar en él.

Fotografía panorámica desde el pico Majada de las Chozas (de 1.816 metros de altitud).

Vídeo panorámico desde la cumbre del pico Majada de las Chozas.

Tan sólo quedaba descender de aquí y ascender a la cumbre de el Risco (de 1.815 metros de altitud) la cual ya conocía de mi excursión por la zona del 1 de enero de este mismo año.
Andando en línea recta desde la anterior cumbre había que avanzar solamente 1,3 kilómetros. Cubrí rápidamente esta distancia ya que, como llevaba buen ritmo de avance durante toda la mañana no había querido parar a almorzar, para no perderlo; y por ello un hambre implacable hacía rugir mi estómago.

Antecima de el Risco, que con sus 1.815 metros era la 5ª cumbre de más de 1.800 metros que culminaba en la misma mañana. Ya estaba cerca, sólo había que subir al punto más alto. 


Vídeo panorámico desde la cumbre de el Risco.


Otro vídeo panorámico de la cumbre de el Risco. ¡Misión cumplida!


Por fin podía parar a almorzar y descansar un poco, de modo que busqué un lugar a resguardo del gélido viento, devoré mi bocata y poco después inicié con una sonrisa en la cara el descenso hacia el coche.

Aquí está el dibujo de la ruta recorrida. Al final, según el GPS, me salieron 16 kilómetros de recorrido, con un desnivel positivo acumulado de 674 metros, bastante asequible a cualquier forma física. Vamos, que no es una ruta dura...
Total, que al final me salieron 16 kilómetros justos de recorrido e hice honor a la modalidad de alpinismo adaptada a la Serranía de Cuenca: el 'Serranismo'. Aunque ésto sólo consiste en andar y no perderse... jeje

Espero que os haya gustado. ¡Hasta la próxima entrada!

sábado, 9 de junio de 2018

Hoz de Tragavivos: El paraíso perdido conquense

En esta primera entrada seria del blog vamos a acercarnos al majestuoso, imponente, enigmático e increíblemente puro paraje de la Hoz de Tragavivos. 
Situada en tierra de nadie entre los pueblos de Cañizares (que queda a unos 4,5 km. al sur de la hoz), Puente de Vadillos (a unos 5 km. del centro de esta hoz, en dirección sureste), Carrascosa de la Sierra (también situado a unos 4,5 km. pero esta vez en dirección noreste) y la pequeña, tranquila y mágica aldea de la Herrería de Santa Cristina (a 2,5 km. al oeste del punto central de la hoz, más o menos donde ésta acaba). A la izquierda (ampliar la imagen pinchando en ella) se ve la aldea de la Herrería de Santa Cristina encaramada sobre un meandro del Guadiela.


Plano general donde se observa la ubicación de cada una de las poblaciones que rodean a la Hoz de Tragavivos. En el centro de la imagen (hay una pequeña cruz) estaría aproximadamente el tramo medio de esta hoz de unos 4,5 kilómetros de largo. La hoz corre en dirección este-oeste.

Pues bien, no es casualidad que quiera empezar la andadura en el blog con la crónica de mis visitas a este lugar, ya que es, hasta el momento, mi preferido de toda la amplia geografía conquense. A él he accedido por varios puntos para quedarme embelesado admirando su magnitud y tranquilidad. Y aún tengo que  volver algunas veces más, ya que me quedan algunas cosas que oculta esta hoz por visitar…

Recuerdo que la primera vez que me asomé a esta hoz fue hace ya muchos años. Iba con mis padres y tras dejar el coche en la presa del Embalse del Molino de Chincha (a la que se accede desde el Puente de Vadillos por un camino que sale a la izquierda al final del pueblo, antes de entrar en la Hoz de Beteta). Esa presa se puede cruzar sin problemas y bajar al otro lado, por el llamado Estrecho del Guijarro, que era una estrecha garganta entre 2 formaciones en cresta (conocidas por aquí como ‘Cuchillos’ o ‘Cuchillares’) que se aprovechó en la posguerra para emplazar el muro de hormigón que retuviera las aguas del Río Guadiela, que es el que talló la Hoz de Tragavivos.


Detalle de los 'cuchillares' que forman el Estrecho del Guijarro, donde se ubicó la presa de hormigón del Embalse del Molino de Chincha y comienza la Hoz de Tragavivos. 

La presa del embalse ocupa el espacio entre los dos cuchillares que se observan cerca del centro de la imagen. A la derecha comienzan a verse los paredones del paraje de Cabeza Pinosa (orilla norte de la hoz), donde se aprecian sus dos niveles de verticales rocas calizas de color claro. Ese es el corazón de la hoz de Tragavivos.
A la izquierda amanece sobre el Embalse del Molino de Chincha.
Fotografía tomada desde paraje de Pozo de la Jara, al sur de Carrascosa de la Sierra (pulsar la imagen para verla ampliada)

Esa vez, creo recordar que solamente curioseamos un poco por el comienzo del canal de agua que sale desde detrás de la presa de hormigón. Éste fluye por el flanco sur de Tragavivos en dirección oeste hasta la aldea de la Herrería de Santa Cristina, donde se deja caer el agua entubada hacia los generadores de la Central Hidroeléctrica del Infiernillo. Pero esta excursión no fue más que el primer acercamiento a este paraje. Aquella vez no nos adentramos en Tragavivos.
Por esa época viajé (también junto a mis padres, pues aún era pequeño) a la mencionada aldea de la Herrería de Santa Cristina, que está unida a la “civilización” únicamente mediante dos largas pistas forestales sin asfaltar: una que sale más o menos desde el Puerto del Monsaete cerca de Cañizares; y la otra desde Carrascosa de la Sierra. Recuerdo que me sorprendió bastante lo apartada que está la aldea de las vías de comunicación y que en ese momento pensé que, en cuanto algún habitante se pusiese malo o tuviese problemas, de que llegase la ayuda bien podría haber muerto… aunque en esa época ignoraba lo rudas que deben ser las personas que allí habitan para soportar un duro invierno en aquel entrono. 

Con el tiempo, y ya con mi propio coche, he viajado varias veces más en solitario al encuentro con este paraje. La primera de esas veces por el camino que llega a la Herrería de Santa Cristina desde el puerto del Monsaete (pasado Cañamares y antes de Cañizares). Esta pista forestal está en peor estado que la que baja desde Carrascosa de la Sierra, de modo que tuve que dejar el coche a 2 kilómetros y andar hasta la Central Hidroeléctrica del Infiernillo, situada antes de la entrada a la aldea. A la derecha de ésta sale un empinado camino que asciende junto a los tubos que traen el agua desde el embalse. Ese camino sube hasta el canal.


Cascada tobácea en el Guadiela, poco antes de llegar a la Herrería de Santa Cristina,
cuando el agua ya ha abandonado la Hoz de Tragavivos.

El canal, que se transita por su borde, sobre una superficie de dos palmos de ancho y en algunos puntos junto a un precipicio, no es apto para personas con vértigo y personalmente a mí no me gusta recorrerlo ya que la escasa anchura de éste hace que tengas que ir más atento de donde pones el pie que del paisaje que te rodea. 

El canal, en varios puntos, se ve obligado a ir soterrado bajo secciones de la ladera para no perder la inclinación necesaria para que el agua fluya por él. En uno de estos túneles, seguí una vereda poco marcada que discurría sobre éste, pero al no encontrar el otro extremo donde surgía de nuevo me vi obligado a seguir subiendo, hasta que me di cuenta de que estaba demasiado arriba para volver al canal. 

Me encontraba en el nivel intermedio de las paredes de Tragavivos. A ver, me explico: ambos lados de la hoz, en su parte más alta se encuentran a unos 300 metros sobre el cauce del Guadiela, y aproximadamente a la mitad hay un espacio más o menos plano, que es donde yo me encontraba. Es decir, que estaba en un balcón a 150 metros del río, y bajo otro balcón que se elevaba unos 150 metros detrás de mí.

Las vistas eran realmente impresionantes. Colgado en un puntal de la pared enorme que hay en frente de donde se une la Hoz Somera con la de Tragavivos, observaba a los buitres y la calma del río al discurrir entre un denso mar verde de pinos al fondo de la hoz. Verdadera paz. A ver qué os parece a vosotros:


Vídeo desde la pared de piedra del paraje llamado Mosquil, en el lado sur de la Hoz de Tragavivos, justo en frente de donde desemboca en ella la Hoz Somera, aproximadamente a 1,5 kilómetros de la aldea de la Herrería de Santa Cristina.

Paredes norte de la hoz de Tragavivos. Aquí se aprecian perfectamente los dos niveles de que constan las paredes de esta hoz: una pared desplomada enorme seguida de un balcón más o menos llano y seguida después por otra pared aún más desplomada que baja hasta el cauce del río. El tajo que se ve en medio de la imagen corresponde a la desembocadura de la también impresionante Hoz Somera (que baja hasta este punto siguiendo una dirección norte-sur desde las inmediaciones de Carrascosa de la Sierra) en esta parte de la Hoz de Tragavivos.
Paredes del paraje Cabeza Pinosa que cierra la parte norte de la hoz de Tragavivos. Desde lo más alto hasta el cauce del río hay aproximadamente 300 metros de desnivel.

El sitio me dejó durante largo rato boquiabierto. Literalmente. Creo que incluso sufrí algunos síntomas propios del Síndrome de Stendhal. Me vi abrumado por tan monumental paisaje, pero también tentado de recorrerlo por todas las partes donde fuese posible. De perderme en él hasta conocerlo por completo. Y así es como me enganché a este lugar, un 15 de Octubre de 2017.

En rojo el recorrido de mi primera exploración en solitario de la hoz de Tragavivos desde la Central Hidroeléctrica del Infiernillo hasta el paraje de Mosquil.

El día 1 de Noviembre de 2017 (16 días después de recorrer la parte sur de la hoz) volví. Sentía la llamada de Tragavivos y no podía resistirla.

Esta vez quise recorrer la parte norte, cuyo acceso es más asequible a nivel de dificultad (se llega más fácilmente que al lado sur, aunque el recorrido a pie es bastante más largo) y con unas vistas que no son menos impresionantes que desde la orilla contraria. Para ello dejé el coche en las cercanías de Carrascosa de la Sierra y bajé caminando por la pista forestal que conduce a la Herrería de Santa Cristina.

Este camino, en su descenso hacia la pequeña aldea, cruza la Hoz Somera, tributaria de la de Tragavivos, por el Puente de las Tobillas que es el lugar desde el que parte el tramo inferior de esta hoz que se hace en descenso de barrancos (equipado con 6 rápeles y que vamos a recorrer este domingo aprovechando que aún llevará buen caudal).
Antes de llegar a dicho puente, en la parte norte del paraje de Cabeza Pinosa, hay una senda poco marcada que lleva a los cortados que se asoman a la hoz de Tragavivos en su tramo medio. Subiendo se puede ver a la izquierda el caos topográfico que es el Estrecho de Madereros y enfrente el lugar donde cae en la hoz el Arroyo de las Loberas con el que tengo una cuenta pendiente que ajustar...

En el centro de la imagen una de las 'cuchillas' de Tragavivos atravesada por el canal de agua. A su derecha baja el barranco del Arroyo de las Loberas que tengo pendiente de recorrer como reto personal. No parece fácil bajar por ahí a Tragavivos, pero quiero intentarlo de todos modos.
A la izquierda se ve un poco el paraje del Estrecho de Madereros que debió suponer un quebradero de cabeza para los topógrafos que hicieron el mapa de la zona, ya que tiene unas formas y desniveles increíblemente enrevesados.

Ya en Cabeza Pinosa y asomado a Tragavivos lo único que hay que hacer es seguir andando por el borde del precipicio sobre las buitreras, que se encuentran en su mayoría a este lado de la hoz (supongo que por ser más cálido al estar orientado al sur), y admirando el paisaje.

Paredes calizas de Cabeza Pinosa que se derraman sobre la hoz. En algunos puntos son de hasta 150 metros de altura. En este lado es donde se encuentran la mayoría de la buitreras de Tragavivos.
Panorámica donde se ve la orilla sur de Tragavivos (por la que discurre el canal) desde Cabeza Pinosa.

Vídeo desde uno de los puntales del paraje de Cabeza Pinosa.


Ese día también tenía en mente el objetivo de encontrar el Covacho de las Pintas, un abrigo de roca grafiteado por antiguos habitantes del lugar, y poco conocido, que está en Tragavivos. Quería ver las pinturas rupestres cuanto antes, ya que leí por ahí que se estaban borrando y estropeando por culpa de la inclemente meteorología del lugar. El problema era que tenía que bajar al 'balcón inferior', y no encontré un camino seguro para hacerlo... con lo que me dejé el Covacho para volver en otra ocasión.

En el puntal de roca del lado izquierdo que más se adentra en la hoz es donde estuve en mi anterior visita. Desde aquí se aprecia la enorme cantidad de pinos apretados que pueblan el fondo de la hoz.
Mapa del recorrido de mi segunda aventura en solitario por Tragavivos, a donde bajé desde Carrascosa de la Sierra siguiendo la pista forestal que conduce a la Herrería de Santa Cristina.

Más tarde volví de nuevo por esos parajes, recorriendo en dirección sur la Hoz Somera hasta su desembocadura en Tragavivos pero eso puede que sea otra entrada aparte más adelante... aun  así, de esa excursión os dejaré otra fotografía de Tragavivos tomada desde su unión con la Hoz Somera.

Tragavivos desde la desembocadura de la Hoz Somera.

Desde luego, es un paraje que me tiene hechizado y al que voy a volver más veces, ya que tengo intención de encontrar el Covacho de las Pintas y también tengo en mente el objetivo de intentar atravesar toda esta hoz, con neopreno, por el cauce del río... además del reto que me puse a mí mismo de intentar bajar a Tragavivos desde las cercanías del mirador que hay al final de la Pr-Cu 91 que parte desde el pueblo de Cañizares, que es el Arroyo de las Loberas y que he mencionado en esta entrada...
Y, ahora que me acuerdo, tengo pendiente también bajar a las profundidades de la Herrería de Santa Cristina por la cercana Cueva del Becerro... ¡Vamos, que me queda Tragavivos para rato!

Fotografía por satélite de Tragavivos.

jueves, 7 de junio de 2018

Presentación


Al final me he dejado llevar por una débil corriente de opiniones, vertida por parte de algunos allegados, que me alentaban a publicar los relatos de mis salidas al campo en un blog, en lugar de hacerlo como hasta ahora en mis redes sociales.

Este blog nace, por tanto, gracias al empuje y apoyo de esas personas. Y gracias también a mi pasión por la naturaleza, a la que intento escapar cada vez que tengo algo de tiempo libre… ya sea para hacer rutas de trekking señalizadas (de la Red de Senderos de Cuenca), rutas campo a través improvisadas, explorar cuevas (soy Federado con el Grupo Espeleológico Conquense Lobetum), descender barrancos (estoy Federado por ASEDEB), buscar parajes y rincones recónditos para la mayoría de mortales o ponerme a mí mismo retos que se desarrollan en el medio natural.

Aunque, tengo que reconocer que, tuve bastantes dudas sobre si escribir en un blog, o no hacerlo, ya que sobre la temática y algunos lugares que ocuparán mis entradas, es probable que ya se hayan ocupado grandes blogs que también salen de esta tierra de Cuenca, como son: http://elbrilloenlamirada.blogspot.com/ y https://entreorzaygamon.blogspot.com/ que con gran maestría, afán y profesionalidad publican asiduamente sus excursiones y salidas campestres. Pasearse de vez en cuando por estos blogs (y por algún otro) se hace imprescindible para los amantes de la naturaleza de esta provincia que quieran desgranar algunas incógnitas sobre los parajes de nuestra tierra.
Ante estas dudas que me surgieron, finalmente me dije: “Aquí hay mucho monte y muchos parajes peculiares. Creo que podré añadir alguna información diferente de la que aportan ellos, o dar a conocer algún lugar a donde ellos no hayan ido”. Y así, me puse manos a la obra con este proyecto que quizá amplíe y complemente alguna información ofrecida por mis predecesores. Espero aportar aquí mi granito de arena.

Siempre me ha gustado expresarme mediante la escritura, y este blog será también un vehículo para dar rienda suelta a ese gusto por la expresión escrita. Aunque he de advertir que esto es un arma de doble filo, ya que quizá algunas entradas se extiendan en demasía… pero, aunque soy de la opinión de que una imagen no vale lo mismo que mil palabras, también incluiré bastantes imágenes en las entradas y no sólo texto.

En resumen, este blog tratará sobre las andanzas y aventuras de un alma errante en los montes y la naturaleza de la provincia de Cuenca (y quizá también en alguna provincia adyacente)

Espero que les guste y que conozcan muchos lugares nuevos en las entradas de este espacio. Y sobre todo, gracias por ojearlo, ya que eso hace que merezca la pena el esfuerzo.

Un saludo. Nos vamos viendo por aquí.

Fdo. Capo

Helechos en el paraje de Selva Pascuala, cerca del municipio de Villar del Humo

El autor del blog en el fin del mundo (Cabo de Finisterre, Costa Da Morte)